Lyle y Erik Menénez, quienes se encuentran cumpliendo condena desde 1989 por el asesinato de sus padres, obtuvieron un avance significativo en su batalla legal el pasado martes, tras una decisión de la Justicia de EE. UU. que redujo su condena, lo que les brinda la posibilidad de solicitar una prueba. Esta modificación en su estatus legal representa una nueva luz de esperanza para los hermanos que han estado tras las rejas durante más de tres décadas.
Un juez en Los Ángeles aclaró la condena de cadena perpetua impuesta a Lyle y Erik, eliminando la desventaja de tener que esperar por lo menos 50 años para solicitar la libertad condicional. Con más de 30 años de encarcelamiento, esta decisión podría cambiar sus vidas de manera importante.
A lo largo de sus años de encarcelamiento, los hermanos han llevado a cabo una cruzada legal durante casi dos años, buscando la posibilidad de recuperar su libertad. Este esfuerzo ha cobrado renovada atención mediática gracias, en parte, a una mini serie y un documental producidos por Netflix, lo que ha contribuido a que la opinión pública se reconsidere su caso.
Los hermanos Menénez junto a sus padres en tiempos mejores. Foto:Archivo privado
Durante la audiencia que comenzó el martes, el sistema judicial de Los Ángeles justificó el análisis de la sentencia original de 1994, proporcionando espacio para un debate sobre los cambios en la vida judicial de los hermanos. Varios parientes de Lyle y Erik, incluidos miembros de la familia de las víctimas, se presentaron para abogar por su liberación.
“Creemos que 35 años de prisión son suficientes”, afirmó Anamaria Bararal, prima de los Menénez. La familia ha llegado a un consenso general sobre la necesidad de perdón y la búsqueda de nuevas oportunidades. “Nuestra familia ha perdonado a los hermanos universalmente”, añadió Bararal, insistiendo en que “se merecen una segunda oportunidad”.
Diane Hernández, sobrina de Kitty Menénez, expresó su apoyo y describió a Lyle y Erik como “gente extraordinaria”. Sus palabras resaltan la percepción de que, si se les otorgara la libertad, no volverían a infringir la ley. “Su único deseo es hacer el bien”, subrayó.
Lyle, que ahora tiene 57 años, y Erik, de 54, siguieron el desarrollo de su caso a través de una videollamada desde la prisión, un testimonio de cómo la tecnología ha permitido un vínculo más cercano con el exterior. El brutal crimen cometido en 1989, en el que acabaron con la vida del poderoso empresario musical de origen cubano, José Menénez, y su esposa Kitty, conmocionó a la nación.
Netflix ha generado un interés renovado hacia el caso Menénez. Foto:Tejer
Cuando Lyle tenía 21 años y Erik 18, cometieron el asesinato mientras sus padres veían televisión, un acto que sorprendió a muchos. En un principio, intentaron justificar su acción, insinuando que estaban siendo atacados por la mafia, pero el giro del caso llegó tras la confesión de Erik con su terapeuta, lo que llevó a las autoridades a arrestarlos.
Defendieron su postura alegando que habían sido víctimas de un abuso psicológico y sexual a manos de un padre violento y una madre descuidada. No obstante, la fiscalía los acusó de haber planificado el crimen con el objetivo de hacerse de una herencia millonaria, una acusación que complicó aún más su defensa. Un primer jurado no logró un veredicto unánime, pero un segundo juicio culminó en una condena a cadena perpetua.