La guerra que Israel emprendió contra la organización terrorista Hamas se desató tras la Masacre del 7 de octubre de 2023. Esta escalada, en un primer momento, recibió un amplio respaldo de la población israelí.
Los ciudadanos de Israel percibieron la acción como una lucha legítima de autodefensa, motivada no solo por los horrendos crímenes cometidos por Hamas, que resultaron en 1.200 muertes y 251 personas secuestradas, sino también por las amenazas de futuros ataques por parte de sus líderes.
Sin embargo, a medida que se ha prolongado el conflicto a lo largo de un año y medio, el respaldo inicial de la sociedad israelí se ha erosionado. Pese a los esfuerzos del gobierno liderado por Benjamín Netanyahu, Primer Ministro, para atacar con fuerza a Hamas, no han logrado desmantelar su infraestructura en la Franja de Gaza. Esto ha derivado en un escenario aún más preocupante, donde 59 israelíes permanecen secuestrados, y se estima que menos de la mitad de ellos siguen con vida, según informes oficiales en Israel.
La primera fue una carta firmada por casi mil pilotos y otros miembros de las tripulaciones de vuelo, en su mayoría fuera, y alrededor del 10 por ciento de los oficiales en la reserva
Un soldado israelí. Foto:AFP
Durante varias semanas, las manifestaciones en contra de Netanyahu han tomado las calles de Israel, aunque no han alcanzado el nivel de protestas masivas de otras épocas. Estas movilizaciones, en gran medida, exigen que se priorice la negociación para el regreso de los secuestrados, incluso si esto significa poner fin a la guerra. Este mensaje es particularmente resonante entre las familias de los secuestrados, quienes se reúnen cada sábado por la noche en la Plaza de Los Sequersado en Tel Aviv.
Recientemente, estas demandas han sido respaldadas por una serie de cartas firmadas por oficiales retirados y reservistas de diversas unidades de combate, instando al gobierno a hacer “lo necesario para salvar a todos los secuestrados”, aunque eso implique compromisos, como la finalización de la guerra y la retirada de Gaza.
Benjamin Netanyahu y su asesor (foto de archivo). Foto:Efusión
La situación en el terreno es compleja. En enero, se alcanzó un acuerdo temporal de alto el fuego, facilitando un intercambio de rehenes atrapados en Gaza a cambio de prisioneros palestinos encarcelados en Israel.
La primera fase de este alto el fuego concluyó a principios de marzo, cuando Hamas liberó a 30 rehenes israelíes y extranjeros, entregando ocho cuerpos a cambio de la liberación de más de mil prisioneros palestinos. Sin embargo, este acuerdo fue seguido por un reinicio de intensos ataques por parte de Israel a Gaza, provocando la muerte de más de 50,000 civiles según informes. Hamas, por su parte, ha mantenido su negativa a liberar a los restantes rehenes, mientras que Israel ha bloqueado la entrada de asistencia humanitaria a Gaza desde el 2 de marzo.
A pesar de las advertencias del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hacia Hamas, amenazándolos con la destrucción si no liberaban a los rehenes, el grupo islamista ha condicionado cualquier entrega a la finalización de la guerra y ha manifestado que no tiene intención de desarmarse. En estas circunstancias, el gobierno israelí se muestra reacio a aceptar la retirada de Gaza.
Recientemente, Hamas desestimó una nueva propuesta israelí que ofrecía liberar a 10 secuestrados vivos y 16 cuerpos como parte de un alto el fuego temporal de 45 días.
Detractores del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Foto:Efusión
Ante esto, el desafío del gobierno israelí es doble: por un lado, debe manejar la resistencia inflexible de Hamas que complica sus opciones operativas y, por otro, confrontar el creciente descontento interno que ya ha alcanzado a los oficiales en la reserva e incluso a los retirados.
¿Qué dicen las cartas que presionan a Netanyahu?
La primera de estas cartas fue firmada por casi mil pilotos y otros miembros de las tripulaciones de vuelo, la mayoría de los cuales ya están en retiro, además de cerca del 10 por ciento de los oficiales en la reserva.
La relevancia de esta distinción radica en que los reservistas, aunque sean civiles, pueden ser llamados a presentarse nuevamente al servicio. En medio de esta controversia interna, algunos argumentan que los reservistas no deberían pronunciarse sobre “temas políticos”, mientras que otros sostienen que al no estar en uniforme, tienen derecho a expresar sus opiniones como ciudadanos.
A pesar de todo, el jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, el teniente general Eyal Zamir, ya ha enfatizado que los reservistas, al no presentarse en uniforme, tienen todo el derecho democrático a expresar sus opiniones sobre la situación actual y la guerra de diferentes maneras, aunque advierte que promover tales iniciativas podría ser problemático y no debería ser aceptado.
Por su parte, Netanyahu ha acusado a estos movimientos de “quebrar la cohesión de la sociedad israelí al alentar a no presentarse en el servicio”, a pesar de que no hubo un llamado a la desobediencia en el mensaje divulgado.
Protestas en Tel Aviv exigiendo la liberación de los secuestrados israelíes. Foto:AFP
Las cartas de los pilotos apuntan a que las “consideraciones políticas y personales” influyen en la gestión de la guerra, y no tanto factores de seguridad. Aunque el documento no lo menciona explícitamente, es evidente que estas acusaciones apuntan hacia el primer ministro.
Uno de los líderes de estas protestas es el ex jefe de la Fuerza Aérea y ex jefe del ejército, el teniente general retirado Dan Halutz, conocido por ser uno de los críticos más furibundos de Netanyahu, quien arguye que el primer ministro está motivado más por el deseo de mantener su coalición política que por preocupaciones de seguridad. Sin embargo, el mensaje de estos documentos es claro: hace falta poner fin a la guerra para facilitar la liberación de los secuestrados.
Tras esta primera carta, surgieron numerosas solicitudes similares firmadas por miembros de la Unidad 8200 del Servicio de Inteligencia, médicos de unidades militares, paracaidistas, infantería, blindados e incluso ex funcionarios del Mossad (Servicio de Inteligencia Exterior de Israel), incluyendo a tres de sus directores generales, como Tamir Pardo.
Los palestinos desplazados en Gaza. Foto:Efusión
Cada día se suman más unidades que publican cartas de este tipo, fusionando voces de oficiales reservistas y retirados. La diversidad y cantidad de estos documentos es tal que los argumentos provenientes del gobierno que aseveran que se trata de “elementos marginales que no representan a nadie” carecen de veracidad.
Por otro lado, aunque estas cartas no implican una convocatoria directa a los reservistas, circularon a través de un canal de Telegram muy influyente, dirigido por un experto en Medio Oriente llamado “Abu Ali”, que exhorta a la movilización: “Nos presentaremos en Israel”.
Conforme la presión militar que Netanyahu ejerce sobre Hamas no muestra resultados efectivas, el Primer Ministro deberá encontrar maneras de calmar las tensiones internas, al menos buscando la liberación total de los israelíes secuestrados, lo que ayudaría a apaciguar a una mayoría inquieta.
https://www.youtube.com/watch?v=i2tflyq5pcg
Jana Beris – Corresponsal del tiempo – Jerusalén