“Palenque es un territorio protegido que representa un grano de tradición necesario para construir el hogar de nuestra región y nación. Fue crucial entender que, al mirarnos como una familia, no nos atacaríamos mutuamente. En su lugar, fomentamos el respeto y la colaboración entre vecinos, asegurando que nuestros niños no crezcan viéndose a sí mismos como enemigos. Este enfoque es vital para salvaguardar nuestras vidas”.
Buenaventura, durante la sala el 10 de abril. Foto:Santiago Saldarriaga / The Time
La maestra Jara Aragón comparte su historia mientras enseña música y ritmos de baile del océano Pacífico a un grupo de cien niños, usando un sombrero de palma de coco. Creció en las coloridas casas de Juan XXIII y ahora busca compartir su amor por la cultura con los más jóvenes, mostrándoles la belleza de su tradición.
“Debemos vernos a nosotros mismos como una familia para evitar la muerte”
Desde hace más de cincuenta años, este sector ha sido el hogar de familias humildes que viven con el eco del bullicio y el horror de la violencia en Buenaventura. Las balas han sobrevolado los techos de sus casas, cansando a todos los residentes de esa realidad violenta.
Jara Aragón, originaria de John XXIII en la Comunidad 7 y luego residente de El Jardín en la Comunidad 6, fundó la Fundación Palenque en honor a su primo. “Nos miramos como primos, e incluso nuestros mayores nos llaman tío”, reflexiona. Este maestro, coreógrafo, bailarín y poeta, siempre aboga por mantener vivas las tradiciones culturales.
“Cada diciembre organizo una fiesta para los niños, un evento lleno de alegría que realiza en mi casa gracias a donaciones de amigos y familiares”, menciona con orgullo. La celebración del 26 de diciembre es un tributo a una hermana que falleció hace más de diez años, y prefiere honrar su memoria con amor en lugar de tristeza. “En vez de llorar en el cementerio, prefiero hacer una gran fiesta con música de Chirimía”, declara. Gracias a sus salarios de varias escuelas públicas, ha podido comprar instrumentos musicales para los jóvenes. “Incluso si me piden que me preocupe más por mi imagen, mi prioridad son los instrumentos, porque sin ellos, perdemos la tradición”.
La Fundación Palenque actualmente cuenta con alrededor de 180 niños y jóvenes talentosos en áreas como canto, baile y en la interpretación de instrumentos tradicionales como las Marimbas, Cununos, Chirimías y Bombos.
“Somos cultura sin violencia”
Los participantes de la Fundación Gerardo Valencia Cano en Buenaventura. Foto:Santiago Saldarriaga / The Time
En las calles de Camargo, hombres, mujeres y niños participan con entusiasmo en sesiones de baile, usando coloridas bufandas que adornan sus cabezas mientras danzan con alegría. Luis Yasmani, un líder comunitario, observa con orgullo cómo se fomenta “la cultura de paz y la no violencia” a través de estas expresiones artísticas. “Estamos construyendo un legado pacífico que es el mejor regalo que podemos ofrecer a la infancia”, expresa.
La danza como medio de fortalecimiento en la Fundación Gerardo Valencia. Foto:Santiago Saldarriaga / The Time
Yasmani cree que la construcción de un futuro pacífico radica en el trabajo conjunto de las comunidades que han sido afectadas por conflictos armados. Como uno de los fundadores del espacio humanitario Puente Nayero, que se formó tras la masacre en el río Naya en 2001, se dedica a seguir nutriendo a su comunidad y a la educación, superando los obstáculos que el conflicto ha traído.
“Nunca más la guerra”
Por otro lado, Danny Mauricio Vanegas, conocido por sus allegados como Maury, se ha establecido como un referente dentro de la Asociación de Jóvenes Empresarios de la Paz (AJEP). Fundada en 2017, su misión es crear un espacio donde los jóvenes puedan desarrollar sus habilidades de liderazgo a través del arte y la cultura.
Maury ha colaborado con empresarios culturales, promoviendo la integración y el empoderamiento de emprendedores afrodescendientes. “La clave de nuestro desarrollo radica en la colaboración. Juntos, estamos construyendo caminos y proporcionamos esperanzas en contextos complicados”, argumenta con convicción.
AJEP ha fomentado proyectos locales como AJEP Producciones, donde se producen expresiones artísticas y un fragmento de su música urbana es el himno “Nunca más la guerra”.
ProPacífico apoya iniciativas culturales y deportivas en Buenaventura. Foto:Juan Pablo Rueda /
Los habitantes de Buenaventura son un símbolo de resistencia. Aunque la ciudad es el puerto más importante del país, el progreso les ha eludido.
Buenaventura en Bands War Foto:
Buenaventura, Poca Colombia con necesidades
“En Little Colombia enfrentamos una serie de problemas cotidianos. Carecemos de agua potable durante 24 horas, un servicio que debe ser básico y está ausente en nuestra realidad. Buenaventura ha estado estancado durante décadas”, lamenta uno de los líderes del distrito de Los Ángeles. Esto se hace especialmente evidente en casos como el de la princesa Jhon Reina, cuya muerte fue un recordatorio del peligro por el cual claman por un gobierno que no les abandone.
El padre de Rein menciona que la mayoría de los compromisos realizados en mesas de diálogo no se han cumplido, y reclaman que la comunidad no debe seguir sufriendo la violencia. Hay esperanza entre los 400,000 habitantes de Buenaventura en un futuro mejor.
Paola, vendedora de cholados y raspados en el malecón de Buenaventura, comenta que su motivación proviene de su familia y la comunidad que los rodea. “Hay que seguir luchando a pesar de las adversidades”, afirma mientras continúan enfrentando sus desafíos cotidianos.
Ricardo Mosquera, líder de la Unión de Células de Acción en Buenaventura, subraya la importancia de crear un mercado campesino en la zona, el único sin extorsiones en el área. Este mercado representa una esperanza para los agricultores locales, quienes desean continuar sus labores vendiendo frijoles y otros productos agrícolas.
Zoom en el contexto social y político actual, así como en la historia del desarrollo comunitario, queda claro que han luchado por alcanzar un trato justo por parte del gobierno. Sin embargo, el trabajo no se detiene y el mercado campesino continúa en funcionamiento, aunque con grandes desafíos.
Este esfuerzo por crear un espacio donde las voces de los campesinos sean escuchadas es vital, a pesar de las adversidades. “Queremos seguir adelante, trabajando juntos con los líderes y empresarios para generar un impacto positivo en la comunidad”, concluye María Isabel Ulloa, directora ejecutiva de Propacific, resaltando la necesidad de continuar con los proyectos que pueden mejorar la vida de los habitantes.
“Mi padre ama la cultura y lo que hace. Es un buen padre, actual, y aunque trabaja duro, siempre infunde valores que aprendió a lo largo de su vida en mí. Quiero continuar su legado”, expresa Shary Julieth Aragón, hija del director de la Fundación Palenque, describiendo su dedicación por la música y el deseo de promover la paz en Buenaventura.
Carolina Boorquez
Corresponsal de
Todo