


tu boluarte Llegó al poder el 7 de diciembre de 2022, en medio del caos. Ella fue vicepresidenta de pedrocastillo y adoptó la gestión del Estado tras el fallido intento de golpe de Estado de su entonces gerente, que fue destituido y encarcelado.
Lea también
Su Boluarte, presidente del Perú. Foto:Efe
Esa mañana, Perú la pilló entre la sorpresa y la incertidumbre: por primera vez en su historia una mujer llega a la presidencia. Dos años y diez meses después, Boluarte deja su cargo decidiendo el Congreso y no sólo se convierte en el primer presidente del país, sino también más impopular en más de 40 años.
Boluarte, abogada de profesión y de corta carrera política, era una figura prácticamente desconocida hasta 2021. Había sido candidata fallida al congreso y alcaldesa del distrito limeño de Surquillo. Su llegada a la política nacional se dio como Ministra de Desarrollo e Inclusión Social y luego como amiga de campaña de Pedro Castillo, a quien acompañó en la victoria presidencial en 2021 por el partido Perú Libre.
El 7 de diciembre de 2022, tras el intento de Castillo de disolver el congreso, Boluarte asumió que la Presidencia prometió un “gobierno de unidad nacional y transición democrática”. De hecho, acabó con un gobierno aislado, con el apoyo de los mismos grupos conservadores que habían contribuido a la caída de su predecesor.
El costo de conducir sin apoyo en Perú
Desde el principio, su presidencia estuvo envuelta en masivas protestas -especialmente en el país sureño- que contuvieron su salida y adelantaron elecciones. Las manifestaciones, fuertemente reprimidas, dejaron más de 60 muertos según organizaciones de derechos humanos, un hecho que marcó un punto de ruptura en su relación con la ciudadanía.
Lea también
Aunque prometió convocar las elecciones, el Congreso -y el propio Boluarte- bloquearon las iniciativas. Esta fractura entre discurso y acción se tradujo en una prolongada caída de su popularidad: En 2024 sólo el 5% de los peruanos aprobó su liderazgoSegún fecha y ComercioLa cifra más baja para un presidente peruano desde 1980.
Mnaifestación por la salida de Dina Boluarte. Foto:AFP
Los escándalos que minaron su gobierno
2024, el llamado “Rolexgate“se convirtió en un símbolo de su desconexión con la realidad del país. Un informe reveló que Boluarte lució relojes y lujosas joyas que no estaban explicadas en su patrimonio, lo que motivó el allanamiento legal en Palacio de Gobierno y su domicilio. A esto se sumó una denuncia por la supuesta influencia que ejerce su hermano, Nicanor Boluarte, y críticas por su ausencia sin mensaje del Congreso mientras se sometía a operaciones estéticas.
Boluarte asumió que la presidencia prometía un “gobierno de unidad nacional y transición democrática”. De hecho, acabó con un gobierno aislado, con el apoyo de los mismos grupos conservadores.
Tratar de minimizar los hechos – llegó a decir que los relojes fueron “prestados por una amiga” – no hizo más que aumentar la percepción de un líder que ignoraba la preocupación real de la población. En un país afectado por la recesión económica y una destacada ola de criminalidad, la imagen de Boluarte se convirtió en sinónimo de indiferencia y crisis.
La caída de Dina Boluarte: un relámpago político sobre un relámpago
El viernes 10 de octubre de 2025, el Congreso peruano aprobó su plaza vacante por “incapacidad moral permanente” con 118 votos a favor, en referencia al deterioro de la incertidumbre ciudadana y la falta de liderazgo del presidente ejecutivo.
El presidente, que no compareció para defenderse ante el pleno, fue destituido tras casi Tres años de un mandato caracterizado por el aislamiento político, los escándalos personales y la violencia en las calles.
A las puertas del congreso, los manifestantes celebraron la decisión con pancartas que decían “Tus caídas, pacto mafioso“Su salida no sólo refleja el fin de un gobierno exhausto, sino el colapso de un equilibrio institucional que el Perú no logra recuperar desde 2016.
De símbolo a advertencia de la estabilidad democrática del país
Su Boluarte se marcha sin partido, sin aliados y sin patrimonio visible. Su administración deja a un país asociado con Escepticismo político, con siete presidentes en menos de una década y un ciudadano que ya no confía en ninguna institución. Su caso encarna la fragilidad del sistema peruano: un presidencialismo parlamentario de facto, donde el Congreso obtiene poder a expensas del director ejecutivo.
Lea también
Boluarte mostró su reloj para demostrar que utiliza accesorios baratos. Foto:EPA-FE
“Boluarte fue apoyada por los mismos sectores que la despreciaban, y cuando su opopularidad empezó a costarles políticamente, la dejaron caer”, resume el analista Jeffrey Radzinsky y enfatizó que su mantenimiento en el poder se debió prácticamente a que los mismos grupos intentaron descalificarla hace tres años.
“El gobierno de Boluarte estuvo sumamente sujeto al congreso de la República. Independientemente de cualquier congreso, el gobierno ejecutor lo concedió y generó una especie de participación”. Te apoyo y no me molestas. “Básicamente, un poder basado en un pacto de silencio”, añade.
Pero el problema, como señala Radzinsky, es que a medida que se acercaba el próximo proceso electoral, varios de estos partidos empezaron a ver amenazada su continuidad. “Ser cercano, aliado o partidario de un gobierno tan impopular y rechazado, con cifras históricas de desaprobación, no es políticamente rentable en unas elecciones”, describe.
Según el investigador político José Carlos Requena, el expresidente “es una presidencia sin proyectos y sin capacidad de comunicación, atrapada entre la independencia del Congreso y la indiferencia del pueblo”.
“Boluarte no tuvo un desarrollo exitoso. No ha habido nada que enseñar. Su gobierno terminó siendo muy difícil identificar cuál sería su herencia porque se dedicó más a defenderse de diversas acusaciones y tuvo un comportamiento público desigual. Muchas veces decía cosas que después tuvo que retractarse o le costaba mucho defenderse.
En cualquier caso, ambos expertos destacan cómo la herramienta de vacancia por incapacidad moral del Congreso se ha convertido en una herramienta y en un instrumento que ya no es tan excepcional.
Lea también
“Lo que quieren los congresistas es seguir manteniendo sus cargos y no forzar elecciones, pero eso puede cambiar con estrategias electorales. Pero el simple hecho de que exista un riesgo inminente y permanente de que el mandato del presidente no se cumpla genera inestabilidad política, económica y social”, dice Radzinsky.
Protestantes se enfrentan a miembros de la Policía Nacional del Perú en Lima. Foto:Efe
Boluarte no tuvo un desarrollo exitoso. No ha habido nada que enseñar. Su gobierno terminó siendo muy difícil identificar cuál sería su patrimonio porque se dedicó más a defenderse de diversas acusaciones y tuvo un comportamiento público desigual.
José Carlos Requenainvestigadores estatales
La tierra que hereda el nuevo y cuestionado presidente José Jerí
Con la destitución de Boluarte, el presidente del Congreso, José Jerí, adoptó un mando temporal. Su desafío es monumental: liderar el país hasta las elecciones generales de abril de 2026 en un entorno de gran incertidumbre, desconfianza y fatiga democrática.
Jerí ha prometido “reconciliación nacional y guerra contra el crimen organizado”, pero llega con su propia maleta Quejas que se presentaron y con un congreso tan impopular como el gobierno que acaba de derrocar. Tu margen de maniobra será mínimo.
Epílogo a una era de inestabilidad
El caso de Dina Boluarte confirma una tendencia ya establecida: en Perú los presidentes no caen por los votos, sino por el desgaste. Su paso por el poder fue corto, impredecible y marcado por la improvisación, pero también por la revelación de un país que ya no cree en sus instituciones y cuya democracia opera en modo de supervivencia.
Nuevamente, y a la luz de lo ocurrido en los últimos años, la frase favorita de los analistas en el país andange es: “En el Perú puede pasar cualquier cosa”, por lo que Pronostican descontento ciudadano que se evidenciará en proceso electoral 2026Lo que puede traducirse en proyectos políticos extremos de poder que ofrezcan una respuesta más directa a la complejidad y las necesidades políticas de Permi.
El presidente de Perú, José Jerí. Foto:Efe
En los libros de historia, Boluarte quedará registrado como el primer presidente del Perú. Pero también como el rostro en un momento en que la política peruana parece entrar en un círculo de juego de intereses donde el poder de la voz popular pasó a un segundo plano.
Su boluarte, presidente del Perú destituido Foto: