Nuevamente, Argentina se coloca como el gran obstáculo para Colombia, y esta vez la historia se repite en un enfrentamiento decisivo. En las semifinales del Mundial Sub 20, la Selección Colombia Sub-20 sucumbió 1-0 ante la Albiceleste, lo que marcó el fin de su sueño de alcanzar la final en esta prestigiosa categoría. La ilusión de un nuevo hito se desvaneció una vez más, dejando a los jugadores y aficionados con un profundo sentimiento de tristeza y decepción.
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El solitario gol de Mateo Silvetti, registrado en el minuto 72, se convirtió en el reconocimiento a un equipo que supo capitalizar los errores que han sido recurrentes en el desempeño de Colombia. En el inicio del partido, la ‘Tricolor’ mostró una actitud decidida, presionando alto y generando situaciones de peligro, con acciones destacadas de Óscar Pérea y Joel Canchimbo, quienes estuvieron a punto de abrir el marcador. Sin embargo, el portero argentino Santino Barbi demostró tener reflejos excepcionales, frustrando las oportunidades colombianas.
Los errores que siempre condenan a Colombia
A pesar de que la selección colombiana dominó gran parte del primer tiempo, la lesión de Canchimbo en el minuto 37 alteró el curso del encuentro. Esta situación resalta un aspecto común en la trayectoria de Colombia: la falta de suerte en los momentos cruciales de los partidos importantes. Cuando todo parecía estar a su favor, los imprevistos se asemejan a un guion trágico que se repite.
El segundo tiempo reveló un cambio de dinámica. Argentina, impulsada por la entrada de Silvetti, comenzó a ganar confianza, mientras que Colombia, a medida que avanzaba el reloj, se iba quedando sin energía. Un error que se ha convertido en un patrón en el desempeño colombiano es la incapacidad para jugar un partido completo de 90 minutos. La presión inicial generó un desgaste que, sumado a la ineficacia en la definición, permitió a Argentina aprovechar la situación, saliendo victorioso al final del encuentro.
El gol de Silvetti en el minuto 72 y la expulsión de Jhon Rentería, tras recibir su segunda tarjeta amarilla en el 79, sellaron el destino del partido para el equipo dirigido por Cásar Torres. Si bien se puede reconocer la valentía del conjunto cafetero, también es evidente la falta de inteligencia emocional, que los llevó a caer fácilmente en las provocaciones y el juego sucio presentado por sus rivales. Este comportamiento condujo a una elevada acumulación de tarjetas, incluyendo una roja y un descontrol defensivo palpable.
La historia se ha repetido, dejando a Colombia nuevamente a un paso de la gran final, igual que en el Mundial Sub 20 de 2003. Resulta claramente evidente que la selección ‘Tricolor’ muestra un temor persistente al enfrentar a Argentina. La esperanza es que, en futuras competencias decisivas, logren romper esta maldición y finalmente conseguir la victoria sobre la ‘Albiceleste’, marcando un nuevo rumbo en su historia futbolística.
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