El gobierno japonés ha dejado claro su propósito de Desalentar cuestiones de defensa en el marco de las negociaciones comerciales que mantiene con EE.UU, especialmente tras la reciente confirmación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que dichos temas serán abordados en las discusiones. Esto ha generado un revuelo considerable en las esferas políticas y diplomáticas, ya que las relaciones entre ambas naciones son de vital importancia para la estabilidad y seguridad en la región del Pacífico.
En este contexto, el Ministro de Defensa Japonés, Gen Nakatani, declaró: “Hay preguntas separadas” al referirse a la inclusión de la discusión sobre el gasto militar japonés y las contribuciones al gobierno de Estados Unidos para la gestión de las bases estadounidenses en Japón. Nakatani enfatizó que estas cuestiones de defensa no deberían mezclarse con las negociaciones comerciales actuales que Tokio sostiene con Washington, que se centran en temas arancelarios.
Ministro de Defensa Japonés, Foto de referencia general de Nakatan.
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En adición a estas declaraciones, Nakatani también mencionó que no tiene planes de viajar a Estados Unidos para participar en las discusiones sobre las nuevas tarifas que Estados Unidos está imponiendo a las importaciones. Esto demuestra la postura firme de Japón en cuanto a que las conversaciones sobre comercio deben ser independientes de las cuestiones de defensa.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, también ha comentado sobre el tema, señalando en una sesión del parlamento que la contribución de Japón a Estados Unidos para el despliegue militar está “adecuadamente dividida entre nuestros gobiernos conforme al acuerdo bilateral”. Ishiba respondió a las preocupaciones que surgen sobre este asunto insistiendo en que las decisiones respecto al gasto en defensa son tomadas “subjetivamente por nuestro gobierno” y haciendo hincapié en que sigue existiendo una resistencia interna hacia cualquier aumento en este gasto.
Recientemente, el Ministro de reanimación económica, Ryosei Akazawa, y el representante del Ministerio de Finanzas de Estados Unidos, Scott Besent, fueron designados por Tokio para trabajar en las estrategias y negociaciones comerciales. Esto ocurrió en un contexto donde el presidente Trump se unió a las deliberaciones, describiéndolas como un encuentro de “gran progreso” en las relaciones entre Japón y Delegación japonesa.
Donald Trump ha utilizado sus plataformas de redes sociales para señalar que la delegación japonesa no solo está allí para discutir cuestiones comerciales, sino también el “costo del apoyo militar”. De hecho, Trump ha calificado al tratado de seguridad vigente entre Japón y Estados Unidos desde 1960 como “desequilibrado”, lo que ha generado francas preocupaciones en Tokio sobre la posibilidad de que Washington exija un aumento significativo en el gasto de defensa japonés o una contribución notable para el mantenimiento de las tropas estadounidenses desplegadas en el país.
A pesar de esta presión, el gobierno japonés sostiene firmemente que los temas de seguridad deben ser discutidos en un marco separado de las negociaciones comerciales. Esto es esencial para mantener la estabilidad de una alianza que es vista como un pilar fundamental para la paz y la seguridad regional en un mundo cada vez más complejo y desafiante.
Agencia EFE