Radamel Falcao García se abrió de manera íntima en una reciente entrevista concedida al canal de YouTube El camino de Mario, donde abordó uno de los momentos más difíciles de su carrera futbolística: su ausencia en la Copa Mundial Brasil 2014 debido a una lesión severa.
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Con 38 años y tras una trayectoria impresionante, el delantero colombiano compartió detalles sobre cómo manejó ese duro episodio que representó un quiebre significativo en su vida profesional y personal.
El 22 de enero de ese año, mientras jugaba para el Mónaco, Falcao sufrió una ruptura completa del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Desde el primer instante, comprendió que la gravedad de su lesión no era de subestimar; describió que su rodilla “se mudó a todas partes”, lo que ilustraba el dolor y la confusión que estaba sintiendo en ese momento crucial.
La cirugía fue inmediata, y los médicos fueron directos al advertirle que la recuperación no sería suficiente para permitirle participar en la Copa del Mundo. Durante la primera noche tras el accidente, Falcao regresó en un avión privado a casa. Aunque aún no había un diagnóstico oficial concluyente, ya había comenzado su proceso de preparación mental para enfrentar el peor escenario posible. “Anticipé lo peor”, confesó, al recordar la amarga realidad de ver desvanecerse sus sueños de jugar en el evento más importante del fútbol mundial.
El dolor de esta situación se manifestaba tanto a nivel físico como psicológico. Para la selección colombiana, esta Copa Mundial era especialmente significativa, ya que regresaba al torneo después de 16 años de ausencia, y Falcao había sido una de las piezas clave en la clasificación. La inhabilidad de estar presente en Brasil fue una herida que resultó difícil de sanar para el futbolista. “Fue muy difícil no poder ir a la Copa del Mundo”, compartió con un evidente tono de emoción, reflejando la profundidad de su frustración.
La lesión significó un punto de inflexión en su carrera. A pesar de sus esfuerzos, en Inglaterra nunca pudo recuperar el nivel que le había permitido destacarse como una estrella mundial. Sin embargo, su retorno a Mónaco resultó en una nueva oportunidad para liderar y convertirse nuevamente en un goleador, mostrando que aun después de la adversidad, el talento y la perseverancia pueden prevalecer.
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Hoy, con la sabiduría y la paz que otorgan los años, Falcao reconoce que perderse la Copa del Mundo de 2014 dejó una marca profunda en su carrera, pero también le sirvió como impulso para reinventarse y evidenciar que aún le quedaba fútbol y el carácter necesario para seguir iluminando el campo.
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