Sin embargo, esta práctica ha encendido luces de alerta entre los expertos en salud mental. Ellos advierten que estos sistemas pueden ofrecer diagnósticos erróneos, además de brindar consejos que podrían ser perjudiciales para la persona que realiza la consulta. Otro de los problemas que señalan es que pueden replicar prejuicios existentes o almacenar información que podría ser considerada confidencial.
Peligros de hablar con ChatGPT sobre salud mental
El psiquiatra Mariano H. Castelli comentó en una revisada entrevista que, dado que la plataforma de inteligencia artificial no tiene un criterio profesional, su uso en contextos terapéuticos es especialmente cuestionable. “Es crucial recordar que ChatGPT no está diseñado como un chatbot para fines terapéuticos”, afirmó.
Castelli también trazó una comparación con esta creciente tendencia que ha sido promovida por influencers, quienes a menudo fingen “realizar auto-terapia a través de la lectura de libros”.
Resaltó que se está utilizando una herramienta que carece de conciencia y emoción y que no tiene la capacidad de entender experiencias interpersonales, así como el valor de la conexión humana en el proceso terapéutico. “Carece de habilidades como la escucha activa, el establecimiento de un recinto seguro y la gestión del tiempo, además de la lectura de señales no verbales”, destacó.
Ore por salvaguardas
La Asociación Americana de Psicología (APA) ha instado al comercio federal y a los legisladores a implementar medidas de protección a medida que más usuarios recurren a estas aplicaciones en busca de apoyo relacionado con la salud mental.
Vaile Wright, gerente senior de innovación en atención médica de Monkey, expresó que son conscientes de que no pueden evitar que las personas usen estas plataformas; sin embargo, están esforzándose en informar a los consumidores sobre los posibles riesgos involucrados en el uso de chatbots que no fueron diseñados específicamente para la salud mental y del comportamiento.
Además, subrayaron problemas relacionados con diagnósticos erróneos, tratamientos inadecuados y violaciones a la privacidad, que se han vuelto puntos críticos a considerar al utilizar estos recursos digitales.