El gobierno de Gustavo Petro ha tomado una decisión importante al rechazar una consulta popular que se había presentado como una alternativa para obtener un respaldo ciudadano. Esta acción se cristalizó en una serie de eventos donde, a través de Armando Benedetti, el ministro del interior, el gobierno y los parlamentarios del Senado discutieron extensamente sobre las alegaciones de fraude en la votación que se llevaría a cabo. Este argumento parecía inesperado, ya que estaba orientado a desvirtuar la credibilidad de las encuestas que el presidente había propuesto como un mecanismo de consulta popular. Además, en un momento de transito fuera del Senado, se sugirió que se estaba preparando un caso penal al respecto.
En el centro de la controversia se encuentra un cambio en el voto del senador Díaz, quien pertenece a los Cambio Radicales. Se produjo una irregularidad cuando votó manualmente; el Secretario General del Senado, Diego González, malinterpretó su postura, asumiendo que había votado a favor. Esto se convirtió en uno de los pilares del argumento de la Comisión, que alegó que la votación no se había realizado de manera adecuada. Sin embargo, es importante señalar que Díaz había manifestado su oposición a la propuesta gubernamental y había expresado abiertamente su rechazo a la consulta popular.
Entorno en el Senado después de una votación de consulta popular. Foto:NOSTOR GOMEZ – TIEMPO
El relato se complica cuando se analiza cómo el gobierno decidió avergonzar la votación irregular. Como contexto, la última encuesta del Parlamento había revelado un panorama incierto, y el presidente del Senado, Efraín Cepeda, abrió la votación para definir el futuro de esta consulta popular tan debatida. A su vez, muchos de los senadores que previamente votaron se sintieron presionados por situaciones personales, como es el caso de Martha Peralta, quien mencionó su incomodidad.
El resultado final de la votación que terminó condenando la consulta popular fue de 49-47. Desde el inicio, la votación se desarrolló de forma tensa y reñida. En la pantalla del Senado se mostró cómo los votos se contaban, poniendo en evidencia la fragilidad de las posturas. La diferencia entre los dos bandos apenas fue de dos votos. Al momento de cerrar la votación, el presidente Cepeda tomó la decisión final.
La pantalla indicaba que la postura “no” había ganado, sin embargo, la confusión surgió a causa de un voto manual que no había sido registrado en el sistema. Aquí es donde aparece nuevamente la confusión del voto de Díaz. No obstante, cuando se aclaró la situación, se confirmó que había dos votos manuales a favor y dos en contra. La ventaja no se alteró y, con eso, la consulta enfrentó su caída. Este evento marcó la cuarta y última derrota del gobierno de Petro en el Parlamento en ese día, un día que sin duda será recordado por su tensión y controversia.
Bogotá, 14 de mayo de 2025. Foto: @miltidiazfoto / El TIempo Foto:Milton Díaz / Tiempo
Reunión llena de derrota para el gobierno
Un poco después de las tres de la tarde, el gobierno de Gustavo Petro, agotado por los constantes tropiezos, decidió tomar un giro radical en su estrategia política y buscar una manera de apelar de forma gratuita a la reforma laboral. Aunque estaban conscientes de que esto podría ser percibido como una maniobra desde el propio Senado, los resultados adversos obligaron a esta decisión estratégica.
Desde los inicios de la sesión, el gobierno enfrentaba serios reveses; la primera derrota ocurrió cuando el Senado se negó a modificar un programa clave que estaba en discusión. Este tratado histórico, junto con las funciones que implicaba, fue un intento del gobierno por lograr un respaldo ante el archivo de la consulta popular, esperando que esto pudiera ofrecer una salida a la crisis.
Iván Cepeda había pedido al tratado que dejara la votación. Foto:Milton Díaz / Tiempo
Dicha apelación fue un intento por parte de los senadores para evitar ser catalogados como enemigos de los trabajadores, pero también hubo un deseo implícito de no conceder al presidente la posibilidad de convocar las encuestas de opinión previas al año electoral de 2026. Esta situación se tornó evidente para el gobierno cuando se percató de no contar con el número suficiente de votos para asegurar sus intereses.
Esto se volvió aún más notable cuando varios ministros, entre ellos Armando Benedetti (Interior), Antonio Sanguino (Trabajo) y Guillermo Alfonso Jaramillo (Salud), se presentaron directamente ante los miembros del Senado en un intento por incidir en la votación. Las conversaciones se tornaron tensas e incluso algunos senadores de izquierda se sintieron avergonzados por la presión ejercida por el gobierno. A pesar de este clima adverso, el Gobierno continuó expresando su optimismo al cantar el himno nacional, marcando una clara señal de desafío ante la adversidad.
La segunda derrota tuvo lugar una vez que la sesión se reanudó, y un senador cercano al gobierno, Antonio Correa, propuso posponer la votación sobre la apelación. Al no obtener el respaldo esperado, la situación sólo se agravó cuando María José Pizarro, diputada del Senado, demandó explicaciones sobre la postura de la Séptima Comisión respecto al debate, a lo que se recibió una negativa.
El resultado continuó siendo adverso, y el gobierno se vio resignado a continuar con el debate, a pesar de que Efraín Cepeda había estado preparado desde la noche anterior para presidir la sesión. A medida que el tiempo avanzaba, la dificultad de cambiar la narrativa se hizo evidente. El esfuerzo del gobierno por batallar dicha realidad no logró fructificar.
El parlamento donde se hundió la consulta popular. Foto:Milton Díaz / Tiempo
“Votará con la apelación cuando sea nuestra y que estamos más interesados en los derechos de los empleados”, manifestó Benedetti. Sin embargo, planteó que la prioridad debía ser procesar la reforma laboral en las cinco semanas que restaban antes del 20 de junio, un nuevo jugador en esta escena fue Antonio Sanguino, quien intentó apoyar la propuesta pero dejó en claro que esto no significaba una renuncia a reunir una consulta popular.
La primera victoria del gobierno en el Parlamento se transformó rápidamente en su mayor derrota. Con solo dos votos marcando la diferencia, la consulta popular fue condenada al fracaso, desatando un gran revuelo dentro del hemiciclo. “¡Sí, podría ser!”, exclamaron los opositores, mientras que los funcionarios del gobierno respondieron denunciando “trampa, trampa, trampa”.
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El Senado hundió la consulta popular | Tiempo Foto:
Juan Sebastián Lombo Delgado
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