Una decisión reciente del gobierno colombiano de otorgar asilo al ex presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, ha suscitado diversas reacciones y ha reavivado algunas creencias sobre el presidente Gustavo Petro que habían estado latentes. Esta controversia ha capturado la atención de la opinión pública y los medios, destacando las contradictorias posturas sobre la política de asilo en el país.
Martinelli anunció a través de su cuenta en X que ya se encontraba en Bogotá el sábado 10 de mayo, después de haber permanecido 16 meses en asilo en la embajada de Nicaragua. Dicha llegada ha generado una ola de comentarios en la misma plataforma social, donde muchas personas se han mostrado escépticas respecto a la decisión diplomática tomada por el gobierno colombiano.
La crítica de Petro a Martinelli en las redes sociales
Para entender este nuevo episodio, es esencial retroceder en el tiempo y revisar las publicaciones anteriores realizadas por Gustavo Petro en referencia a Martinelli y su situación política. Petro ha mantenido una postura crítica hacia el ex presidente panameño en diversas ocasiones. Uno de los comentarios más significativos data de 2016, mientras el más antiguo se remonta a 2010, años en los que la política de asilo se convirtió en un tema controvertido en la región.
Una de estas publicaciones se centró en la decisión del gobierno panameño de otorgar asilo a la ex directora de DAS, María del Pilar Hurtado. En ese entonces, Petro comentó sobre el hecho diciendo que “cualquiera que haya perseguido a los magistrados por sus investigaciones contra el paramilitarismo es protegido por Martinelli, Ministro de Asuntos Exteriores”.
Publicaciones de Gustavo Petro sobre Martinelli. Foto:@Petrogustavo
Un día después, Petro reaccionó a otro usuario señalando la decisión del gobierno colombiano de “respetar” el asilo dado a esta funcionaria, al tiempo que criticaba al entonces presidente, Juan Manuel Santos, al mencionar que el otorgamiento de asilo a Martinelli era una “penalización política”. La tensión entre estos líderes ha sido palpable a lo largo de los años, y la situación actual parece ser un eco de esos conflictos.
Petro también ha calificado a Martinelli como “amigo” del ex presidente Álvaro Uribe, y acusó a ambos de “cubrir a delincuentes”. En una de sus publicaciones, declaró: “Uribe y el panameño Martinelli se entendieron muy bien, Dios los une y…”. Estas afirmaciones, cargadas de descontento, reflejan un contexto político en el que las relaciones entre Colombia y Panamá son más que complicadas.
Publicaciones de Gustavo Petro sobre Martinelli. Foto:@Petrogustavo
La situación se complica aún más si consideramos que, al mismo tiempo que se otorgó el asilo político a Martinelli, este último afirmó que sus acciones ayudaron significativamente en la lucha contra el narcoterrorismo en la región. Estas declaraciones han sido puestas en tela de juicio por Petro, quien expresó: “Si Estados Unidos rechazó la solicitud de Martinelli, ¿habría ayudado el gobierno colombiano?”(sic).
Hoy, Martinelli se encuentra en Bogotá tras haber pasado más de un año en la embajada nicaragüense en Panamá. Su llegada ha sido criticada debido a que él ya había sido condenado por corrupción en su país, lo que lleva a muchos a cuestionar la decidida ruptura con las sanciones judiciales y las implicaciones políticas de la medida que le permite eludir la justicia panameña.
Publicaciones de Gustavo Petro sobre Martinelli. Foto:@Petrogustavo
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia emitió la decisión el pasado sábado, justificando que “la decisión se basa en el hecho de que la pro persona y la tradición humanitaria de Colombia para la protección de individuos perseguidos por razones políticas.” Esta declaración ha generado aún más debate sobre la naturaleza del asilo político y lo que significa realmente en el contexto de las relaciones internacionales.
Ex presidente Ricardo Martinelli en X. Foto:Captura de pantalla, x: @rmartinelli
Martinelli, por su parte, expresó su agradecimiento al régimen colombiano y a Nicaragua por el apoyo brindado durante su refugio en Panamá y el posterior asilo en Bogotá. Según él, el apoyo de Nicaragua le permitió “salvar” su vida. De este modo, el gobierno panameño se encuentra en una posición en la que optimiza la decisión de ofrecer asilo, dado que busca evitar que Martinelli enfrente la justicia en su país, mientras continúa alegando que las acusaciones en su contra son, en esencia, un acto de persecución política.
En conclusión, este episodio evidencia las complejas interacciones entre política, justicia y diplomacia en América Latina. Las decisiones de asilo político siempre serán polémicas, especialmente cuando los involucrados tienen antecedentes judiciales significativos y las relaciones diplomáticas están bajo un escrutinio intenso.
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