Izquierda y progreso en el gobierno no pierden opciones para Gnomo Redes sociales. No por los derechos violentos, mucho menos porque las personas que se beneficiaron de las políticas sociales son desagradables.
Las batallas políticas en las redes no crean un entorno político-cultural expansivo en clases de mayoría populares. Los radicales y los llevan a caminos histéricos. Pero su influencia previamente requiere la existencia social de incomodidad generalizada, disponibilidad colectiva de la separación y el rechazo de posiciones progresivas.
Del mismo modo, siempre han existido derechos extremos, autoritarios, fascistas y racistas. Vegetana en los espacios de borde blanco que blanco. Pero su predicación se está expandiendo debido al deterioro de las condiciones de vida de la población trabajadora, la frustración colectiva que deja gradualmente a Marat o la pérdida del estado del sector medio. Y en lo que respecta a aquellos que afirman que la derrota de la “descomposición” de estos sectores que se han beneficiado anteriormente, olvidan que los derechos sociales nunca han sido obra de beneficio del gobierno. Eran conquistadores sociales ganaron las calles y votaron.
Por todo esto, sin ninguna excusa, el gobierno avanzado o zurdo pierde en las elecciones por sus errores políticos.
Y estos errores pueden ser múltiples. Pero hay un fracaso que combina a otros. Error en la gestión económica al tomar decisiones que afectaron los bolsillos de la gran mayoría de sus seguidores. En Brasil, el golpe estatal parlamentario en 2016, que fue realizado por las fracciones más impresionantes del espectro brasileño, se incorporó a la incomodidad económica, que ya ha sido arrastrada durante varios años y esto tuvo una nueva contracción de ingresos populares en el ajuste fiscal 2015.
En Argentina, Peronisam ha perdido las elecciones 2023 debido al aumento de la inflación durante la administración de Alberto Fernándeza. Aunque la tendencia inflacionaria es una economía argentina constante durante décadas, hay una frontera histórica, después de ser superada, da como resultado la lealtad política licuada que los inicia para recolectar cualquier propuesta, pero es una volatilidad de dinero aterradora. La anomalía política de Milei es una forma involucrada de frustración de alcantarillado hacia el odio y las sanciones.
En Bolivia, el instrumento político de los sindicatos y organizaciones de los campesinos (MAS) debe perder las elecciones para la gestión económica catastrófica de Luis Arce. Con la inflación de los alimentos básicos que limita con el 100%, la falta de combustible para ser obligado a obtenerlo y un dólar real que duplicó su precio de la moneda boliviana, el proceso democrático más profundo de enquila, con la Biblia en la mano, en la dirección del país. Si agregamos encantamiento de las clases medias tradicionales de sus privilegios para el ascenso social y el empoderamiento político de la mayoría indígena, la venganza abierta y el arangumento racial es claro que rodea las habla de los derechos bolivianos.
En todos los casos, hay otros componentes políticos que apoyan estos errores centrales que conducen a la derrota. En el caso de Brasil, las quejas de corrupción, luego manipuladas políticamente. En Argentina, una vivienda extendida ante el coronavirus, que destruyó parte del tejido económico popular, etc. En Bolivia, la guerra política interna. Por un lado, el economista mediocre, que es accidentalmente como presidente y que creía que podía mover al líder carismático indígena (aquí) para superarlo. Por otro lado, un líder que no puede ganar las elecciones en su puesta de sol, pero sin cuyo apoyo, no gana y ayuda a destruir la economía sin comprender que en este Hecatombuu también destruye su propio trabajo. El resultado final de este miserable Brotherbilac es una derrota temporal del proyecto histórico y, como siempre, el sufrimiento de un modesto, que no tiene en cuenta a dos hermanos borrachos.
En resumen, la derrota política conduce a las derrotas electorales.
Ahora la pregunta requerida es hacer que los gobiernos progresivos y abandonados tengan éxito económicamente cuando inicialmente fue la fuerza de la legitimidad lo que les permitió ganar una y otra vez. En el caso de Bolivia, con 55%, 64%, 61% y 47% en los primeros círculos. Ciertamente, el progresismo latinoamericano 21. Los siglos aparecieron del fracaso de los esfuerzos neoliberales que prevalecen de los años 80. La mayoría ha realizado la política de redistribución de la riqueza y la expansión de los derechos. Los resultados fueron inmediatos. Más de 70 millones de latinoamericanos dejaron la pobreza en décadas, las instituciones reservadas para aristócratas fueron democratizadas y, en el caso de Bolivia, había una presencia de clases sociales en el estado al convertir las esquinas indígenas en poder directo.
Hay grandes fortalezas y legitimidad histórica del progresismo. Pero el comienzo de sus fronteras, porque ha completado ese trabajo redistributivo inicial, comenzó a ser insuficiente en la garantía de continuidad en el momento de los derechos logrados. Es una restricción para el cumplimiento de los objetivos que se ven obligados a haber cambiado con precisión el trabajo del progresismo y que debe propuestos a esta nueva sociedad frente a otras generaciones a reformas económicas que pueden consolidar el logro de los nuevos saltos de igualdad. Y es que son avanzados y las izquierdas condenadas a avanzar si quieren quedarse. Quedarse quieto pierde. La nueva generación de reformas necesariamente pasa por la construcción de la base productiva expansiva de pequeña, mediana y a gran escala, tanto en la industria como en la agricultura y los servicios; tanto en sectores privados, campesinos y populares; Y en el mercado nacional y de exportación, que garantiza una amplia marca y un apoyo permanente para la redistribución de la riqueza.
Pero hasta la fecha, gradualmente en los gobiernos, especialmente aquellos que ya están en segundo o tercer gobierno, o aquellos que desean volver a gobernar, en logros pasados, en su defensa melancólica, y por ahora, la nueva propuesta de la transformación que puede ganar sobre el mundo. Que los derechos se hayan asignado al paradigma impet para los cambios no es una coincidencia. Este es el resultado del conservadurismo del progresivo actual. Y sus elecciones derrotas.
Sin embargo, el espíritu de tiempo histórico aún no se ha decidido. Ni el continente ni el mundo que son tumbo en el tumor entre el neoliberalismo lleno, el proteccionismo de soberanía o los productos de producción de productos todavía han definido una nueva fase de deuda de acumulación económica e identificación política. Por un momento continuamos en el portal fronterizo donde la derrota y las victorias son cortas. Pero esto no durará para siempre. Si el progresismo quiere seguir siendo el protagonista de esta fatídica disputa, está obligado a alimentar un futuro audazmente renovado con más igualdad y democracia económica.
*Ex vicepresidente Bolivia