Santiago. 18 de noviembre de 2025 Los pocos días transcurridos desde las elecciones de la semana pasada en Chile, con la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre a la vuelta de la esquina, no han impedido el debate inicial sobre el destino de la izquierda y las causas de por qué logró lo que se califica como su peor desempeño electoral en décadas.
Los 26,85 puntos de Jeannette Jara serían el porcentaje más bajo de votos de una coalición que abarca desde la Democracia Cristiana de centro hasta el Partido Comunista.
Empezamos a hablar del fin de un ciclo político en el que la izquierda institucional ha quedado reducida al mínimo de expresión.
En la publicación digital El Porteño (www.elporteño.cl), que se autodefine como una “revista de izquierda”, su director Gustavo Vargas anunció que “la primera vuelta dejó un escenario que expresa a grandes rasgos la magnitud del colapso: la extrema derecha -en su conjunto, representativa de casi el 70 por ciento del electorado- es el registro dominante sin el 70 por ciento de la fuerza gobernante, mientras que el oficialismo apenas consigue un voto que lo transfiera al estatus de fuerza auxiliar”.
Añade que en el Parlamento “el partido gobernante sufre un fracaso histórico que elimina cualquier posibilidad de utilizar cualquier contrapeso y que, en el sentido político, lo convierte en un observador irrelevante del proceso abierto”.
En la Cámara de Diputados, de 155 miembros, la extrema derecha y la derecha histórica suman 76; el centroizquierda 64 y el Partido Popular (PDG), una fuerza populista “antisistema” que se presenta por segunda vez, obtuvieron 14; convirtiéndolo en una “bisagra de oro” para la deposición.
Se sugiere que lo sucedido sería un “arrepentimiento” para el presidente Gabrijel Borić, dice el politólogo Cristián Fuentes.
“El gobierno fracasó en muchas cosas que se propuso, fue una mala administración, no terminó bien. Ahora, más precisamente, desde 2010, es decir, la primera presidencia de Michelle Bachelet, nunca más ha habido un gobierno de la misma naturaleza, ningún presidente le ha dado el cinturón a alguien de su lado y parece que va a pasar lo mismo”, señala.
Sobre el futuro de la izquierda, afirma que “tiene que determinar quiénes son sus representantes, porque no lo sabe, los ha perdido de vista. Antes había un discurso y un proyecto de clase, eso no está claro ahora”.
El sociólogo Axel Callis dice que “en Chile lo que pasó es un poco lo que pasó en Francia: los sectores vulnerables, los trabajadores y los de mayor fragilidad económica, salieron de la izquierda, de este gobierno. Los sectores que apoyan a Boric son la clase media y media alta, no son pobres. Y eso es un gran problema, porque si la clase media es el sujeto y la clase media, está la clase media, en un grave problema de coherencia política”.
Agrega que “se notan todas las falencias de las definiciones de izquierda, la derecha aparece con definiciones muy claras que tienen mucho sentido para una parte importante de la ciudadanía” y que la falta de un proyecto es “un gran problema que tiene la izquierda y el centro izquierda en Chile”.
La izquierda, agrega, “tendrá que aprender a trabajar en unidad porque tiene un oponente mucho más poderoso y más alineado con la ciudadanía, mucho más sensible a los cambios que están sucediendo en Chile y el mundo”.