Los futbolistas de Atlético Nacional han reafirmado su decisión de mantener el silencio ante los medios de comunicación. Esta postura surge como respuesta a la sanción que se le impuso a Alfredo Morelos, quien fue castigado por haber engañado a un árbitro mediante la simulación de una falta durante un partido. Esta situación ha generado un ambiente tenso dentro del equipo y ha llevado a los jugadores a optar por abstenerse de cualquier interacción con la prensa.

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La Comisión Disciplinaria de la Dimayor llevó a cabo un análisis exhaustivo sobre la acción del jugador y las declaraciones que este realizó posteriormente. El resultado fue una decisión contundente que incluyó una suspensión de dos semanas y una multa económica que supera los 80 millones de pesos. Aunque parte de esta sanción fue suspendida, su impacto ha sido significativo, provocando una atmósfera de desconfianza tanto entre los jugadores como con respecto al personal técnico.

Camilo Cándido, uno de los futbolistas del equipo, expresó su preocupación después del partido de la Copa BetPlay contra Once Caldas, afirmando: “Si hablamos nos castigan”. Desde esa declaración, los jugadores similares decidieron no ofrecer entrevistas ni comentarios a los medios. Este silencio se ha vuelto una estrategia para evitar sanciones adicionales.

La única excepción a este silencio ha sido David Ospina, quien decidió romper su silencio tras el clásico paisa en el que su equipo logró una victoria contundente de 5-2 sobre el Deportivo Independiente Medellín. En una entrevista, Ospina comentó: “Son situaciones que no se entienden al dar declaraciones y terminas penalizado por eso“, subrayando la gravedad de las consecuencias que pueden derivarse de hablar con la prensa.

A pesar de la controversia que rodea esta situación, Alfredo Morelos logró reaparecer antes de lo esperado. Su regreso se produjo tras haber cumplido solo la mitad de la sanción inicial. El 18 veces campeón hizo uso del artículo 42 del Código Único Disciplinario, que permite la reducción de sanciones siempre que se cumplan ciertos requisitos específicos. Esto ha intensificado el debate sobre la equidad y la rigurosidad de las sanciones impuestas.

Esta situación sigue abierta y plantea muchas interrogantes sobre cómo se gestiona la disciplina no solo del club, sino también de la Dimayor. La falta de claridad en estos procedimientos crea un espacio fértil para la especulación y el descontento entre los aficionados y los jugadores por igual. En resumen, el clima actual dentro de Atlético Nacional es uno de incertidumbre y cautela, donde las palabras pueden tener consecuencias serias.

eldeportivo.com.co

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