23.04.2025. En la tercera semana de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alcanzado un “acuerdo histórico” centrado en la prevención de futuras pandemias. Sin embargo, la situación de la salud pública mundial continúa siendo delicada y preocupante.

En la mañana del 16 de abril de 190, se hizo un llamamiento en Ginebra, Suiza, al Acuerdo sobre Prevención, Preparación y Respuesta a Pandemia (conocido como el Acuerdo sobre Pandemia), cuyo objetivo es mitigar los efectos potenciales de futuras crisis sanitarias. Este acuerdo se declarará oficialmente en mayo, durante la Asamblea Mundial de la Salud, donde se toman algunas de las decisiones corporales más significativas en materia de salud internacional. Una vez ratificado por al menos 60 estados, comenzará la implementación de normativas vinculantes y obligatorias.

El proceso de consenso llevado a cabo por Estados Unidos ha sido, sin embargo, independiente. Tras la salida de Donald Trump, Washington anunció su decisión de retirarse de este acuerdo de forma inmediata e incondicional, aunque dicha decisión solo tendrá efectos prácticos en 2026. Por otro lado, dos países de América Latina han manifestado previamente sus desacuerdos sobre la dirección que ha tomado el acuerdo. Argentina, cuyo gobierno previó en 2024 que no podría firmar dicho documento, se encuentra en una situación fortalecida tras la elección de Javier Milei como presidente, quien asumió la Casa Rosada en febrero de este año. Costa Rica, por su parte, ha visto un acalorado debate entre políticos conservadores y obispos católicos respecto a este acuerdo global, cuando se incluyó en el documento que “la presencia singular del potencial patógeno es … la soberanía de nuestro país” https://adiarioc.com/wp-content/uploads/tramit-depandemias-iglesia-costa-rica.pdf.

Han pasado más de cinco años desde el inicio de la pandemia de Covid-19, y la presión para concretar este acuerdo ha sido evidente tras tres años y trece rondas de negociaciones. Uno de los puntos más importantes del acuerdo es la facilitación de la transferencia de tecnología para la producción de productos sanitarios, como vacunas y antígenos. Según Radio France International (RFI), varios países que cuentan con grandes industrias farmacéuticas y multinacionales se han opuesto a que esta transferencia sea obligatoria, abogando por un enfoque más “voluntario”.

Otro aspecto fundamental del acuerdo es la creación de un mecanismo que promueva el acceso al conocimiento utilizado en la identificación de patógenos, lo que permitiría que las compañías farmacéuticas trabajen rápidamente en el desarrollo de productos para combatir potenciales pandemias.

El consenso adquirido se considera un avance significativo en el ámbito de la prevención. A pesar de ello, diversas organizaciones internacionales de la sociedad civil, como Médicos Sin Fronteras (MSF), han celebrado este progreso pero con reservas, señalando que hay muchos temas complejos que siguen sin resolverse. A su juicio, la versión actual del documento es menos ambiciosa que la propuesta originalmente presentada hace un año, que no pudo ser aprobada en la anterior asamblea de mayo de 2024.

MSF considera que este acuerdo representa un “paso hacia la igualdad en futuras pandemias y situaciones de salud”, resaltando varios elementos positivos que permiten establecer un nuevo marco para la preparación y respuesta ante emergencias sanitarias en el futuro. Sin embargo, añaden que las negociaciones sobre el anexo que detalla el nuevo mecanismo para la gestión de patógenos y la distribución de beneficios seguirán adelante después de la asamblea, lo que tendrá serias implicaciones para la salud mundial.

Entre los aspectos positivos del borrador del acuerdo, MSF destaca la disposición para cerrar las brechas existentes en el acceso a herramientas médicas, especialmente a raíz de la pandemia de Covid-19, y enfatiza la necesidad apremiante de asegurar un enfoque de emergencia que priorice a los dispositivos médicos para el personal de salud en situaciones de crisis.

También se ha establecido una red mundial de suministros y un sistema logístico para garantizar la distribución equitativa y transparente de herramientas médicas, además de coordinar reservas tanto internacionales como regionales, asegurando el acceso sin restricciones en contextos humanitarios.

Además, por primera vez bajo la legislación internacional de la salud, se exigirá a los gobiernos que desarrollen y apliquen políticas que fomenten condiciones globales de acceso a acuerdos de financiación pública con compañías farmacéuticas y asociaciones público-privadas. Estas condiciones pueden incluir componentes como la transferencia de tecnología, licencias no exclusivas para países en desarrollo, transparencia en los ensayos clínicos y precios asequibles, así como el cumplimiento de la normativa de distribución justa https://www.msf.es/noticia/paso-la-equidad-futuras-pandemias-y-emergencias-sanitarias.

Celebración de alivio

Las Naciones Unidas celebran este nuevo acuerdo de pandemia como uno de los logros significativos en el ámbito de la salud. A finales de enero, el Consejo Económico y Social de la ONU reportó que la expectativa de vida ha aumentado en más de diez años en África y más de nueve en el sur de Asia. También destacaron que los casos de VIH-SIDA han disminuido en un 50% y que las tasas de mortalidad infantil han caído significativamente.

No obstante, los avances en las últimas décadas han sido “mucho menos alentadores”, evidenciado por el estancamiento en la mortalidad materna y un progreso muy limitado en la mortalidad infantil, así como un aumento en las tasas de obesidad, diabetes y trastornos mentales.

El informe de la ONU subraya la falta de inversión en intervenciones simples y efectivas, lo que se traduce en morbilidades y mortalidades prematuras evitables. También se reconoce el estancamiento de la cobertura de salud universal (CSU), un objetivo que debería garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios de salud de calidad de forma oportuna. “La cobertura de salud universal es viable”, sostiene el informe, “incluso en países con recursos limitados, y puede traer beneficios sostenibles para la salud pública y el desarrollo económico”. Sin embargo, para lograr esto, es esencial que los esfuerzos financieros destinados a la salud aumenten, así como el apoyo al desarrollo sanitario.

Según la ONU, es fundamental abordar la salud desde una perspectiva que cubra todas las etapas de la vida, comenzando desde el primer año y durante la infancia; la adopción de hábitos saludables durante la adolescencia y el acceso constante a la prevención y tratamiento médico son cruciales para asegurar un envejecimiento saludable https://docs.un.org/es/e/cn.9/2025/3.

El debate en torno a la salud, entendida como un derecho humano fundamental y un bien público de la humanidad, ha vuelto a cobrar relevancia en el ámbito internacional. Este nuevo acuerdo sobre pandemias se perfila como un avance significativo y es crucial para lograr un consenso multilateral en la actual crisis del sistema de salud global, así como el impacto trascendental que podría tener en el futuro cercano, cuando surjan nuevas crisis sanitarias globales. Sin embargo, la capacidad de abordar muchos de estos desafíos de salud mundial depende en última instancia de la voluntad política de los estados. Sin este compromiso, cualquier documento, por avanzado que sea, corre el riesgo de convertirse en un mero papel que no tendrá efectos reales.

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