“Solo incautamos la forma líquida para uso hospitalario –sostiene en entrevista Tarcísio Otoni–. Aquí en Brasil no hay constancia de que esta droga circule en forma de polvo o pastillas, como está ampliamente documentado en Estados Unidos”.

Eso limita el tráfico porque depende de posibles desvíos o hurtos, y no de una producción interna que alimente el mercado ilícito del opioide sintético, de acuerdo con autoridades policiales consultadas para este trabajo.

El movimiento de la droga también depende de la creatividad criminal. Anderson Lacerda Pereira, alias Gordão, integrante de la organización criminal brasileña ‘Primer Comando de la Capital’ (PCC), logró obtener a través de una compañía de papel una licencia como organización social de salud, es decir, una institución privada que presta servicios a una entidad de salud pública. Fernando Santiago, delegado del Departamento de Narcóticos de la Policía Civil de São Paulo, cuenta: “Alias Gordão compró una OSS, no diré fantasma porque existe, pero fue creada solo para administrar un hospital en el municipio de Arujá. Como Anderson invirtió en la campaña del vicealcalde, exigió acceso a los servicios de recolección de basura y administración hospitalaria”.

Al tener el control de esos dos servicios cerró el círculo, pues “desviaba el fentanilo que estaba por vencer y debía ser descartado. Ordenaba colocarlo en bolsas de basura negra en lugar de blanca, que es para residuos infecciosos. Como no controlaba la empresa de residuos infecciosos, lo ponía en bolsas negras para que su empresa de recolección urbana recogiera y manipulara el fentanilo”. Y de ahí la droga pasaba a las calles.

En Chile, los decomisos aumentaron durante 2024. En Antofagasta se encontraron 1.195 ampolletas y otras 985 provenientes de Paraguay, en ambos casos hubo personas detenidas.

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Según los informes oficiales, aunque las cifras siguen siendo bajas en comparación con otros países, la tendencia es creciente y podría reflejar un intento de las organizaciones criminales por introducir el fentanilo en el mercado chileno y generar una demanda sostenida.

“La situación tiene que ver con una aparición más o menos reciente de cantidades más importantes de fentanilo, lo que no significa que exista una crisis o algo parecido como ocurre en América del Norte. Sin embargo, se han levantado alertas importantes porque lo que sí ha crecido es el desvío desde canales sanitarios o lícitos”, explicó la fiscal Lorena Rebolledo, subdirectora de Drogas de la Fiscalía Nacional de Chile.

En tanto, en Perú, la Policía Nacional desarticuló en febrero de 2025 la organización criminal conocida como los ‘Facinerosos de la Medicina Ilegal’, dedicada al almacenamiento y venta clandestina de medicamentos de uso restringido como fentanilo, morfina, tramadol y midazolam.

Las autoridades descubrieron un esquema de reetiquetado de fármacos para borrar su trazabilidad, así como sellos médicos falsificados y recetas ya firmadas, lo que apunta a una red con acceso a insumos hospitalarios.

Dos semanas después, en marzo de este año, la Dirección Antidrogas de Perú incautó cerca de 6.000 ampolletas de fentanilo, lo que se convirtió en el decomiso más grande de este opioide en la historia del país. El cargamento, con un valor estimado de 600.000 dólares, tenía como destino Estados Unidos y Países Bajos.

Las contradicciones de México

México atraviesa un conflicto importante con el fentanilo ilegal. Al tiempo que es acusado por Estados Unidos como el mayor productor de la droga sintética y el más grande responsable de la crisis de muertes por sobredosis en ese país, el consumo interno se ha incrementado poco a poco, particularmente en los estados de la frontera norte.

El estado de Baja California, que colinda con California, es el que más cantidad de consumo registra, sin embargo, hay otros como Sonora, que hace frontera con Arizona, o Chihuahua, que hace frontera con Texas, que también han incrementado sus niveles. Sinaloa, norteño pero no fronterizo, también registra altos índices, sin embargo, aquí se presume que se debe a que es la gran fábrica del fentanilo que se envía al país del norte, controlado por el llamado cartel de Sinaloa.

La estrategia del Gobierno mexicano ha ido de contradicción en contradicción: por un lado, ha negado que se produzca fentanilo, pero por el otro, el mismo Gobierno ha desmantelado decenas de laboratorios clandestinos; se afirma que no existe un problema de consumo, pero se implementa una enorme campaña mediática para tratar de prevenir su uso con mensajes como “el fentanilo mata”.

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Para César Raúl González Vaca, director del Servicio Médico Forense de Baja California, esa resistencia a reconocer la situación provocó que México se retrasara en la contención del problema de consumo. “Vamos tarde porque Estados Unidos empezó hace mucho tiempo, y ahora tiene más de cinco años. Otra droga de abuso que también está matando a muchas personas es la xilacina y aquí nadie la está buscando, no quiere decir que no haya, seguramente hay, pero no lo estamos buscando, cuantificando”, advierte.

Datos del último reporte sobre presencia de drogas en cadáveres del Servicio Médico Forense de Baja California indican que de los 2.859 cuerpos analizados de junio de 2022 a enero de 2025, el 20 % dieron positivo para fentanilo en el municipio de Mexicali, esto es el doble que en el municipio de Tijuana, pues ahí se detectó la sustancia en 11 % de los 2.175 cadáveres analizados.

A pesar de que existen estos datos, el Gobierno mexicano ha insistido en negar el avance del consumo de fentanilo ilegal en el país.

La situación en Colombia

Fentanilo incautado en Colombia. Foto:Policía

El consumo de fentanilo ilegal en Colombia no es masivo, pero entre 2013 y 2023 hubo por lo menos 30 muertes por el uso de esa sustancia, según un informe del Ministerio de Justicia publicado en 2024.

El documento indicó que en el 34,8 % de esas muertes también había presencia de otras drogas sintéticas, como la ketamina, y añadió que, hasta ahora, las incautaciones de fentanilo en el país han sido de ampolletas farmacéuticas, es decir, se trata de medicamentos que fueron desviados hacia el mercado ilegal. 

En cuanto a las detenciones por el tráfico de esta droga, datos de la Policía señalan que entre 2024 y marzo de 2025 se habían realizado 53 operativos, que resultaron en 34 capturas.

(*) Este trabajo se realizó con aportes de Álex Figueroa Cancel / ‘El Nuevo Día’ de Puerto Rico; Indira Vásquez / ‘Listín Diario’ de República Dominicana; Juan Fernando Lara / ‘La Nación’ de Costa Rica; Emanuelle Bordallo / ‘Diario O Globo’ de Brasil; Carlos López / EL TIEMPO de Colombia; Oliver Rodríguez González / ‘El Mercurio’ de Chile; Camila Dolabjian / ‘La Nación’ de Argentina; Agustín Carballo / ‘El País’ de Uruguay; David Bernal / ‘La Prensa Gráfica’ de El Salvador; Williams Perdomo / ‘El Nacional’ de Venezuela; Abby Ardiles / ‘El Comercio’ de Perú, y Miriam Ramírez, Ernesto Aroche y Manuel Espino / ‘El Universal’ de México.

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