

Semanas antes de que terminen tres años en el poder -el 22 de octubre- la primera ministra italiana, Giorgia Meloni -primera mujer en la historia en alcanzar ese cargo y ahora con 48 años- atraviesa su momento de mayor fortaleza. Nadie le hace sombra: ni Antonio Tajani, de Forza Italia, dos viceestrenos de su año, ni el ministro de Transportes e Infraestructuras y líder de la Liga, Matteo Salvini.que parece inofensivo en la lucha interna, ni tampoco la oposición de izquierda.
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Tanto Tajani como Salvini intentan hacerse notar – el líder de la liga incluso generó polémica al criticar al presidente francés, Emmanuel Macron, justo en el momento en que Meloni había logrado reparar su difícil relación con él – pero ninguno de ellos logra destacar. Es ella, la líder de los hermanos en Italia, quien dirige el gobierno más derechista en Italia desde la posguerra. Ella es quien traza la línea.
Lo dejó claro recientemente cuando fue aplaudida al final de la reunión de Rímini, el foro anual de la conservadora Comisión del Movimiento Católico y de la Liberación, que es un importante acontecimiento político tradicional de finales de verano y la clave de lo que vendrá.
En su primer discurso allí como Primer Ministro -una intervención de 46 minutos-, Meloni conmovió por los aplausos que le brindó el público, incluso antes de que ella comenzara a hablar. Confirmó la gestión de su gobierno de derecha, insistió en su proyecto de reforma constitucional para determinar el primer ministro -lo que permitiría a los italianos elegir directamente a su jefe de gobierno, en lugar del sistema actual donde el presidente lo nombra después de rigurosas consultas-, preparó cambios en la justicia y repitió su caballo de batalla: La lucha contra la inmigración. Todo ello, a pesar de que los centros de repatriación fracasaron en Albania, una de sus principales partidas al respecto.
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Perfil internacional
Después de sentarse junto a otros líderes europeos en la cumbre de la Casa Blanca para intentar detener Guerra en UcraniaMeloni se jactó de haber devuelto la presencia a Italia en el escenario internacional. “Demasiados profetas de la casualidad deben ser el talón de nuestro Aquiles”, ironizó. Seguidamente coincidió con su predecesor, el prestigioso economista Mario Draghi, encargado de abrir el mismo foro, que advirtió que la Unión Europea (UE) está condenada a “irrelevancias geopolíticas” – como, en su opinión, quedó demostrado en Ucrania y Gaza – a menos que se atreva a aplicar una reforma perfilada de sus estructuras.
Meloni coincidió hábilmente con el expresidente del Banco Central Europeo en el diagnóstico del riesgo de irrelevante política del Bloque, aunque dejó claro que su europeísmo es de una naturaleza completamente distinta. Si bien Draghi se pronunció contra la regla de la unanimidad que paraliza y comparte la UE, defendió otra visión: la de “una Europa del pragmatismo, que vaya más allá del debate sobre más o menos Europa; una Europa que haga menos, pero mejor, que no asfixie a los Estados nacionales, sino que respete sus roles y su especialidad”.
Meloni también prometió un plan de vivienda para parejas jóvenes y una reducción de los costes energéticos. Sin embargo, sigue habiendo una gran incógnita sobre cómo financiar estas iniciativas: la economía crece poco menos del 0,6 por ciento y la deuda pública se mantiene en niveles enormes, cercanos al 140 por ciento del PIB.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Foto:Efe/Palacio Chigi
Aunque la centroizquierda salió a criticar su muy aplaudida intervención, la calificó de “pura propaganda” y la acusó de no afrontar los “problemas reales del país”, Meloni tiene una gran ventaja.
Sin oposición
“La oposición no existe”, explicó Romano Prodi, ex primer ministro (1996-1998) y ex presidente de la Comisión Europea y líder de Olivo, una alianza política de centroizquierda que en aquel momento logró derrotar a Tyconen. Silvio Berlusconi. En una entrevista con el periódico RepúblicaProdi, que advirtió que las democracias se están debilitando a nivel global, advirtió que “sin resistencia el gobierno puede hacer cualquier cosa y ganar siempre. Una oposición tan fragmentada simplemente se convierte en un viento molesto pero inofensivo.“, lamentó.
El ex ministro Graziano Delrio, líder del Partido Demócrata, principal oposición, reconoció la astutenidad y el pragmatismo del primer ministro. “Meloni tiene una estrategia eficaz porque está en consonancia con mundos diferentes al suyo. En la centroizquierda, esa estrategia aún no se ha encontrado“, admitió, en una entrevista con Corriere della sera.
“Meloni, que antes, en su integralismo derecha-derecha, no sabía hacerlo, está aprendiendo a hablar con ciertos mundos: en Rímini hemos visto un desarrollo inteligente del punto de vista político que requiere también un proyecto en los territorios. Quien cree que será derrotado en 2027 (cuando su mandato no ha sido derrotado.
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Antonio Polito, analistas políticos y editores de Corriere della serafue más lejos. Señaló que Meloni, quien en sus años de oposición resultó ser una política zanja y populista -misma que convocó al mitin “Soy Giorgia, soy mujer, soy madre, soy cristiana”-, pasó por un proceso de “demócrata cristiana”. Es, al estilo de los hábiles y moderados líderes del alguna vez poderoso Partido Demócrata Cristiano Italiano que dominó la política del país después de la Segunda Guerra Mundial y se disolvió en 1994. Aprendió a adaptarse pragmáticamente a las circunstancias.
De hecho, el analista político Stefano Folli también destacó que Meloni, a medio y largo plazo, puede mantener la unidad después de casi tres años de gobierno. “Se le insta a abstenerse del extremismo -incluso en su relación con Salvini- para consolidar una imagen creíble y definitiva de un líder conservador”, analizó. Y subrayó que, en una Europa que teme la guerra con líderes menos fuertes, como Emmanuel Macron en Francia y Friedrich Merz en Alemania, “la estabilidad italiana es un valor”.
Sin resistencia y con sus socios que no pueden hacerle sombra, Meloni, una “superestrella”, se reunirá en elecciones en los próximos meses en siete regiones (Marcas, Valle de Aosta, Calabria, Toscana, Véneto, Apulia y Campania). Estas elecciones serán pequeñas pruebas en las que tanto la oposición como sus dos aliados internos intentarán cambiar el equilibrio. Pero no la mantienen despierta.
Elisabetta Piqué
Corresponsal de La Nación (Argentina)
Roma
La estabilidad de su gobierno.
Giorgia Meloni, primera ministra de Italia. Foto:AFP
La historia política y democrática de Italia después de la Segunda Guerra Mundial es muy turbulenta y cambiante, lo que no se cuenta al final de las condiciones de sus primeros ministros, sino después de días. Algo así como días récord en el poder. Desde entonces, el país ha tenido 31 estrenos y 68 coaliciones de gobierno. Sin embargo, Alemania sólo tiene 11 cancilleres y 27 gobiernos durante el mismo período.
El sistema político italiano se basa en una república parlamentaria, con democracia representativa y un sistema multipartidista. El Parlamento, compuesto por la Cámara de Suplentes y el Senado de la República, elige al Presidente de la República. Éste, a su vez, asume la formación del gobierno del Presidente del Consejo de Ministros (Primer Ministro), quien ejerce las principales operaciones del país tanto a nivel nacional como internacional.
Por lo general, la persona a quien el presidente tiene la tarea de formar gobierno es el líder del partido o coalición que ha obtenido la mayoría parlamentaria. El 25 de septiembre de 2022, tras las elecciones legislativas, Giorgia Meloni, líder de los hermanos en Italia -surgió con la mayor cantidad de votos- como la primera mujer que manifestó esa posición. El 21 de octubre, el presidente Sergio Mattarella Le confió formalmente el mandato de formar gobierno, y al día siguiente Meloni asumió como presidenta del Consejo de Ministros y se convirtió en la primera mujer en hacerlo. Este fue uno de los procesos educativos del gobierno más rápidos en la historia política más reciente de Italia.
El 12 de agosto, el gobierno de coalición de Meloni cumplió 1.025 días en el poder y superó los 1.024 días que logró Matteo Renzi, por el Partido Socialdemócrata (centro-izquierda). Este triunfo convirtió al gobierno de Meloni, compuesto por los hermanos de Italia, Liga y Forza Italia, en el cuarto más largo de la historia republicana del país, algo que el propio estreno celebró. “Un motivo más para seguir trabajando con seriedad y determinación”, escribió en sus redes.
El récord lo ostenta el segundo gobierno del empresario Silvio Berlusconi, que duró 1.412 días (11 de junio de 2001 al 23 de abril de 2005); Le sigue su cuarto gobierno con 1.287 (8 de mayo de 2008 al 16 de noviembre de 2011) y el tercero es el primer gobierno de Bettino Craxi por 1.093 días (4 de agosto de 1983 al 1 de agosto de 1986).
¿Cumplirá su mandato?
Al gobierno de Meloni le quedan sólo siete días para superar a Craxia y ocupar el tercer lugar en este ranking. Y, Según los analistas, la primera ministra puede ser la primera ministra en completar su mandato (cinco años) con el mismo gobierno, gracias al poder que ha ejercido dentro de su coalición.La estabilidad que ha dado al consejero delegado, los acuerdos políticos a los que ha llegado y la buena imagen internacional que ha trasladado, pese a ser temido al inicio de su mandato por su origen en la extrema derecha italiana.
¿Qué más es? Para muchos expertos, Meloni logró posicionar a Italia como un país clave en el escenario internacional. Así lo confirma su presencia en reuniones como la que tuvo lugar hace más de un mes en la Casa Blanca entre Donald Trump, Volodimir Zelensky y los líderes europeos.
“Si no cambiamos el ritmo de la oposición, veremos a Meloni en el gobierno durante muchos años”, afirmó hace un año. El Foglio La abogada opositora y activista de derechos civiles, Cathy La Torre. Y en un año, el panorama político sigue soplando a favor del estreno.
Aunque Meloni a nivel político tiene su poder bajo control, desde fuera, es decir a nivel social, su aprobación ha disminuido. Hace apenas un año, tenía un beneficio del 43 por ciento, lo que la convertía en la política mejor clasificada del país. En febrero se mantuvo en el rango del 42 por ciento, pero en julio cayó al 34 por ciento, según una encuesta de Youtrend.
Meloni es criticado por sus dobles medidas en materia de inmigración, tema que le costó prometer que lo detendría. Por un lado, implementó una alianza con Albania para deportar a migrantes irregulares a centros de detención en ese país y aprobó financiamiento para que Libia atrape a migrantes para impedir que lleguen al país. Ambas decisiones han sido demandadas y rechazadas, incluso por el Tribunal Supremo de la Unión Europea, por revertir los derechos humanos de esta población. Por otro lado, el gobierno Meloni ha concedido 500.000 permisos de trabajo a inmigrantes no europeos.
Recientemente, el gobierno emitió un contrato de seguridad que criminaliza la protesta y la disertación. Y a esto se suma los ataques contra el periodismo independiente como atribuyen a su gobierno.