




La desesperación tiene rostro y nombre: Zaida Aguirre.
Aguirre, abogada de profesión, llevó la semana pasada el drama de su casa a la puerta del Cabildo de Cartagena como acto de protesta se encadenan que resonó como una atronadora llamada de atención.
Su objetivo: condenar “Falta de atención y falta de infraestructura especializada” para su hermana.Y Paciente en estado de crisis mental severa.
Este incidente, lleno de dolor y simbolismo, no fue un incidente aislado. Este es un reflejo de A. Un profundo vacío institucional y social que ha convertido la atención psiquiátrica y psicológica en la capital de Bolívar en una “crisis silenciosa” que está fracasando a los ojos de los ciudadanos.
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A pesar de esta inquietante tendencia, las inversiones distritales en prevención, promoción y atención de la salud mental siguen siendo marginales.
Concejala Laura Díaz Casas.
Fracaso hospitalario: un motivo de preocupación
Los enfermos esperan atención. Foto:archivo privado
La protesta de Aguirre tuvo un impacto inmediato en el Concejo Distrital, por lo que la concejala Laura Díaz Casas (Partido Alianza Verde) encabezó un debate sobre este tema clave.
“Resulta preocupante que no existan centros hospitalarios preparados o especializados para atender casos de salud mental y afrontar las crisis que provocan los pacientes que padecen estas afecciones”, afirmó el concejal Díaz, mencionando el dramático caso de un abogado encadenado como evidencia tangible de falla estructural.
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Resulta preocupante que no existan centros hospitalarios preparados o especializados para atender casos de salud mental y enfrentar las crisis que presentan los pacientes que padecen estas condiciones.
La declaración de Díaz va directamente al meollo del problema en Cartagena: falta de unidades psiquiátricas adecuadas en la red pública y privada. Cuando un paciente experimenta una crisis aguda, la necesidad inmediata es una hospitalización segura, especializada y de corto plazo que permita la estabilización y la intervención profesional.
Sin embargo, en la práctica, los pacientes son remitidos a emergencias generales o, en el mejor de los casos, pasan horas en establecimientos de atención primaria que no brindan las condiciones de seguridad ni el personal técnico (psiquiatras, enfermeras especializadas) necesario para tratar las emergencias psiquiátricas.
La escasez de hospitales obliga a las familias a viajar entre EPS e IPS, exponiendo al paciente y a quienes lo rodean a un estrés inmanejable, lo que a menudo resulta en una nueva victimización de quienes ya sufren.
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Inversión insuficiente ante la creciente demanda
Laura Díaz, concejala de Cartagena por el Partido Alianza Verde. Foto:archivo privado
La concejal Díaz calificó el incidente como oportunidad para el distrito “Identifique lo que se ha alertado bajo su liderazgo”. En su análisis institucional, la corporación reconoce que los programas y servicios de salud mental en la ciudad no sólo son inadecuados, sino que también presentan serias deficiencias en su implementación y alcance.
Los problemas de salud mental en Cartagena han aumentado significativamente en los últimos años, exacerbados por la perturbación socioeconómica provocada por la pandemia y los altos niveles de desigualdad en la ciudad. Los expertos alertan de un aumento de los casos de ansiedad generalizada, de depresión severa y, lo más preocupante, de un aumento de los intentos de suicidio, especialmente entre los jóvenes y los sectores más vulnerables de la periferia.
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“A pesar de esta preocupante tendencia, Las inversiones del condado en prevención, promoción y atención psiquiátrica son todavía marginales”, denunció el concejal. Díaz, quien destacó la urgente necesidad de hacer una “apuesta importante por la inversión, el fortalecimiento de la capacidad técnica y, sobre todo, la educación y coordinación de actores” mejorar las condiciones de las familias que enfrentan tales situaciones.
La falta de inversión se traduce en:
1. Falta de personal especializado: Son pocos los psiquiatras y psicólogos adscritos a la red pública, lo que genera retrasos inaceptables en la concertación de citas y el paso por el filtro de una consulta de urgencia a una consulta ambulatoria.
2. Sin programas sociales: La atención se centra casi exclusivamente en la respuesta a la crisis, sin suficientes programas de prevención y apoyo psicosocial en barrios y pueblos.
3. Desarticulación: un laberinto burocrático: Las familias están atrapadas en un laberinto entre los Ministerios de Salud, Educación, el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) y los prestadores de servicios de salud. sin un protocolo claro de ruta crítica para el paciente en caso de emergencia.
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Luchar por la dignidad y la inclusión
Más allá de la atención médica, el concejal Díaz ha hecho un llamamiento que va más allá de las cuestiones clínicas y toca aspectos sociales y laborales. Llamó a autoridades y ciudadanía a contribuir a “mejorar la calidad de vida de estas personas y sus familias, lograr una conexión digna con todos los aspectos de la vida social y profesional.“
Este punto es importante porque El estigma social que rodea a las enfermedades mentales es uno de los mayores obstáculos para la recuperación y la inclusión social. Los pacientes y sus familias a menudo enfrentan discriminación que resulta en aislamiento y barreras para acceder a oportunidades laborales o educativas. El desafío de Cartagena no es sólo sanar la mente, sino también transformar su cultura social para aceptar y apoyar a quienes pasan por tales condiciones.
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El asunto fue colocado en la agenda y pendiente de ejecución.
Cabe señalar que esta no era la primera vez que el concejal Díaz Casas planteaba este tema. En julio mantuvo un diálogo abierto en la sede del Consejo, reuniendo a actores responsables y clave para analizar este tema de salud que, según señaló, “cada día es más importante y requiere más atención”.
La persistencia de fracasos, como lo demostró la dramática protesta de Zaida Aguirre en noviembre, muestra que si bien este tema está en la agenda institucional, la implementación de soluciones efectivas y la asignación de los recursos necesarios están peligrosamente retrasadas.
La crisis de salud mental de Cartagena ya no es un problema confinado a los hogares; Este es un desastre público. se manifiesta en las calles y en las puertas de las instituciones, exigiendo una respuesta inmediata y digna de la ciudad que celebra el 214 aniversario de la Independencia.
El caso de Zaida Aguirre se hace eco de miles de familias que esperan que el Distrito pase del análisis a una inversión decisiva y humana.
Además, te invitamos a ver nuestro documental “Abuso Sexual en Cartagena: Voces Silenciadas”
Documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:
cartagena