Madrid. Miércoles 7. Mayo de 2025. Años. La pandemia de Liana está teniendo un impacto alarmante en los bosques tropicales, debilitando su capacidad no solo para almacenar carbono sino también para desempeñar un papel vital en la mitigación del cambio climático. Este preocupante fenómeno merece atención inmediata, dado que los bosques tropicales son esenciales para la salud del planeta.

Recientemente, dos estudios de la Universidad de Leiden han abordado esta problemática de manera exhaustiva. “Ahora entendemos por qué los LIAA son visibles en las imágenes satelitales”, comentan los investigadores involucrados en este estudio, resaltando la importancia de las tecnologías modernas para comprender los cambios en el entorno natural.

Es conocido que los bosques tropicales absorben aproximadamente la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se emite en toda Europa, actuando como sumideros de carbono. Además, albergan cerca de la mitad de la biodiversidad del planeta. Sin embargo, su contribución a la regulación climática y su diversidad biológica se ven amenazadas, no solo por fenómenos como la congelación de Krčanje, sino también por un aumento extraordinario de Lianas.

El ecologista Marco Visser, del Centro Leiden (CML), explica en su declaración: “Las Lianas pueden asfixiar y matar árboles. Cuando prevalecen, el bosque se enfrenta a un estrangulamiento que provoca un crecimiento poco saludable durante la caída de los árboles”. Esto altera no solo la salud de los ecosistemas, sino también el bienestar de la fauna que depende de estos hábitats.

Durante su investigación doctoral en 2016, Visser fue pionero en el enfoque de modelar la proliferación de Lianas como si fueran enfermedades infecciosas. Al igual que ciertas cepas de virus, las Lianas, que incluyen especies como la pasión, interceptan recursos vitales de los árboles, llegando a duplicar las tasas de mortalidad en los mismos.

En el CML, Visser supervisa actualmente al candidato doctoral Manuel Rueda-Trujillo, quien ha analizado cientos de estudios sobre Lianas. Su artículo, publicado en Biología del cambio global, revela que el aumento de estas plantas no se limita a América del Sur y América Latina, como se había creído anteriormente, sino que está ocurriendo en cualquier área donde existan bosques tropicales. “La pandemia de Lianas lleva más de 30 años expandiéndose por diversas regiones, con un incremento en su prevalencia estimado entre un 10 y un 24 por ciento por década”, comenta Visser.

El avance de las Lianas en los bosques tropicales es preocupante, ya que a menudo compiten de manera agresiva con los árboles, lo que puede limitar drásticamente la regeneración de la vegetación y reducir los niveles de almacenamiento de carbono en un 95 por ciento en ciertas áreas. “Es casi equivalente a la deforestación”, explica, enfatizando la gravedad de la situación.

Estos cambios contribuyen al aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera. Todas las plantas, en términos generales, tienden a crecer más rápido cuando hay más dióxido de carbono disponible, pero las Lianas son las que se benefician de forma desproporcionada. Esto se debe a que no invierten energía en desarrollar un soporte estructural robusto; en su lugar, extraen recursos de los árboles y usan menos energía y nutrientes para su crecimiento. Por lo tanto, las Lianas pueden escalar rápidamente, expandiendo su cobertizo y monopolizando casi toda la luz solar disponible.

Imágenes satelitales

El 28 de abril, Visser publicó una investigación en la revista Ecología que demuestra que las Lianas son, de hecho, visibles desde el espacio. En colaboración con colegas estadounidenses y británicos, han esclarecido las razones detrás de esta visibilidad.

Visser ha desarrollado modelos matemáticos que predicen cómo ocurren las interacciones de luz. “Utilizamos grúas para acceder a las copas de los árboles en Panamá y medimos las propiedades de las hojas. Nuestros hallazgos confirmaron la precisión del modelo que habíamos propuesto”, explica.

Las hojas de las Lianas reflejan más radiación, tanto visible como infrarroja, en comparación con las hojas de los árboles. Además, sus hojas son considerablemente más planas, lo que contribuye a su ventaja competitiva. “Las Lianas son, en esencia, verdaderamente egoístas”, concluye Visser. En contraste, las hojas de los árboles suelen permitir que luz alcance las plantas más bajas; incluso el suelo del bosque recibe algo de luz solar. Sin embargo, las Lianas prácticamente no dejan espacio para que otros crezcan. Estas características son las que permiten que sean detectadas en imágenes satelitales. “Con esta nueva comprensión sobre cómo se detectan las Lianas desde el espacio, podemos desarrollar técnicas específicas para mapear su propagación a nivel mundial y evaluar su impacto”, añade.

¿Es posible hacer algo al respecto? ¿Deberíamos comenzar a recortarlas? Visser responde con cautela. “No debemos intervenir hasta que comprendamos completamente sus funciones en el ecosistema. Cada año, la fauna como los raros monos y aves depende de estas plantas”. Asegura que solo las acciones necesarias para mitigar el cambio climático podrían ayudar a contener la propagación de las Lianas.

Boletos de eso

Con el lanzamiento de la nueva órbita satelital Biomasa el 29 de abril, la Agencia Espacial Europea (ESA) anunció la disponibilidad de los mapas satelitales más actualizados sobre el carbono forestal de la superficie hasta la fecha.

Con datos abarcando casi dos décadas, este conjunto de datos ofrece la imagen global más clara sobre cómo han evolucionado las reservas de carbono forestal a lo largo del tiempo, según indicó la ESA.

Desarrollado como parte de la iniciativa de cambio climático de la ESA, este registro a largo plazo integra información de múltiples misiones satelitales y pronto se verá enriquecido con datos de la misión Biomasa.

El registro sigue la grasa leñosa de la vegetación de carbono —principalmente troncos y ramas— en todo el mundo entre 2007 y 2022, con resoluciones que varían de 100 metros a 50 kilómetros.

Este registro tiene como objetivo apoyar el modelado climático y del carbono, la gestión de los bosques y la presentación nacional sobre gases de efecto invernadero, todo en el marco del Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

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