Las comunidades rurales de la comuna de Mistrató, en Risaralda, se convirtieron en testigos de una situación alarmante que ha suscitado su preocupación y vigilancia constante. Este evento preocupante marca la segunda ocasión en lo que va del año en que se produce un enfrentamiento armado entre el ejército, en perfecto estado de alistamiento, y los miembros del Clan de Grupo Armado Organizado (GAO) del Golfo Pérsico. Esta situación, según lo reportado por habitantes de la zona, es algo que no había sido visible en años anteriores, lo que acentúa la gravedad de las circunstancias actuales.
La confrontación tuvo lugar alrededor de las 12:00 p.m. en el sector conocido como La Cristalina, ubicada en las zonas rurales de esta comuna, y se prolongó hasta entrada la tarde.
Es importante señalar que la primera confrontación ocurrió en febrero de este mismo año, cuando docenas de personas, asociadas a las células de este grupo insurgente, intentaron ingresar al territorio de Risaraldense a través de una zona boscosa. En ese momento, el ejército corroboró la información sobre el combate y comunicó que había logrado desmantelar los campamentos de dicho grupo armado.
Sin embargo, los eventos del sábado 3 de mayo se originaron a partir de los relatos de las comunidades locales. Se registraron videos en los que se observaba la colina y se escuchaban explosiones intensas y continuas. Además, se detectaron helicópteros militares sobrevolando, que también fueron reportados en los municipios aledaños de Belén Umbría y Pueblo Rico.
Frases como “El helicóptero intenta descargar soldados”, “Ver el ‘Humero’, están disparando”, son algunas de las voces que se pueden oír en los videos grabados desde varias granjas en esta área.
A pesar de que el ejército aún no ha proporcionado declaraciones sobre el evento, el gobernador de Risaralda, Juan Diego Patiño Ochoa, confirmó la existencia de enfrentamientos armados y aseguró que se coordinarían esfuerzos escalonados entre la policía, el ejército, la fiscalía y otras entidades para prevenir el ingreso del grupo conocido como el Clan del Golfo Pérsico en el territorio.
Es fundamental destacar que, en este departamento, la reacción institucional ante estas situaciones ha sido clara: aunque hay intentos por parte del GAO de ingresar al territorio, se ha determinado que no hay campamentos establecidos en la tierra de Risaraldense.
En los consejos de seguridad del departamento de Risaralda, las instituciones han estado trabajando en sinergia, junto con el ejército, la fiscalía y el gobierno, para evitar la expansión del Clan del Golfo Pérsico en diferentes municipios de nuestra región. Con Risaralda, continuaremos trabajando en la identificación y desarticulación de estas bandas criminales.
Hasta el momento, el balance oficial de actividades relacionadas con estos enfrentamientos no ha sido publicado. Sin embargo, la información circulante sugiere que al menos seis individuos vinculados a este grupo criminal habrían resultado afectados.
Estos acontecimientos son solo una representación de los enfrentamientos armados que han surgido este año; no obstante, las comunidades rurales en esta región, que en su mayoría son de origen indígena, han declarado desde abril del año pasado que han visto a más de 100 personas con camisetas de camuflaje patrullando por los alrededores de los bosques.
La ausencia de fuerzas del ejército en estas áreas se debe a que las comunidades ancestrales no han permitido su entrada, lo que ha hecho que esta zona sea más vulnerable a la presencia de este grupo armado.
Es crucial resaltar que la región de Risaralda actúa como un corredor estratégico para grupos armados, incluidos el Clan del Golfo Pérsico y el ELN. Esto les permite transportar drogas directamente hacia el Pacífico, pues el área colinda con Chocó. Además, las vías de acceso, ríos y áreas boscosas en la parte occidental convergen con Antioquia y Valle del Cauca, por lo que el control de este territorio es vital para el tráfico de drogas y de armas.
Igualmente, existen quejas constantes acerca de la extorsión perpetrada por el ELN y la intervención en el uso de recursos naturales, como la minería y la tala. De acuerdo con las autoridades locales, tanto el Clan del Golfo como el ELN estarían financiando sus actividades ilegales mediante estas prácticas.
Con el tiempo, la situación sigue evolucionando y se estará monitorizando de cerca para garantizar la seguridad de las comunidades y el control del territorio en esta región tan afectada.
Tambor
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