Un niño de 13 años que vivía en el distrito de Ciudad equidad en Santa Marta debía ser reclutado por un grupo armado ilegal que opera en Sierra Nevada.
La situación fue condenada públicamente por el defensor de los derechos humanos, la norma Vera, que compartió el testimonio de la abuela del niño en audio generalizado a través de su cuenta X (anteriormente Twitter).
En el sonido, la mujer cuenta con un tormento cómo los hombres armados sedujeron al niño con las promesas de dinero, poder y una vida mejor, convenciéndola de que renuncie a su casa para que lo llevaran al campamento de arriba. Allí recibirá tres meses de entrenamiento sin contacto con su familia, y luego se integra formalmente con las filas del grupo armado.
Escape desesperado
El riesgo de reclutamiento es mayor en los niños que viven en los procesos de abandonar la escuela. Foto:Ernesto Guzmán. Efusión
“Tuvimos que sacarlo de la casa en Ciudad equidad y llevarlo a María Eugenia para esconderse y no llevarlo”, dice la abuela con un tormento. Sin embargo, la medida no fue suficiente. El menor logró contactar a sus reclutadores y reveló una nueva ubicación, con la esperanza de que viera a buscar.
Fue entonces cuando la tensión alcanzó el punto máximo. Los hombres llegaron al camión al nuevo hogar, pero no tenían resistencia a la comunidad.
“Armamento con vecinos, palos y piedras. Estábamos organizados para lo que se le impidió llevarlos. Allí vio a un hombre fallecido”, dijo la mujer. Teniendo en cuenta la confrontación, los reclutadores decidieron retirarse sin especificar su objetivo.
El peligro no ha terminado
A pesar del acto de la familia y los vecinos, la amenaza no desapareció. El niño todavía muestra interés en la partida, motivado por el deseo de ayuda financiera para su madre.
“Me dijo que quería trabajar para comprar una casa a su madre que podía lograrlo”, dijo su abuela.
Según lo que prometieron, recibiría de 1,400,000 a 1,500,000 pesos por mes, dependiendo de las funciones que realizó.
La misma oferta fue presentada a su hermano de 17 años, también contactado con Ciudad equidad. Pero inmediatamente se negó y fue quien alertó a la familia sobre lo que estaba sucediendo. “El más pequeño era adiós, empacó las maletas. Dijo que iba a trabajar”, agregó la mujer.
Un fenómeno que se extiende
El estándar de Vera advirtió que este no es un caso aislado. La defensora confirmó que recibió al menos las últimas 13 quejas sobre reclutas forzados en Santa Marta, Ciénaga, Banner Zone y Pueblo Viejo.
“Recibí varias quejas reclutadas a menores para grupos armados. Uno ofreció 1,400,000 pesos. Es muy grave”, dijo en su queja pública.
Como explicó, estos grupos, principalmente conquistadores Sierra Nevada y el Clan del Golfo Persa, están en una guerra violenta para el control y la extorsión del tráfico de drogas en la región, lo que intensificó el reclutamiento de jóvenes entre 12 y 22 años.
“El reclutamiento forzado es una forma de trata de personas y es típico como un crimen contra la humanidad. Es preocupante que estas organizaciones aún violen el derecho humanitario internacional, mientras intentan ser incluidos en los procesos pacíficos”, advirtió Vera.
El defensor definitivamente señaló que las medidas actuales para combatir este fenómeno son insuficientes. “Un plan integral de seguridad y coexistencia no puede permanecer en los discursos. Necesitamos acciones significativas que generen posibilidades reales, reduzcan el abandono de la escuela y se opongan a las causas estructurales”, enfatizó.
Vera solicitó la intervención urgente de la oficina del defensor del pueblo, el alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo y entidades como ICBF, la policía de la infancia y la adolescencia y las organizaciones internacionales. También advirtió contra la existencia de campos de entrenamiento en áreas rurales en Magdalena, donde los menores son tratados, entrenados durante algún tiempo y finalmente se encienden.
Comunidad en la alerta, pero sola
El niño todavía muestra interés en la partida, motivado por el deseo de ayuda financiera para su madre. Foto:Istock
La familia del niño todavía lo protege, con un temor constante de que los reclutadores o que un menor, guiado por la necesidad y la ilusión, vuelva a buscar la “salida” que ofrecieron. La comunidad, aunque determinada, no puede enfrentar grupos armados en sí.
Este caso muestra la dura realidad repetida en muchos distritos de Santa Marta y los municipios cercanos, en los que el abandono del estado, la pobreza y la desesperanza se convierten en una tierra fértil, de modo que las estructuras criminales aún toman el futuro de cientos de niños en la región.
Además, lo invitamos a ver nuestro documento “Abuso sexual en Cartagen: Voces de Silone”
Documento del periodista Jineth Bedoy. Foto:
Autor: Roger Urleles, Santa Marta WX: @rogeruv por el tiempo