El Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acusó a Alemania el viernes de estar, de alguna manera, reconstruyendo el muro de Berlín. Este comentario proviene de un análisis detallado que realizó su servicio de inteligencia interno, tras lo cual el partido dio a conocer que la Alternativa para Alemania (AfD) ha sido clasificada como un movimiento de “ala derecha”. Esta categorización no es trivial, dado el contexto político en Europa y las tendencias de extrema derecha en muchos países.
Durante las elecciones legislativas, que se llevaron a cabo el pasado 23 de febrero, la AfD logró un avance que fue considerado histórico, prácticamente duplicando su anterior resultado al alcanzar más del 20 % de los votos. Este significativo aumento en su popularidad ha llamado la atención no solo dentro de Alemania, sino también en el panorama político europeo.
Desde esa fecha, el partido, que fue fundado en 2013, ha llegado incluso a superar a algunos de los partidos democráticos tradicionales en las encuestas, como el CDU, que es la formación conservadora liderada por Friedrich Merz, quien está programado para asumir la cancillería el próximo martes. Este cambio en el apoyo electoral ha generado una serie de debates sobre la dirección política del país y la relevancia de la AfD en el contexto actual.
Alice Weidel y Tino Chupalla, representantes del partido de extrema derecha AfD. Foto:Getty Images
“AfD es el partido más popular en Alemania, siendo claramente el más representativo de Alemania Oriental. En este contexto, los burócratas están tratando de destruirlo”, afirmó el vicepresidente JD Vance a través de la red social X. Esta declaración se suma a un creciente sentimiento entre los partidarios de la AfD que ven amenazas a la libertad de expresión y a la diversidad política.
El vicepresidente también comentó sobre el simbolismo del muro de Berlín, afirmando que “los países de Occidente derribaron el muro de Berlín juntos. Y ahora, este ha sido reconstruido, no por los soviéticos o rusos, sino por la burocracia alemana”. Sus críticas ponen de relieve una preocupación más amplia sobre la dirección que está tomando Alemania en su gestión de la oposición política.
“AfD es el partido más popular en Alemania y, con mucho, el más representativo de Alemania Oriental. Ahora los burócratas están tratando de destruirlo”
JD VanceVicepresidente de EE. UU.
En las regiones que fueron partes de la antigua República Democrática Alemana (RDA), la AfD ha logrado ganar en casi todas las circunscripciones disponibles, lo que subraya la relevancia del partido entre los ciudadanos de esas áreas. Este fenómeno ha dejado a muchas voces en la política alemana preocupadas por la creciente influencia del partido de extrema derecha.
Marco Rubio, el jefe de la diplomacia estadounidense, también expresó su descontento de manera contundente. “Alemania acaba de otorgar a su agencia de espionaje nuevos poderes para monitorear a la oposición”, publicó Rubio en la misma red social. “Esto no es democracia: es una tiranía disfrazada”, aseveró, pidiendo a las autoridades que retrocedan en estas decisiones controvertidas.
Según Rubio, el verdadero extremista no es la popular AfD, que ocupó el segundo lugar en las últimas elecciones, sino más bien la peligrosa política de inmigración fronteriza abierta que promueve el establecimiento político que se opone a la AfD. Este cuestionamiento se alinea con una crítica más amplia a las políticas de inmigración en Europa, que han sido objeto de debate feroz.
JD Vance y Donald Trump. Foto:Getty Images
En respuesta a estas críticas, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania difundió un mensaje en inglés, aclarando: “Esto es democracia”. “Nuestra historia nos ha enseñado que debemos ser firmes contra el extremismo”, sumaron, haciendo referencia a las lecciones del pasado nazi de Alemania. Esta defensa representa el enfoque del gobierno alemán frente a las acusaciones, al tiempo que intentan clasificar a la AfD como un partido extremista.
En este contexto, las autoridades alemanas han decidido colocar a la AfD bajo un alto nivel de vigilancia, considerando que la ideología del partido “devalúa a todos los grupos de la población de Alemania, atentando contra su dignidad humana”. La oficina de seguridad de la Constitución emitió un comunicado en el que enfatizó que esta postura no es compatible con el orden democrático básico.
No es la primera vez que la administración Trump se inmiscuye en los asuntos políticos alemanes, lo que ha causado inquietud en Berlín.
Alice Weidel y Tino Chupalla, los dos líderes del partido alemán AfD. Foto:AFP
Recientemente, Vance sorprendió a muchos en Alemania y Europa al pronunciar un discurso en Múnich (sur) a mediados de febrero, donde aseguró que la libertad de expresión “regresará” a Europa, especialmente a Alemania. Durante ese evento, condenó el ostracismo de la AfD y exigió el cese del “cordón sanitarios” en torno al partido, incluso logró reunirse con su líder, lo que ha provocado un intenso debate y reflexión dentro de la política europea.