



Incluso si Washington multiplica las amenazas y gestos de violencia contra El régimen de Nicolás MaduroLos expertos señalan que la estrategia de Donald Trump Combina presión militar, sanciones y diplomacia secreta sin un objetivo final definido. Esa ambigüedad, advierten, podría socavar la eficacia de la ofensiva.
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Prueba de ello es que esta semana la administración de Donald Trump reactivó la presión sobre Maduro, amenazando, una vez más, con pasar de la retórica a los hechos. En unos días, Washington autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas en territorio venezolano, Advirtió que evaluaba la posibilidad de una acción militar terrestre y anunció la destrucción de dos supuestos “narco barcos” en el Caribe.
A esto se sumó el sobrevuelo de dos bombarderos B-52 y varios helicópteros del ejército estadounidense frente a las costas venezolanas, en lo que los analistas interpretaron como una clara demostración de fuerza.
El endurecimiento de la estrategia marca también un nuevo punto de inflexión en el despliegue militar de Washington en el Caribe, que EE.UU. justifica como parte de su lucha contra el narcotráfico y el llamado Cartel de los Soles. Pero esta maniobra también muestra la intención de la Casa Blanca de confirmar su presencia en una región que históricamente ha considerado su esfera de influencia.
El secretario de Estado Marco Rubio (izquierda) y el presidente Donald Trump. Foto:EFE
La escalada coincide con el anuncio de que el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, se retira después de sólo un año en el cargo. Holsey supervisó operaciones sin precedentes: más de 10.000 soldados desplegados en el Caribe, 2.200 infantes de marina abordaron buques de asalto anfibio y la presencia de ocho buques de guerra y un submarino patrullaban la región.
A medida que la Casa Blanca redobla sus amenazas, ataca más barcos: seis bombardeos; En el último, hubo dos supervivientes, según Reuters -y que aprueba operaciones encubiertas-, se supo que algunos sectores del chavismo explorarían posibles soluciones negociadas a su aislamiento internacional.
Él El Heraldo de Miami reveló el jueves supuestos contactos secretos entre altos funcionarios venezolanos -encabezados por la vicepresidenta Delcy Rodríguez y su hermano Jorge- y representantes de Washington, mediados por Qatar.
Según medios estadounidenses, los hermanos Rodríguez habrían puesto sobre la mesa dos escenarios de transición destinados a garantizar la continuidad del chavismo en el poder, pero sin Maduro -a quien Washington acusa de vínculos con el narcotráfico- al frente del gobierno.
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La primera propuesta consideraría que el presidente permanezca en Venezuela bajo garantías de seguridad, mientras que el otro lo sitúa en el exilio, en Türkiye o Qatar.
El plan prevé también un gobierno de transición encabezado por el vicepresidente Rodríguez y el general retirado Miguel Rodríguez Torres, viejo aliado de Hugo Chávez, hoy exiliado en España tras ser preso político del propio régimen. En este gráfico no se menciona a la líder opositora y reciente Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, considerada por los hermanos Rodríguez una figura demasiado “inflexible” para facilitar un acuerdo político.
También El Heraldo de Miami destaca que habría considerado permitir el acceso de empresas estadounidenses a sectores estratégicos como el petróleo y la minería, a cambio de que la Fiscalía estadounidense retirara los cargos contra Maduro.
Miguel Rodríguez Torres, general venezolano retirado. Foto:Redes sociales
La defensa de Delcy a Maduro y los refuerzos en las zonas fronterizas
Horas después de las revelaciones, Delcy Rodríguez las desestimó calificándolas de “falsas” y atribuyéndolas a una “guerra psicológica” destinada a desestabilizar el régimen. Poco después publicó una fotografía con Maduro en un intento de confirmar la cohesión del gobierno.
Maduro, por su parte, aseguró que todo el alto mando venezolano está “más unido que nunca” y que su objetivo es “defender la patria”. Sin embargo, diplomáticos qataríes confirmaron que su país ha actuado como mediador entre ambas partes en los últimos meses, en conversaciones encaminadas a reducir las tensiones.
El régimen venezolano describió las recientes acciones estadounidenses como una “amenaza directa”. En respuesta, Maduro ordenó maniobras militares con miles de efectivos en las llamadas Zonas de Defensa Integral (Zodi), como parte del plan Independencia 200.
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En los estados fronterizos con Colombia, como Táchira y Amazonas, las autoridades venezolanas reforzaron los patrullajes y controles. En el primero, donde se ubican los tres principales puentes que conectan a Venezuela con Colombia, se posicionaron tropas alrededor del Puente Internacional Simón Bolívar. En el segundo, las operaciones se centraron en proteger los “negocios estratégicos” y los “servicios básicos”.
Respecto a la orden de intervención de la CIA, aprobada por Trump bajo la justificación de combatir las redes de narcotráfico, Maduro respondió de inmediato: “¿Hasta cuándo se darán golpes de estado de la CIA? América Latina no los quiere, no los necesita y los rechaza”.
¿Hasta dónde llegará Trump en su tensión con el régimen venezolano?
Además de la fuerza militar, los analistas sostienen que Washington está combinando presión militar, sanciones económicas y contactos diplomáticos sin un plan de salida claro. Esta falta de coherencia estratégica, dicen, también se refleja en el frente militar.
Barco de ataque, barco, Estados Unidos en el Caribe. Foto:@SegundaGuerra/X
Michael Shifter, profesor de la Universidad de Georgetown y ex presidente del Diálogo Interamericano, señala que la presencia militar y de inteligencia estadounidense en el Caribe “da lugar a muchas especulaciones”, pero que no se observan acciones “claras o específicas”.
“Lo más probable es que Trump intente crear pánico dentro del régimen y una reacción en cadena dentro de las Fuerzas Armadas que eventualmente resultará en la renuncia de Maduro. Pero parece más una esperanza que una estrategia bien pensada”. afirmó.
Para Shifter, más allá de sus implicaciones geopolíticas, la ofensiva tiene un fuerte componente interno. “Trump está tratando de proyectar fuerza y poder, reforzar la imagen de una gran potencia en su vecindario”.
El analista advierte que, a pesar del tono beligerante, Washington no parece dispuesto a correr grandes riesgos. “Trump no quiere poner en peligro la vida de los soldados estadounidensespor lo que sus decisiones seguirán siendo cautelosas. Y si bien hay senadores pidiendo al Congreso que ejerza su función constitucional respecto al uso de la fuerza, hoy el legislativo está subordinado al ejecutivo”, concluyó.
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Dorothy Kronick, profesora de la Universidad de California en Berkeley, coincide en que el objetivo de la Casa Blanca es difuso. “(Marco) Rubio puede tener una agenda para el cambio de régimen, otros una agenda para el espectáculo contra el narcotráfico y algunos una negociación por los recursos petroleros. Por eso no pienso tanto en ‘el gobierno’, sino en diferentes actores con sus diferentes ideas”, afirmó.
El riesgo, advierte Kronick, “no es sólo una confrontación directa, sino que una presión sin un objetivo claro acabe cerrando los pocos caminos que aún existen hacia una solución negociada”.
Maduro se aferra al poder
A pesar de la creciente presión de Washington, la respuesta del chavismo ha sido desafiante.
El movimiento chavista se caracteriza por su cohesión y se mantiene en línea frente a la oposición e incluso a la presión internacional que espera desde hace más de 25 años una “ruptura” en el seno de las Fuerzas Armadas o del propio Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
“Tengo malas noticias para los planes, los imperialistas y todos sus medios: Hoy, el mando supremo político-militar de la revolución está más unido y comprometido que nunca con la defensa de nuestra patria”.Dijo Maduro.
Foto de Delcy Rodríguez con Nicolás Maduro publicada tras revelaciones del Herald. Foto:Redes sociales
Venezuela es desde hace años un país profundamente militarizado: quienes ocupan ministerios unitarios y tradicionalmente ocupan cargos civiles. Ante las amenazas de Washington, el chavismo ha reforzado estos controles y reforzado su aparato de espionaje y vigilancia.
Para el politólogo Daniel Árias, el anuncio de operaciones de la CIA ha desatado una “enorme paranoia” en los círculos de izquierda, donde persiste un “miedo mitológico” a los agentes de inteligencia.
Si se confirma una intervención estadounidense, advierte el experto, se trataría de una escalada significativa en comparación con la situación actual, evocando los años en que Washington recurría a menudo a operaciones encubiertas para presionar a los gobiernos de la región.
Geoff Ramsey, investigador del Atlantic Council, recuerda que “la CIA ha estado activa en Venezuela durante los últimos 25 años”. Lo que es relevante hoy, dice, es que se trata de una “fuerte operación psicológica” dirigida al régimen.
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“La preferencia de la Casa Blanca es que este despliegue sirva como señal a las fuerzas armadas venezolanas de que deciden levantarse contra Maduro”, explicó. Pero la estrategia de disolución no ha dado resultados: “Maduro es pésimo gobernando, pero bastante bueno manteniendo fiel a sus altos mandos, mientras el pueblo se muere de hambre”.
Basta recordar 2019, cuando Estados Unidos apoyó el período interino del opositor Juan Guaidó, quien esperaba apoyo militar para derrocar a Maduro. Esa mañana, 30 de abril, los militares no acudieron y el intento fracasó.
Hoy, con una oposición dividida, más de 800 presos políticos y una economía devastada por la inflación, la realidad venezolana está llena de incertidumbre. Y por ahora, Trump puede haber redoblado la presión, pero sin una hoja de ruta clara para el día siguiente, la ofensiva corre el riesgo de perder fuerza y terminar reforzando la narrativa de resistencia del chavismo.
CAMILO A. CASTILLO – EDITOR CONTRIBUYENTE INTERNACIONAL – @camiloandres894