Una sombra de violencia calculada y cruda sacudió esta semana a Colombia. Han ocurrido más de 30 ataques en lo que va de junio, una escalada terrorista que las autoridades del orden nacional y territorial no veían venir y cuya magnitud parece haber desbordado las capacidades institucionales.
En un contexto cada vez más sensible y polarizado, EL TIEMPO pudo confirmar con fuentes de inteligencia militar que los ataques ocurridos principalmente en Cauca y Valle del Cauca, el pasado 10 de junio, ya habían sido advertidos a la Policía Nacional días antes.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Atentados en Valle y Cauca. Foto:
“Había información precisa sobre posibles acciones de alto impacto en el suroccidente. Se alertó a las unidades policiales sobre la activación de células urbanas”, confirmó a este diario una alta fuente de inteligencia militar, que pidió reserva de su nombre. “Se trataba de una retaliación simbólica y operativa”, añadió, en referencia a fechas conmemorativas de cabecillas abatidos.
Sobre la escalada terrorista, el ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez, señaló desde Cali que casi el 80 de los atentados se pudieron contener. “El 72 por ciento de los intentos terroristas se neutralizaron, quiere decir que había inteligencia, pero no fuimos capaces de neutralizar el 100 por ciento de los atentados terroristas, que se camuflan dentro de la población, utilizan motos, utilizan vehículos”.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Desde la Federación Nacional de Departamentos (FND), los gobernadores levantaron la voz. “El país enfrenta una amenaza híbrida que combina insurgencia, crimen organizado y terrorismo”, advirtió el presidente de la FND y gobernador de Córdoba, Erasmo Zuleta. A través de un comunicado, exigieron al Gobierno Nacional “el fortalecimiento inmediato de las capacidades operativas, técnicas y estratégicas de la Policía y las Fuerzas Militares”.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Ataques en el suroccidente
Cinco días después de la explosión que causó terror entre moradores, peatones y conductores en una calle del barrio Meléndez, en Cali, Juan Pablo Llanos miraba con tristeza la zona donde también está la estación de policía, junto a la cual fue detonada una moto bomba el pasado 10 de junio. Es un sector de una comunidad trabajadora del sur de la capital vallecaucana, de estrato 3, con tiendas, ventas de comidas, supermercados, arreglos de equipos tecnológicos, cinco colegios y viviendas.
En esa cuadra suelen permanecer motos parqueadas en andenes, las que cuidaba Henry Obando, o Barbas, como desde hace más una década le decían con cariño los habitantes de este barrio en la comuna 18, uno de los puntos del suroccidente colombiano que padeció la ola de atentados simultáneos. No solo fue en la ciudad y en otros municipios del Valle, como Jamundí y Palmira. El Cauca también fue azotado por ataques con explosivos y hostigamientos, entre las 8 y las 8:30 de la mañana de aquel fatídico martes. El saldo fue de ocho muertos, entre ellos, dos patrulleros de Policía, y más de 70 heridos en 24 ataques terroristas que fueron perpetrados en cuestión de minutos. Los atentados solo de ese día en el Cauca ocurrieron en Corinto, Caloto, Toribío, Patía, Santander de Quilichao, El Bordo, Villa Rica, Morales, Timbiquí y Buenos Aires. Como Barbas, la mayoría de las víctimas fatales y lesionadas eran ciudadanos ajenos a una guerra declarada por los disidentes de las Farc bajo el mando de ‘Iván Mordisco’ contra la Fuerza Pública.
En el Valle del Cauca, en Jamundí, concentrados en la zona alta del área rural, así como en Dagua, Buenaventura y en el oriente de Cali, están los disidentes del frente ‘Jaime Martínez’, responsable de los tres ataques en la capital del Valle, así como en Jamundí y Palmira.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
En Cali, según fuentes de inteligencia de la Policía y del Ejército, esta estructura se ha ido afianzando. ¿Por qué llevaron a cabo estos actos violentos? En junio de 2022 murió alias Mayimbú, identificado como Léider Yohani Noscué Bototo, que ordenaba acciones ilegales en Valle, Cauca y Nariño, los mismos departamentos que en tres días han vivido ataques y hostigamientos a uniformados de la Policía, así como a militares y hasta batallones fluviales de la Armada en el litoral del Pacífico.
‘Mayimbú’ murió en Suárez, en el norte del Cauca, en un operativo del Ejército que fue planeado durante meses en el gobierno de Iván Duque con miembros de inteligencia de la Fuerza Pública. Tres años después, de acuerdo con fuentes de la Policía y de la Tercera División del Ejército, los disidentes del frente ‘Jaime Martínez’ planearon estos últimos atentados tan meticulosamente no solo por el aniversario de la muerte de ‘Mayimbú’, sino para buscar desestabilizar las instituciones del Estado y a sus Fuerzas Militares y de Policía.
Cabecillas del ‘clan del Golfo’ en el país. Foto:Fiscalía
No solo en el suroccidente
En Chocó se han presentado en el último año, por lo menos, 10 paros armados, de acuerdo con la Gobernación. La razón: el conflicto entre el Eln y el ‘clan del Golfo’, que tienen un fuerte control territorial en esta región. Para poner el panorama en perspectiva, la administración departamental sostiene que, si se suman cifras de este último año, solo en la subregión media y baja del San Juan superan las cifras del Catatumbo tanto en confinados como en desplazados y desaparecidos.
En las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN) ejercen un control territorial que se extiende desde las veredas del macizo hasta la Troncal del Caribe. Hace un año, las ACSN contaban con unos 800 hombres. La disputa ha recrudecido la violencia en el norte del Magdalena tanto en la zona rural como en las calles de Santa Marta y en el departamento de La Guajira.
Los combates han dejado un rastro macabro: cuerpos mutilados en trochas, mensajes de advertencia clavados en cadáveres y poblaciones atemorizadas que prefieren guardar silencio.
Madres del Catatumbo por la Paz denunciaron que en lo que va de 2025 han asesinado a 18 mujeres. Foto:Archivo particular
Nueva ola de desplazamientos en el Catatumbo
A los más de 60 mil desplazados que ha dejado la espiral de violencia en esta región durante lo corrido del 2025, se suma uno nuevo, donde cientos de familias tuvieron que desligarse de sus territorios, empacar lo que les alcanzaba y salir hacia alguna ruta de escape, en medio de las balas que no dejan de resonar en esta parte del territorio colombiano.
El Ejército reportó que en los últimos días, en los municipios de Ocaña y Teorama, en Norte de Santander, se registraron enfrentamientos. “Son confrontaciones armadas entre el Eln y estructuras del Bloque Magdalena Medio, quienes buscan mantener el control territorial de economías ilícitas, especialmente con el narcotráfico. Estos enfrentamientos han generado afectacines directas a la población civil, incluyendo el desplazamiento forzado de aproximadamente unas 200 familias y una creciente situación de riesgo para la comunidad de la región. Mantenemos el desarrollo de operaciones sostenidas en la zona orientada a neutralizar las acciones de estos grupos al margen de la ley. El narcotráfico y el uso indiscriminado de artefactos explosivos improvisados continúan siendo el principal motor de la criminalidad y la violencia en esta región del país”, señaló el coronel Jarol Enrique Cabrera, comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido N°3 del Ejército Nacional.
Además, el choque entre las disidencias del frente 33 de las disidencias de las Farc y el Eln se ha intensificado en los últimos 15 días. Justamente, otro de los hechos más complejos en lo que ha denominado como la peor crisis humanitaria de las últimas décadas en Colombia, se presentó en el municipio de Ábrego, donde entre el 11 y 12 de junio, varios sujetos armados le colocaron un artefacto explosivo al subgerente bancario de Bancolombia, tras retirar su cinturón de seguridad dentro de la sucursal. Aunque la víctima fue rescatada a tiempo, el hecho generó alarma y nuevamente zozobra sobre el uso de la violencia de alto impacto en zonas urbanas de la región.
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EL TIEMPO conoció el nuevo video del menor involucrado. Foto: