



Elizabeth Williams, embajadora de Canadá en Colombia, le concedió a EL TIEMPO su primera entrevista oficial tras un año en el cargo. Priorizar la igualdad de género, potenciar las relaciones comerciales y apoyar la implementación de los acuerdos de paz, entre sus objetivos.
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Embajadora, ¿qué balance hace de su primer año en Colombia?
La COP16 sobre biodiversidad fue una gran introducción para mí acerca del papel estratégico que tiene Colombia. Me enamoré de la ciudad de Cali, creo que es una ciudad muy especial, con una energía muy dinámica y, durante la COP, me impresionó profundamente el nivel de participación de la sociedad civil colombiana. Fue una oportunidad para conocer a diferentes actores, activistas e integrantes de pueblos indígenas y afrodescendientes, así como un buen punto de partida para los viajes que realicé después a las distintas regiones.
¿Qué la ha sorprendido?
Me impresionó el aprecio que hay por Canadá en Colombia y nuestra larga historia de cooperación, construida a través de la asistencia internacional. También me sorprendieron los vínculos familiares: es increíble la cantidad de personas que conozco aquí que tienen familiares en diferentes partes de Canadá. Lo mismo sucede con las empresas canadienses que tienen operaciones en todo el país. Me di cuenta de que Colombia es un socio muy estratégico en la región y que tenemos muchas oportunidades para colaborar, no solo durante mi mandato, sino también en el futuro.
¿Cómo describe el estado actual de las relaciones bilaterales?
Las relaciones bilaterales van bien. Sumamos más de 70 años de relaciones diplomáticas bajo valores sólidos y prioridades compartidas. En Canadá tenemos un nuevo gobierno, bajo el liderazgo del primer ministro Mark Carney, en el que seguimos compartiendo temas esenciales como la paz, la seguridad, los derechos humanos y la igualdad de género.
Williams presentó sus cartas credenciales a finales de septiembre de 2024. Foto:Fernando Ariza. EL TIEMPO
¿En lo comercial, qué avances destaca?
Recientemente, tuvimos la visita del ministro de Comercio Internacional, Maninder Sidhu. Al igual que Colombia, Canadá busca diversificar sus relaciones comerciales, y le expliqué al ministro que este es un país que ofrece muchas oportunidades: una riqueza natural increíble, una población muy capaz, con mano de obra calificada, y una institucionalidad sólida. En Colombia están presentes todos los elementos necesarios para que las empresas canadienses desarrollen y expandan sus intereses.
¿Y en cuanto a transición energética?
Canadá es líder en tecnologías limpias. Tenemos un plan nacional para pasar de la energía convencional a fuentes renovables o más limpias. Además, contamos con un Tratado de Libre Comercio que cumplirá 15 años el próximo año, un acuerdo que nos ofrece una estructura sólida para continuar y fortalecer los intercambios comerciales entre nuestros países.
En un contexto internacional marcado por tensiones comerciales, ¿hay algún sector o industria que considere especialmente prometedor en la relación entre Colombia y Canadá?
Dado el contexto internacional, creemos que debemos aprovechar nuestras relaciones para fortalecer las economías de ambos países. Nuestro comercio es muy complementario, ya que se compone principalmente de productos y servicios que solo produce uno de los dos países. No existe competencia entre los productores.
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Por ejemplo…
Canadá exporta grandes cantidades de trigo y lentejas, ingredientes importantes en la dieta colombiana, mientras que Colombia exporta café, flores y plátano. El Tratado de Libre Comercio es una herramienta clave en nuestra relación económica bilateral. Desde su entrada en vigor en 2011, los flujos comerciales entre ambos países han aumentado más del 80 % y la inversión canadiense en Colombia se ha cuadruplicado. Estoy muy impresionada por el volumen de inversión de las empresas canadienses en Colombia. Y, sin duda, hay mucho potencial en la agroindustria, la manufactura, los servicios tecnológicos, las energías limpias, la minería sostenible y la innovación digital.
Además, contamos con un Tratado de Libre Comercio que cumplirá 15 años el próximo año, un acuerdo que nos ofrece una estructura sólida para continuar y fortalecer los intercambios comerciales entre nuestros países.
¿Qué acciones considera clave para que Colombia pueda atraer más inversión extranjera?
Para mí hay tres acciones fundamentales. La primera, es el compromiso con la implementación del Acuerdo de Paz de 2016. Este es un paso clave para fortalecer las instituciones, generar estabilidad y aumentar la confianza de los inversionistas. La paz crea un entorno propicio para el desarrollo económico y la expansión de oportunidades en todo el país. Asimismo, la estabilidad institucional y el respeto por el Estado de derecho también son esenciales para garantizar un entorno favorable a la inversión.
Finalmente, Colombia puede aprovechar el Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Colombia, que ofrece una plataforma sólida, para diversificar sus exportaciones y acceder a nuevos mercados.
A propósito del Acuerdo de Paz, usted ha visitado varios municipios priorizados, ¿qué ha percibido?
Estuve en Nariño hace poco, en una reunión con miembros de una comisión de las Naciones Unidas y representantes de diferentes países, y fue un gran recordatorio del ejemplo único que representa Colombia en el mundo gracias al Acuerdo de Paz. Aún queda mucho por hacer en materia de implementación, pero esta comisión resaltó que Colombia es uno de los pocos países donde el acuerdo se ha sostenido durante diez años. El desafío para la comunidad internacional es comunicar el valor y los impactos tangibles de estos proyectos, porque a veces es difícil cuantificarlos. Espero que el próximo año podamos enfocarnos más en visibilizar los avances y beneficios de la implementación del Acuerdo de Paz.
El acuerdo de paz cumple nueve años en este 2025. Foto:Héctor Fabio Zamora. Archivo EL TIEMPO
¿Cuál es el apoyo que brinda Canadá?
Canadá, junto con muchos otros países socios, apoya la implementación tanto a nivel político como financiero. En términos financieros, el año pasado Canadá contribuyó con casi 7 millones de dólares a la consolidación de la paz y a la justicia transicional. Desde 2016, hemos aportado más de 80 millones de dólares canadienses a través de nuestro Fondo para la Paz y también apoyamos, mediante financiación, a la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia (MAPP/OEA), entre otras acciones.
Durante mis visitas a las regiones y municipios que vivieron altos niveles de violencia o conflicto, el mensaje que recibí fue muy claro: las comunidades no quieren regresar a la situación anterior a la firma del acuerdo. Y si bien, sienten que todavía hay mucho por hacer, en especial sobre contar con una mayor representación y una presencia más integral del Estado: servicios, seguridad y acompañamiento institucional. Ven el acuerdo como la hoja de ruta para construir un país más estable.
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¿Qué decir de los avances en el sistema de justicia transicional?
Lo valoramos de manera muy positiva. Las primeras decisiones de la JEP son un ejemplo importante que refuerza la rendición de cuentas, la reparación a las víctimas y la confianza en las instituciones. Creo que también es fundamental garantizar los recursos necesarios para ese proceso. No sé si en la comunidad internacional existe suficiente reconocimiento sobre el enorme esfuerzo que implica reunir a las comunidades para construir la verdad del conflicto. En mis conversaciones en las regiones, la gente aprecia los avances en la reforma rural, el enfoque de género y el capítulo étnico, aspectos que son fundamentales para lograr una sociedad más inclusiva.
¿Tiene alguna preocupación especial que atente con el objetivo de consolidar la paz en los territorios?
Estamos muy preocupados por el reclutamiento y uso de niños, niñas y adolescentes por parte de los grupos armados. Esta práctica no solo vulnera gravemente sus derechos, sino que también debilita el tejido social. Escuché historias durante mis visitas que no podría imaginar. Canadá trabaja junto con socios de la comunidad internacional para fortalecer la protección de los niños y promover soluciones a esta problemática. Hay un gran riesgo de perder los avances del Acuerdo de Paz si este problema no se aborda adecuadamente.
¿Perfila alguna tarea puntual que quiera desarrollar al respecto desde su misión en el país?
Creo que en Bogotá y en las grandes ciudades hay más dudas sobre el valor del acuerdo, pero cuando uno habla con las comunidades, ve que el impacto es muy alto. Son personas que han sufrido directamente el conflicto y valoran los esfuerzos y los proyectos que se están desarrollando. El reto, entonces, es construir un puente de comunicación que permita traer esas voces y mensajes de las comunidades más alejadas hasta las grandes urbes. Esa es una tarea que quiero apoyar.
Williams ha realizado visitas a varias regiones, incluyendo el Chocó y el Cesar. Foto:Fernando Ariza. EL TIEMPO
Canadá tiene una política exterior con enfoque feminista, y en Colombia este tema también gana presencia en la agenda pública. Desde su experiencia, ¿cómo integrar esa perspectiva de género en el trabajo diplomático y en las políticas públicas?
Este tema toca profundamente mi corazón. Fui directora del Grupo de Igualdad de Género en la Cancillería de Canadá, así que me siento muy orgullosa de nuestra política y del papel que desempeñamos como líderes en la promoción de la igualdad de género, tanto a nivel global como aquí en Colombia.
Hay un interés real del Gobierno en conocer cómo lo hacemos en Canadá, y no solo desde el Ministerio de Igualdad, sino también desde Defensa, Comercio y la Cancillería.
Tenemos varias iniciativas en marcha, y la priorización de la igualdad de género por parte de este gobierno colombiano representa una gran oportunidad para desarrollar el tema de manera más integrada en nuestras relaciones bilaterales. Hay un interés real del Gobierno en conocer cómo lo hacemos en Canadá, y no solo desde el Ministerio de Igualdad, sino también desde Defensa, Comercio y la Cancillería. Hemos compartido nuestras experiencias y brindado apoyo técnico. Además, trabajamos con organizaciones de mujeres y colectivos feministas para fortalecer las voces de los grupos marginados y crear espacios más inclusivos.
¿Hay proyectos en curso?
Canadá es uno de los pocos países que apoya programas para promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos con el fin de romper el ciclo de la pobreza y la violencia de género, y eliminar las barreras que impiden a las mujeres, niñas y adolescentes alcanzar su pleno potencial. Tenemos un proyecto con Profamilia en Colombia. Tuve la oportunidad de reunirme con adolescentes que han participado en sus actividades y que ahora son líderes en sus colegios, promoviendo la educación integral en sexualidad y el desarrollo de habilidades para tomar decisiones conscientes sobre su vida sexual y reproductiva.
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Cada vez más colombianos viajan a Canadá. ¿Qué recomendaciones daría a quienes buscan establecerse temporal o permanentemente en su país?
Tenemos un sistema de inmigración ordenado y transparente, probablemente más accesible que en muchos otros países, aunque sí requiere tiempo y documentación. Toda la información oficial está disponible en línea, en el sitio web del Gobierno de Canadá, y allí se explican los diferentes tipos de trámites.
Actualmente existe un flujo muy sólido de estudiantes, trabajadores y académicos entre nuestros países. Solo el año pasado se aprobaron cerca de 50.000 visados, 2.500 permisos de trabajo y más de 10.500 solicitudes de residencia permanente de ciudadanos colombianos. Esto demuestra la fortaleza de nuestra relación bilateral y el interés creciente de los colombianos en Canadá.
Educativamente hablando, ¿qué destaca?
Colombia se encuentra entre los 20 principales países de origen de estudiantes internacionales en Canadá, y es el tercer mercado educativo más importante en América Latina, después de México y Brasil. En 2024, se expidieron más de 7.000 permisos de estudio, y muchos colombianos eligen programas de inglés y francés como segunda lengua.
También contamos con el Programa de Líderes Emergentes en las Américas, una iniciativa de becas financiada por el Gobierno de Canadá para fomentar la colaboración académica y fortalecer los lazos institucionales entre universidades canadienses y de América Latina y el Caribe. Desde su lanzamiento en 2009, más de 800 estudiantes colombianos se han beneficiado de este programa.
Mark Carney, primer ministro de Canadá. Foto:AFP
Además, trabajamos con el Ministerio de Ciencia y con organizaciones canadienses para apoyar a estudiantes de pregrado colombianos en pasantías de investigación avanzada. Colfuturo, junto con varias universidades canadienses, también tiene convenios de cooperación. Para mí, es un gran orgullo ver la cantidad de acuerdos entre universidades de ambos países.
¿Hay trabajo para los colombianos?
Gracias a esos convenios, hay oportunidades para que estudiantes y académicos puedan estudiar o trabajar en Canadá. También existe un portal oficial donde los colombianos pueden consultar ofertas de empleo y los criterios para aplicar. A diario circulan en redes sociales anuncios como “Trabajar en Canadá” o “Canadá necesita”, pero la mayoría de la gente puede acceder a esta información directamente por el sitio web del Gobierno de Canadá. Sabemos que hay colombianos que tienen el deseo de trabajar en Canadá y hay empresas falsas que venden servicios y eso es triste.
En un contexto mundial marcado por tensiones geopolíticas y el avance de regímenes autoritarios, ¿cómo interpreta Canadá su papel en la defensa de la democracia?
El contexto internacional actual es muy complejo, y en Canadá compartimos muchas de esas preocupaciones. Nuestro nuevo primer ministro está construyendo una visión renovada sobre el papel de Canadá en el mundo, basada en apoyar la democracia en todas partes, proteger a las comunidades y al planeta, liderar la transición hacia economías limpias y digitales, y forjar alianzas globales que promuevan la prosperidad compartida y la estabilidad democrática.
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Con Colombia de aliada…
Colombia es un socio estratégico y un actor clave en la región. Creemos que la colaboración entre nuestros países es esencial para fortalecer la soberanía, la seguridad internacional y la gobernanza democrática. Estoy convencida de que, al fortalecer las alianzas sociales, económicas y de cooperación entre naciones como Canadá y Colombia, podemos demostrar que la democracia sigue siendo el sistema más eficaz para alcanzar la seguridad, la estabilidad económica y la armonía social que nuestros pueblos necesitan.
STEPHANY ECHAVARRÍA Y CAMILO CASTILLO – REDACCIÓN INTERNACIONAL – EL TIEMPO