





La crisis ambiental es un problema del que escuchamos, y muchas veces vemos en nuestra vida diaria, especialmente cuando la temperatura alcanza niveles que nos asfixian, o cuando llueve más de la cuenta, con vientos que nos asustan y otras manifestaciones climáticas similares. Pero, francamente, es común que esta crisis, a pesar de ser tan poderosa en todo el mundo, nos parezca un poco extraña.
Pese a ello, la propagación de un problema que habla incluso de la desaparición de nuestra especie nos ha permitido tomar conciencia de la crisis ecológica, como lo demuestra el cuidado que damos a nuestro consumo diario de agua, electricidad y gas, y nuestra voluntad de reducir nuestros residuos. Entonces, en la vida cotidiana, aunque también somos conscientes de que el cambio climático está respondiendo a las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por las empresas multinacionales y el sistema productivo que las incentiva a lograr el “desarrollo”, hacemos gestos como cerrar el agua, apagar las luces o bajar el fuego de las estufas, porque estos consumos son concretos, medibles y directamente relacionados con nuestros impactos. Sin embargo, nuestro uso intensivo de Internet, el correo electrónico, el vídeo y, más recientemente, la inteligencia artificial (IA), a menudo deja un vacío en nuestra conciencia ambiental.
¿A qué se debe esta diferencia?
Hay varios factores que explican esta disociación:
• Distancia y abstracción: el consumo de agua, electricidad o gas es un proceso directo y visible, conectado a un objeto físico que podemos manipular y observar. La energía que consume Internet, por su parte, es difusa, intangible, dispersa a través de complejas redes y servidores ubicados en lugares remotos. Por tanto, es menos accesible a nuestra percepción inmediata.
• Sesgo cognitivo y cultural: Lo digital a menudo se percibe como inmaterial, “puro” y al servicio del progreso, lo que intuitivamente minimiza su impacto.
• Percepción de “servicio”: pagamos una suscripción para acceder a Internet y sus servicios. Creemos que estamos pagando por la conexión, no por la generación de energía y la refrigeración del servidor. La energía se percibe como un “coste oculto” del servicio, y no como un elemento esencial de su uso. No existe ningún incentivo financiero directo para el usuario medio. Leer un artículo, enviar un correo electrónico o generar una imagen con IA no aparece en nuestras facturas personales, a diferencia del agua, la luz o el gas. Sin una ficha de dinero o un contador visible, el gasto pasa desapercibido.
• Complejidad técnica: El funcionamiento interno de la infraestructura digital es increíblemente complejo. Es difícil, si no imposible, para el consumidor medio comprender los procesos implicados en el procesamiento de datos, el almacenamiento de archivos o la entrega de vídeos. Esta complejidad nos impide comprender la magnitud del consumo energético subyacente.
• Una sensación de control: El uso de Internet a menudo se percibe como un acto voluntario, una elección personal. Tenemos control sobre lo que vemos, lo que enviamos y lo que descargamos. Esta ilusión de control nos impide darnos cuenta de que cada clic, cada correo electrónico y cada consulta a la IA genera una demanda de energía.
• IA, factor de amplificación: El auge de la IA, con sus enormes demandas computacionales para entrenar modelos y ejecutar algoritmos, intensifica significativamente el consumo de energía. Su complejidad y ubicuidad en nuestras actividades diarias (buscar, traducir, crear contenidos) lo hacen particularmente insidioso, porque oculta su consumo de energía detrás de una fachada de ligereza e inteligencia.
En conclusión, la conciencia sobre nuestro consumo de energía digital aún se encuentra en su etapa embrionaria. Es necesario romper esta ilusión y hacer más visible y transparente el consumo energético de las tecnologías, para promover prácticas más responsables y sostenibles a través de la integración de indicadores claros, etiquetas energéticas en los servicios, educación y transparencia de los actores.
Se trata de pasar de la conciencia de los recursos “físicos” a la conciencia de los recursos “informáticos” y al consumo reflexivo, consciente, crítico y responsable.
Fuentes
Unión Europea; Ademe (Agencia Francesa de Control Ambiental y Energético), Guía “Numérique et Environnement”; Proyecto Shift, informe “Lean ICT”; Estudiar consideraciones políticas y energéticas de IA para el aprendizaje profundo en PNL; Avere-Francia; IEEE (Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos); Información privilegiada de negocios; telegeografía.com; datacentermap.com; submarinocablemap.com; Meta/Llama 3.3 70B; ChatGPT; Mistral AI.
* Periodista. Autor del texto e imágenes de la infografía que acompaña a este artículo.
Recomendaciones para un uso responsable de la energía de Internet
La sobriedad digital es una cuestión de energía, pero también de recursos naturales y residuos.
¡Cada gesto cuenta!
Cambia tus hábitos y preferencias
– Limpiar la bandeja de entrada del correo electrónico, reducir la calidad del vídeo, limitar las solicitudes innecesarias de IA.
– Streaming de vídeo: reduciendo la resolución (480p en lugar de 1080p) se divide el consumo por 4.
– Dado que el intercambio de datos consume mucha energía, se recomienda descargar vídeos en lugar de transmitirlos.
– No olvides comprimir tus archivos cuando los envíes por correo electrónico o mediante una plataforma online como WeTransfer.
– Utilice un televisor de bajo consumo o modo de bajo consumo.
– Apaga la pantalla cuando no la estés mirando (el modo de espera todavía consume un poco).
– Para la transmisión de música y vídeo móvil, opte por una calidad de imagen y sonido más baja si es posible.
Utilice una red Wi-Fi en lugar de 4G o 5G
– Haz todo lo que puedas antes de cambiar a 4G o 5G. Desde actualizaciones de aplicaciones hasta descargas de vídeos, es recomendable evitar utilizar al máximo la red 4G. De hecho, una red Wi-Fi consume menos que 4G o 5G.
Acceda a la configuración de su teléfono para saber cuántos datos está usando su teléfono inteligente:
– En tu iPhone, ve a Ajustes y luego si Datos móviles. Podrás ver la cantidad de datos que estás utilizando.
– En Android, como Samsung, encontrarás este consumo Ajustesluego dentro Conexiones y finalmente, en Uso de datos.
• Active también la configuración “ahorro de energía”.