Al menos 17 personas, incluidos varios niños, han perdido la vida tras un bombardeo del ejército birmano contra una escuela en la región de Sagaing el pasado lunes. Esta información fue proporcionada por Efusión, una organización civil en el país, y fue condenada por medios locales independientes así como por la oposición democrática. La trágica noticia resuena con la urgencia de buscar justicia y respuestas por parte de la comunidad internacional ante este ataque devastador.
Un portavoz de Efusión indicó que es probable que el número de fallecidos continúe en aumento. Mientras tanto, los medios locales como Myanmar ahora informan sobre la muerte de aproximadamente 30 personas, lo cual ha generado un clamor por la justicia. El Gobierno de la Unidad Nacional (NUG), que actúa como la autoridad legítima luego del golpe de estado en 2021, especificó que “hay niños entre los muertos y los heridos”.
De acuerdo con informes de medios locales independientes, el bombardeo se produjo alrededor de las 10 de la mañana hora local (3:30 GMT) en el municipio de Sagaing, el mismo que recientemente fue epicentro de un terremoto que dejó más de 3,700 muertes el 28 de marzo. La junta militar había instaurado un alto el fuego temporal que se extiende hasta el 31 de mayo, aunque este compromiso parece ser solo una fachada para ocultar la intensa violencia que están llevando a cabo en la región.
El Comité Representante de la Asamblea de la Unión (CRPH), el parlamento del NUG, emitió un comunicado en su cuenta de X, afirmando que se trató de dos bombardeos contra la escuela que resultaron en la muerte de “docenas de estudiantes y dos maestros, además de causar heridas a muchos más”.
La agencia condenó enérgicamente los “bombardeos continuos contra los civiles” perpetrados por la junta militar, que ha mantenido el poder mediante la fuerza desde el golpe. El CRPH también solicitó cooperación internacional para “terminar con el régimen militar y sus actos brutales”, lo que resalta la falta de atención mundial hacia la crisis humanitaria que se desarrolla en Birmania.
La semana pasada, la junta militar había declarado un nuevo alto el fuego que se extenderá hasta el 31 de mayo, supuestamente para facilitar las labores de reconstrucción tras el devastador terremoto que asoló el país a finales de marzo. No obstante, la oposición prodemocrática ha acusado a la junta de realizar cientos de ataques a pesar del alto el fuego declarado.
Sagaing es uno de los bastiones de la resistencia en Birmania, donde los guerrilleros han enfrentado al ejército desde el levantamiento militar. Las acusaciones de la ONU y de grupos de oposición sobre la continua brutalidad del ejército son alarmantes. Se ha alegado que la junta ha llevado a cabo ataques indiscriminados pese a los compromisos de paz.
El golpe de estado de 2021 puso fin a una década de transición democrática, intensificando un conflicto armado que ha estado presente en el país durante décadas. Amnistía Internacional (AI) ha señalando en sus informes que la violencia ha alcanzado niveles sin precedentes, catalogando las acciones del ejército como “irrazonables, desproporcionadas y mortales” hacia los rebeldes y la población civil.
Agencia EFE
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