La candidata presidencial Vicky Dávila está de acuerdo con que haya unión entre los candidatos antipetristas, pero aclara: ‘Esa unidad debe ser transparente, que no signifique aliarse con la corrupción, seguir en lo mismo, pactar con criminales o con mafias. Eso no lo haré yo’.
¿La tragedia de Miguel indica que regresa la violencia a la política electoral colombiana?
Es evidente que regresó. Fue un magnicidio, parte de un plan de eliminación de un sector de Colombia en medio de una campaña electoral. En dos meses le dispararon a Miguel, condenaron a Uribe y terminó Miguel muerto.
¿Tiene miedo? ¿El doloroso episodio le ha aumentado el temor por su seguridad?
Me ha aumentado la reflexión. Pienso que en realidad me pueden matar, que mis hijos se pueden quedar sin su mamá y no va a pasar nada. Tristemente, el país va a seguir igual si no lo cambiamos. Polarizado, violento. Ahora estamos pensando en qué sigue… Tengo muchas amenazas. El director de la Policía estuvo en mi casa el 12 de junio, cinco días después del atentado contra Miguel y me dijo: ‘Tenemos información de que la van a matar ya’… Imagínese eso tan berraco. Y uno pues tiene que tomarlo con los pies en la tierra, con frialdad, con responsabilidad, pero no se puede doblegar, ni entregar ni arrodillar. Hay que seguir adelante.
¿Considera que hay que bajarle al tono, como piden muchos?
Cuando le dispararon a Miguel empezó una campaña en unos sectores de “ay, bajemos la polarización, bajemos el tono”. Eso a mí no me gusta porque parece como una forma de entregarles un triunfo más a los criminales. Al contrario: el debate debe tener altura, pero hay que ser firme y mantener la voz arriba. El mejor homenaje a Miguel no es quedarnos callados, es seguir adelante y hacer lo que nos toque hacer de manera decente y democrática para rescatar a Colombia. En eso estoy.
Una cosa que no gustó, a propósito de la polarización, fue su mención de las invitadas o invitados que el presidente Petro entra a sus cuartos de hotel. ¿Por qué ir hasta allá abajo y no subir a mirar el país de manera macro? Hay preocupaciones mucho más grandes…
Creo que no es menor, es un tema de Estado, porque el Presidente tiene la obligación moral de dar buen ejemplo. No podemos tener a un gobernante sin saber en qué circunstancias gobierna o en qué anda cada vez que toma una decisión. Puede incluso afectar la seguridad nacional. No es adecuado ni aceptable que un gobernante se pierda varios días y que tenga una vida tan desordenada que ya empiece a afectar su función presidencial.
Pero lo que la gente está esperando que haga Vicky Dávila, además de ser tan valiente, es que se pronuncie como estadista, no como chismosa…
Decir la verdad, así sea incómoda o maluca, no es un chisme. Pero si quiere, le puedo hablar de ese tema que usted está reclamando. Nosotros estamos trabajando de manera muy seria en cómo vamos a manejar el tema económico cuando lleguemos al gobierno.
Deme unos ejemplos…
Haremos una reducción del gasto para atender el déficit, que según los expertos va a llegar al 7,8 por ciento, muy grave. Atenderemos la deuda, haciendo no solo esa reducción del gasto, sino acabando con el actual despilfarro. ¿Por qué están gastando la plata a manos llenas? Por la campaña, esa es la verdad. Se van a robar hasta los inodoros si pueden. Va a tocar fusionar algunos ministerios y entidades. Recuperaremos la confianza inversionista y desde ya los mensajes que uno dé en la campaña la irán generando.
Es que inclusive los fondos de inversión están muy pendientes del cambio de gobierno…
Ojalá que volvamos a tener un gobierno mínimamente normal, por lo menos. Estamos trabajando en un plan de crecimiento sostenible y serio, de la mano de impulsar la infraestructura, el sector de vivienda, los de construcción, turismo, agro, comercio. Y algo que es fundamental, donde hay una mina de oro que estamos despreciando y marchitando es Ecopetrol, la industria petrolera. Como presidente me voy a dedicar a explorar y explotar más y más petróleo, a buscar gas. Voy a promover la minería legal. Haremos fracking sin ningún complejo y sin estar ideologizados. Sacaré a todos esos que sí lo están, izquierdosos, mamertos, que han invadido las entidades, ANI, Anla, ministerios de Transporte, Ambiente, Salud, el Invima.
Le están haciendo un daño inmenso a Colombia que de pronto la gente no alcanza a medir, pero nos acabaron el progreso. Si ganamos las elecciones, vamos a progresar.
La gente en Colombia sueña con que el candidato que vaya a enfrentar a Petro salga de una unión de centro-derecha. Por los lados del petrismo se sabe que estarían pensando en un “gallo tapado”, que pronto se conocería, pues aunque Quintero sería su favorito, está muy embromado desde el punto de vista judicial. ¿Facilitaría esa unión?
El mandato ciudadano es de unión, mucho más después de lo que le pasó a Miguel. Pero creo que la gente quiere que sea transparente, una unión que no signifique aliarse con la corrupción, seguir en lo mismo, pactar con criminales o con mafias. Eso no lo haré yo.
¿Qué opina de que un candidato como Abelardo de la Espriella le esté dividiendo a usted la derecha?
Importante que el país sepa que fue abogado de Álex Saab, el testaferro de Maduro, como ya lo había dicho; que habría recibido US$ 12 millones como pago. Una abogada de su oficina, no él, atendió a mi esposo para un trámite tonto de la Secretaría de Salud. Usó eso para atacarme. No tengo esqueletos en el clóset. He denunciado a corruptos, él los ha defendido y ha cobrado. Es la verdad.
¿Usted ha hablado con el expresidente Uribe?
No. No me ha ofrecido nada ni yo le he pedido nada. Me gustaría visitarlo, saludarlo, darle un abrazo en este momento. Si no, yo estaría en su partido y no lo estoy. Tomé un camino distinto, el de recoger firmas, para recibir el aval de los ciudadanos.
¿Se sometería a una consulta del Centro Democrático?
Eso no se lo puedo responder hoy. Ahora estoy preocupada por crecer, por llegar a más ciudadanos. En las encuestas me va muy bien, a diferencia de lo que me desean algunos de mis adversarios u odiadores gratis, o de pronto hasta con motivos… (risas).
He visto que tiene gran reconocimiento en la calle…
La gente me conoce. Es lo más lindo que he podido vivir en esta campaña. Al contrario de las redes sociales, donde hay bodegas a las que pagan millones para que me desfiguren, en la calle siento un cariño genuino de la gente. Hay millones de ciudadanos que me quieren mucho y yo a ellos.
Vicky Dávila mantiene unas posturas firmes Foto: Milton Diaz / EL Tiempo Foto:MILTON DÍAZ
¿Pero qué pasa si eventualmente otro candidato no petrista coge más fuerza? ¿En aras de la unión, apoyaría una opción racional, así no fuera la suya?
Si yo estoy por debajo. Pero si estoy por encima sería al revés, me tendrían que apoyar a mí. ¿Para qué, entonces, me metí en esto? Mi lucha es desprendida. Nunca en la vida se me pasó por la cabeza ir a buscar la Presidencia, a diferencia de otros candidatos que sienten que tienen derecho, que la han buscado desde que nacieron y han participado en tres y cuatro campañas. Hay otros que están porque quieren encabezar listas para el Congreso o ir a elecciones regionales. Yo no. Lo hago por amor puro por Colombia, que me lo ha dado todo.
¿Y si no se da?
Estaré también feliz.
Otro obstáculo es que usted no tiene Congreso que apoye las iniciativas de su eventual gobierno…
No importa. Yo los voy a respetar y a trabajar con ellos, nunca los voy a comprar, pero tampoco me voy a dejar chantajear. Creo que en estos cuatro años los partidos y los políticos han aprendido lo que significa una amenaza a la democracia y a la libertad. Aquí se necesita hacer una política distinta. No tengo precio, pero tampoco le pongo precio a nadie. Respetaré a un congresista que trabaje por su región y si el proyecto es bueno y hay la plata, se lo aprobaremos desde el gobierno, sin ningún misterio. Lo que no puede ocurrir es que les manden maletas de plata, como ha hecho este gobierno. Eso es corrupción.
¿A cuál posible rival teme por no decir por miedo, sino por mucho respeto intelectual y que eventualmente le resulte una competencia difícil?
Todos merecen respeto. Hay unos con los que se puede tener más afinidad, otros me han decepcionado, me tienen triste, preocupada, alarmada. Hay otros con los que nunca participaría de ninguna manera. Cuando yo vaya a los debates mi objetivo serán los ciudadanos. Conquistar cada vez más sus corazones. No tengo compromisos con nadie, para ser honesta. No vengo del mundo de la política donde hay mucha gente que respeto, hay mucha gente buena, pero también ahí hay una mancha de corrupción y de alianzas criminales, de negocios personales. Solo quiero que rescatemos a Colombia. Porque, mientras tanto, Petro avanza.
Y ahora, inventándose guerras con el Perú, que no existen, con fines electorales…
Recuerde que Maduro se inventó lo de Guyana, lo del Esequibo, antes de elecciones. Nosotros no podemos entrar en una confrontación armada, en un conflicto que no hay. Si existen dudas territoriales, sentémonos, conversemos, miremos técnicamente… Pero plantear una guerra no. Y a mí me dio mucha, más bien risa el ridículo que fue a hacer allá Daniel Quintero. Lo del Perú envía un mensaje muy peligroso.
Para terminar, hágame su balance de este gobierno…
Se apoderaron de la salud, de las pensiones, tienen a la economía tambaleando; en cuanto a la seguridad, en el 70 por ciento de los municipios hay presencia criminal, según la Defensoría del Pueblo. Mire el Cauca, está secuestrado. Es que allá tienen capacidad los criminales de hacer diez ataques al mismo tiempo, en diez municipios distintos, sincronizadamente. En el Chocó cada rato hacen un paro armado y no pasa nada; la gobernadora pide auxilio y los delincuentes hacen lo que les da la gana, porque no hay ayuda del Gobierno central. Mire el Catatumbo: el Gobierno fue allá dizque para solucionar eso, paja, fueron y repartieron unos billetes para la campaña… Eso sigue en manos del narcotráfico, con un agravante: el jefe del Eln en el Catatumbo es Maduro, el mismo dueño del negocio de la cocaína en la frontera.
El presidente Petro hasta piensa en una zona bilateral en la frontera… ¿Qué piensa?
Maduro es ahora el socio de Petro, porque mío no es, ni de los colombianos. Petro nos lo quiere meter por los ojos, pero nosotros no lo vamos a aceptar. De hecho, el 7 de agosto del 26, apenas nos posesionemos en el gobierno después de ganar las elecciones, estará listo el decreto para derogar esa porquería de la zona binacional. Ahora nos quieren volver “hermanitos” de Maduro, juntando los dos ejércitos… ¿Cómo nos vamos a aliar con el narcodictador Maduro, a quien Estados Unidos fijó 50 millones de dólares de recompensa por narcotráfico? Y van por el sistema minero-energético; tenemos aquí el fantasma del apagón. Este es un proyecto político socialista, comunistoide, que nos quieren imponer.
¿Y qué tal lo de la televisión?
Pues Petro ya se ha apoderado de la televisión con sus interminables “alocuciones”; ahora manda a licitar el Canal Uno y ofrece “comprar” a RCN. En realidad, lo que quiere es callarlos o arrodillarlos a todos.
A usted le achacan falta de experiencia…
En 33 años como periodista recorrí el país, lo conozco. Ahora lo vuelvo a recorrer con otra perspectiva. La de ofrecer soluciones y transformaciones y otro rumbo a los ciudadanos escuchando qué quieren, qué necesitan. Y uno se aterra del clamor por la seguridad.
Volvió a ser prioridad de los colombianos…
La seguridad y la salud. La gente tiene miedo de ser asesinada, atracada, robada, de estar en manos de los hampones. Pero también de morirse al no ser atendida. Por lo pronto vamos a ver qué pasa este tiempo. Soy muy optimista de que vamos a ganar las elecciones, de que somos mayoría y de que vamos a salir de esta pesadilla. Si yo soy presidente, hago un corte de cuentas, una auditoría forense para que este gobierno responda, porque los colombianos tienen que saber qué hicieron y quiénes.
Rectificación
Sigo pensando que el “préstamo” por unas horas de los presos de la cárcel de Itaguí, ellos miembros de bandas criminales, para que hicieran presencia en una tarima en La Alpujarra desde la cuál se dirigió el presidente Petro a los colombianos, fue abiertamente ilegal. En dicha tarima también estaba presente el ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, como supremo director de las cárceles del país.
Sin embargo, he recibido una solicitud de rectificación de su parte, en este espacio, con las siguientes palabras: “Las afirmaciones hechas en la mencionada entrevista (6 de julio) no corresponden con la realidad ni obedecen a una pesquisa básica (…). Como puede verse en los anexos, tanto el director del INPEC como el director del COPED, afirman que no adelanté ninguna gestión para que algunos ciudadanos privados de la libertad se hicieran presentes en el evento “Un pacto por la paz urbana de Medellín” que se llevó a cabo el pasado 21 de junio (…)”.
Procedo a hacer la rectificación, pues carezco de la constancia de que el Ministro de Justicia haya tramitado dicha orden.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO