La Descompensación horaria jugó un papel crucial ese día, ya que el desfase horario casi me hace perder el autobús que nos llevaría a la audiencia en 2014.
Recientemente había estado en Roma, mientras en Venezuela, los gases lacrimógenos y los gritos resonaban en las calles. Era un contraste abrumador, estar en medio de una Europa tranquila mientras mi patria atravesaba momentos tan difíciles.
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No tenía un conocimiento amplio del idioma italiano, solo sabía cómo decir ‘Ciao y Buon Giorno‘, pero aun así decidí inscribirme en un congreso para periodistas católicos. Así fue como, ese día, tuve la oportunidad de ver al Papa.
Corrí hacia el autobús y, al fin, llegamos a la Plaza de San Pedro. Después de superar los controles de seguridad, comenzó nuestra odisea: buscaba un lugar donde pudiera captar la aparición del Papa, por supuesto, con mi bandera venezolana ondeando en alto.
Logré posicionarme en el centro de la plaza, cerca de las barandas, “esto es una buena ubicación”, pensé para mis adentros.
En Roma, se ha determinado que el estado de sitio se mantenga durante los funerales del Papa Francisco. Foto:X: @France24_en
Cerca de mí, había un periodista japonés. A pesar de la barrera del idioma, ambos compartíamos el mismo objetivo: queríamos ver al Papa, y no eran necesarias muchas palabras para entendernos.
De repente, vi cuidadosamente acercándose, ¡era el Papa! Mi ubicación resultó ser perfecta. Tuve la oportunidad de verlo de cerca junto a un niño que se encontraba a mi lado.
Con el frío chaqueando, la situación se volvía cada vez más intensa. Había vivido en Valencia ese año, donde las temperaturas más bajas rondaban los 30 grados centígrados, así que el clima era un verdadero desafío para mí.
El cuerpo del Papa Francisco fue trasladado en una emotiva procesión para todos sus seguidores. Foto:X: @philstarlife
Finalmente, cuando todo estuvo listo, el Papa hizo su entrada en el Papamobile. Con mi bandera en mano y la garganta lista para gritar, la Guardia Suiza nos hizo firmar un acuerdo que prohibía subir a las sillas, aunque la emoción era indescriptible.
En ese momento, vi cuidadosamente acercarse a la figura del Papa. Mi ubicación fue ideal. Logré verlo tan de cerca que incluso grité emocionado: ¡el Papa, el Papa, ¡Venezuela! … No sé si me escuchó, pero la adrenalina corría por mis venas.
Con el corazón lleno de emoción, regresamos a nuestros asientos. Fue un sentimiento excepcional e indescriptible. La carga emocional era tan intensa que incluso me olvidé de tomar fotografías, a pesar de tener una cámara conmigo.
Las filas de personas se alinearon para ver al Papa Francisco en la Basílica de San Pedro. Foto:AFP
El frío y el sueño comenzaron a hacerse presentes nuevamente mientras el Papa hablaba con los fieles. Por un instante, mis ojos se cerraron.
De repente, escuché cuando el Papa pronunció en italiano: “Para Venezuela, pedimos la intercesión de la Virgen de Coromoto”.
A lo largo de los años, he comprendido que el mejor lugar para ver al Papa es un espacio de bondad y oración.
Ese año, 2014, las protestas en Venezuela dejaron al menos 43 muertos.
A lo largo de los años, me he dado cuenta de que el mejor lugar para ver al Papa es un lugar dedicado al bien y a la oración. Que la Virgen de Coromoto siempre nos siga.
Corresponsal
Caracas