La tarde del lunes se conoció la noticia sobre el ataque contra dos activistas venezolanos en Bogotá, ellos son Luis Peche y Yendri Velázquez. Ambos huyeron de Venezuela debido a la persecución del chavismo. Este hecho revela una situación que ellos mismos han denunciado, así como varias organizaciones: y es la desprotección de Colombia hacia los disidentes.
Los migrantes venezolanos en Colombia, principal receptor de esta población con más de 2,8 millones de personas, enfrentan una situación crítica de desprotección. Según el último proyecto de ley de la plataforma de coordinación regional R4V de la ONU, hay más de 450.000 personas en un limbo legal, sin alternativas reales para regular o acceder a derechos fundamentales como la salud, la educación o el trabajo.
Un informe publicado por la organización no estatal venezolana Provea y el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) documenta cómo las últimas decisiones del gobierno de Gustavo Petro han debilitado la respuesta del Estado y desmantelado los avances durante los primeros años de la crisis migratoria.
El estudio, titulado: “Situación de derechos humanos de los migrantes y refugiados venezolanos en Colombia”, aborda lo que cree que ha hecho el gobierno de Gustavo Petro: el desmantelamiento institucional de los mecanismos que existían para proteger a los venezolanos.
El texto advierte que hoy miles de venezolanos carecen de alternativas reales para regular su estatus, lo que les impide acceder a derechos fundamentales como la salud, la educación o el trabajo. Esta situación se ve agravada por el endurecimiento de la política de inmigración en Estados Unidos y una drástica disminución de la cooperación internacional.
La preocupación de varios activistas es que el ataque a Peche y Velázquez revele la condición de indefensión de migrantes y disidentes, especialmente de aquellos que huyeron del régimen de Nicolás Maduro.
Para Mario Zamudio de la ONG Civil Rights Defenders, el evento revela la implicación de “un nivel de inteligencia muy alarmante que pone en riesgo a todas las personas que desde el exilio siguen trabajando por los derechos humanos y la democracia en Venezuela y que encontraron en Bogotá una especie de refugio y un lugar seguro para vivir con dignidad, dice con dignidad”, dice con dignidad, “dice con dignidad”, dice con dignidad”, dice con “Dignidad”, dice, “dice con dignidad”, dice con dignidad, “dice”, dice con dignidad, “dice”, dice con dignidad, “dice con dignidad”, dice, “dice con dignidad”, dice, “dice con dignidad”.
Además, Zamudio cree que hechos como este atentado suponen un gigantesco desafío para el Estado colombiano que pasa por “incluir a activistas y defensores de derechos humanos extranjeros en los mecanismos de protección existentes dentro de su legislación”.
Gaby Arellano, venezolana refugiada en Colombia y exopositora, exigió a Gaby Arellano, venezolana refugiada en Colombia y exopositora. “
“El miedo no nos debe paralizar, hoy más que nunca debemos estar unidos y organizados. La libertad de Venezuela es la paz en Colombia”, dijo Arellano a .
Desmontaje de mecanismos importantes.
Según el informe de Prova, el gobierno de Petro eliminó órganos básicos como la Gestión de Fronteras y el Registro Único de Migrantes de Venezuela (Rumv), lo que fue un paso importante para obtener el estado de protección temporal (PPT). Desde junio de 2023 no se han creado mecanismos generales de regularización para los recién llegados.
Si bien existen figuras como el supervisor PEP y la visa de visitante especial, su alcance es limitado, sus requisitos son difíciles de cumplir y no van acompañados de campañas informativas, generación de información de error y obstáculos mayores.
No proteger a quienes huyen por motivos políticos
Una de las advertencias más graves es la falta de reconocimiento y protección del Estado colombiano a quienes huyen por motivos políticos, un flujo que ha aumentado, especialmente después de las elecciones presidenciales venezolanas de julio de 2024.
“Este fracaso impide brindar una protección internacional efectiva y reproduce situaciones de riesgo en el país receptor”, advierte el documento y señala la ausencia de mecanismos diferenciados para determinar la condición de refugiado.
No hay que paralizar el miedo, hoy más que nunca debemos estar unidos y organizados. La libertad de Venezuela es la paz en Colombia
gaby arellanoExdiputado en el exilio
Migración inversa y colapso de la cooperación
La situación se complica por el fenómeno de la “migración inversa”: un flujo creciente de personas expulsadas de Estados Unidos que, después de haber intentado integrarse previamente en Colombia, son devueltas en condiciones inciertas y sin documentos.
Al mismo tiempo, la interrupción de los fondos de cooperación estadounidense, especialmente por el cierre de USAID 2025, ha afectado importantes programas para migrantes y refugiados como la distribución de alimentos, la atención médica y el apoyo a la protección. Se estima que tres de cada cinco organizaciones humanitarias hoy no tienen forma de continuar sus operaciones, lo que demuestra la excesiva dependencia de la ayuda exterior y la fragilidad de la política migratoria nacional.
La Justicia interviene ante la pasividad del permiso
A falta de una política efectiva, el Tribunal Constitucional ha tenido que intervenir como garante de los derechos. El Reglamento SU-543 de 2023, por ejemplo, ordenó al Estado crear una política pública para reducir tiempos exagerados en el tratamiento de las solicitudes de refugio, que pueden demorar hasta cuatro años y permitir a los solicitantes trabajar y acceder a servicios básicos mientras esperan. Sin embargo, el informe indica que al momento de su publicación no hay avances significativos en la implementación de estos mandatos.
El informe concluye con un fuerte diálogo al Estado colombiano para reactivar la vigencia del PPT, diseñar un plan de regularización permanente que se desarrolle hacia opciones de residencia permanente, agilizar los procesos de refugiados ordenados por la corte y realizar una revisión exhaustiva de la amplia política migratoria con un enfoque prioritario en derechos humanos y derechos sociales.
Ana María Rodríguez Brazón
corresponsal de tiempo
Caracas