El 11 de mayo de 2012, un episodio trágico tuvo lugar en Montevideo, donde dos adolescentes entraron en una pizzería con la intención de cometer un delito. Realizaron su pedido normalmente, pero el desarrollo del acontecimiento se tornó sombrío cuando uno de ellos, tras hacerse con una pistola, disparó contra uno de los empleados que se encontraba tras el mostrador. Este acto de violencia dejó a Gastón Hernández, un hombre de 34 años y padre de cinco hijos, muerto en el lugar.
Las noticias de este cruel incidente se propagaron rápidamente, capturando la atención de los medios de comunicación y la opinión pública. El asesinato de Hernández no solo conmovió a su familia, sino que también generó un profundo sentimiento de inseguridad en la sociedad uruguaya. En respuesta a la inquietud generalizada, dos periodistas, Cristina Müller y Guillermo Draper, decidieron documentar el contexto social y político de este trágico suceso, lo que resultó en la publicación de su libro en 2017 titulado “Marihuana oficial. Chronicle of a uruguayan.”
A raíz de la conmoción provocada por el crimen y las solicitudes de la ciudadanía al ministro del Interior, Eduardo Bononi, el presidente Pepe Mujica se vio forzado a dirigirse al país el 19 de junio. En su discurso, Mujica expresó: “Si la vida es el primer valor, nada más importante que la paz, nada más importante que la calma. Ni las drogas ni la prisión pueden ser una alternativa. Son un accidente. No podemos seguir descifrando y perdiendo vidas”. Estas palabras resonaron en un momento crítico, dado que el tráfico de drogas comenzaba a influir de manera considerable en diversas esferas de la vida uruguaya.
Pepe Mujica Foto:AFP
En el contexto de un auge del narcotráfico, muchos distribuidores de drogas comenzaron a reclutar a sicarios para llevar a cabo sus encargos y rivalidades. Este incremento en la violencia y el crimen organizado llevó a varios de los ministros de Mujica a cuestionar la efectividad de la prohibición de las drogas, la cual, según argumentaban, solo parecía aumentar el tráfico ilegal.
En este clima de tensión y violencia, surgió la propuesta de legalizar la marihuana como una estrategia para combatir el narcotráfico. Los ministros de Defensa, Desarrollo Social y el Interior presentaron un enfoque que abogaba por la “legalización regulada y controlada de la marihuana”, fijando un énfasis claro en la supervisión estatal sobre su producción y distribución.
Finalmente, en 2013, la propuesta se materializó en la legislación que legalizó el uso de la marihuana. Este nuevo marco legal comenzó a implementarse bajo la futura presidencia de Tabaré Vázquez, permitiendo las primeras ventas legales de marihuana. Importante destacar que esta continuidad de la política de regulación fue sostenida durante el mandato de Luis Lacalle Pou.
Desde la legalización de la marihuana, se han registrado avances significativos. Actualmente, más de 40 farmacias han sido autorizadas para la venta de este producto, mientras que aproximadamente 15,000 personas se han registrado en clubes de consumidores y otras 11,465 han optado por el cultivo doméstico.
Es interesante señalar que, a pesar de su activa promoción de la legalización, Mujica afirma nunca haber fumado marihuana en su vida.