Nos encontramos en una fase social y económica marcada por un intenso proceso de innovación tecnológica y una tensión creciente en el entorno financiero. La situación se centra en el acelerado desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y las grandes necesidades financieras que requiere su formación como producto y su viabilidad en el mercado. Todo ello, ligado a la oferta de gran transformación social que pretende traer.

Como en cualquier negocio, las empresas que participan en un sector dinámico como el tecnológico esperan ampliar sus ganancias, mantener y fortalecer su poder oligopólico, así como su creciente influencia económica, social y política.

Los siete magníficoscomo las empresas dominantes en el sector tecnológico, que tienen una gran influencia en el mercado de valores, que muestran desempeños económicos muy rentables y están ubicadas en Estados Unidos, fueron nombradas así en 2003 por el analista del Bank of America Michael Hartnett, en referencia a la película del mismo nombre realizada en 1960 y que, a su vez, es una versión de la película original japonesa de Akira Kurosawa. Siete samuráis.

Como es sabido, se trata de las empresas: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla, cuyo gran poder económico se expresa en el indicador de capitalización bursátil (que corresponde al número total de acciones multiplicado por su precio) y de ahí su enorme influencia en el comportamiento del mercado de valores. Por tanto, este sector concentra buena parte del proceso de innovación, tiene influencia global, es líder de mercado y moldea los patrones de consumo. Esta situación muestra su gran poder.

Una de las cuestiones que surgen de esta supremacía tecnológica y económica se expresa en los mercados financieros, que han elevado la valoración de las acciones a niveles desproporcionados con la actual generación de ingresos de sus operaciones y en el marco de altísimas expectativas de beneficios futuros. La situación implica en última instancia un escenario de incertidumbre.

Esto revela un comportamiento altamente especulativo, que ha hecho pensar en la formación de una burbuja financiera de tal tamaño que podría conducir a un nuevo episodio de crisis, similar al de 2007-2008. Cuando se desencadena la especulación en estos términos y dimensiones, se puede esperar una corrección significativa en el precio de las acciones y las ganancias esperadas por las empresas de tecnología. Una corrección que llevaría incluso a una crisis.

Los periódicos describieron recientemente la situación en este sector. El diario de Wall Street así como escepticismo sobre la sostenibilidad y el retorno esperado de la inversión en IA.

Hace apenas unos días, Jensen Huang, el CEO de Nvidia, que hoy es líder en la industria de la inteligencia artificial, dijo que se encuentra en una situación complicada por el temor a que se esté creando una burbuja financiera en el sector de la IA. Esto, a pesar de que su empresa registró unos ingresos récord de 57.000 millones de dólares en el tercer trimestre. Dijo: “El mercado no apreció nuestro increíble trimestre”; La acción subió brevemente de precio y luego cayó.

La paradoja, según Huang, apunta a la tensión financiera que existe actualmente en el sector: “Si tenemos un mal trimestre, se toma como prueba de que hay una burbuja. Si tenemos un buen trimestre, inflamos la burbuja”. La situación parece indicar que el auge de la IA está provocando una reacción negativa. Estas son expectativas de ganancias en una industria que requiere enormes inversiones, con una estructura de costos muy alta y en condiciones donde la rentabilidad predecible es hoy muy incierta. Éste es el dilema que define episodios especulativos como éste que prevalecen hoy.

El director ejecutivo de Google (y su empresa matriz Alphabet), Sundar Pichai, dijo recientemente, en lo que pudo haber sido un desliz: “Si bien el crecimiento de la inversión en IA fue un momento notable, hubo cierta irracionalidad en el auge actual de la industria”. La cuestión tiene que ver con lo que se define como un gasto muy elevado por parte de las empresas de tecnología en industrias avanzadas. Esto es precisamente lo que son los auges especulativos y los excesos irreparables que causan.

24 de noviembre de 2025

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