Durante varios años, Grace experimentó una intensa lucha interna con la nostalgia mientras reflexionaba constantemente sobre cómo su nueva vida se comparaba con la que había dejado atrás. En varias ocasiones, confesó que “extrañaba los salarios estadounidenses, las festividades, e incluso la consulta con el dentista de mi familia”. Estas comparaciones alimentaban su melancolía y dificultaban su proceso de adaptación.
Afortunadamente, un día, una amiga que se encontraba de visita le ofreció un consejo que finalmente cambiaría su perspectiva: “No se puede comparar”. Las palabras de su amiga resonaron profundamente en Grace, llevándola a un momento de transformación en su vida. Con este nuevo enfoque, comenzó a vivir de manera más plena y a apreciar lo que realmente tenía frente a ella.
Al principio, Grace fue reacia a seguir el consejo de su amiga, ya que su propia experiencia la llevó a fijarse más en lo que había dejado atrás que en lo que su nuevo hogar le podía ofrecer. Sin embargo, con el paso de los años, se dio cuenta de que esas comparaciones eran la raíz de su descontento y que aceptar su nueva vida era esencial para sentirse como en casa. Grace reflexionó sobre esto en una conversación con Interno de negocios, donde dijo: “Las comparaciones son naturales, pero me cegaron solo a lo que Francia me daba“.
La adaptación a la vida en París no fue un proceso sencillo. Foto:Tejer
A pesar de que escuchó que el proceso de adaptación suele tomar alrededor de dos años, para ella fue un viaje de cuatro años en total. Además, su experiencia incluyó un año en Londres y una posterior mudanza al sur de Francia, donde reside junto a su esposo. El verdadero cambio comenzó cuando Grace decidió dejar de medir todo lo que vivía en comparación con su vida en Estados Unidos. Como ella misma admitió, “Gano menos aquí, y ver a mis amigos avanzar en sus carreras a veces me hace dudar”.
La distancia también ha presentado dificultades para Grace, especialmente en momentos significativos de la vida, como bodas o funerales. No obstante, hay aspectos de la vida en Francia que le han proporcionado nuevas oportunidades: ha logrado trabajar menos, reducir su estrés y redefinir su carrera. A los 25 años, se convirtió en freelancer; enseñó en una universidad francesa y ha logrado construir una vida en torno a sus verdaderas pasiones: la escritura, la música y el trabajo social. A su vez, ha forjado una red de amigos internacionales que hoy considera como su familia.
Grace, aunque planifica su futuro en Francia, no pierde de vista sus raíces. En sus propias palabras, “yo siempre seré parte de mí misma”. A veces, reflexiona sobre lo amargo que es imaginar que sus hijos tendrán una infancia diferente de la suya, pero también siente la emoción de verlos crecer en un país que realmente adora.
Su mensaje para aquellos que están considerando emigrar es muy claro: no caigas en las comparaciones. Es crucial aprender a valorar y apreciar el momento presente, en lugar de anhelar lo que se ha dejado atrás.
El 13 de marzo de 2013, mientras el mundo católico celebraba la llegada del Papa…
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia se ha unido al sentimiento de duelo nacional…
Asignación de hasta $ 10,000: una "búsqueda del tesoro" en los precios de los premios…
Nicolás Petro: La audiencia del juicio oral en Barranquilla - La defensa continua hoy con…
Cartagena real El panorama actual para el equipo de fútbol Cartagena es desalentador y parece…
San Salvador. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, hizo una propuesta audaz este domingo…