El pasado martes, el ambiente en el norte de Barranquilla se vio marcado por el nombre de un individuo que ha sido una presencia constante de impunidad durante décadas: Jaime Saade Corman, quien fue condenado por el brutal asesinato de Nancy Mestre, dejó de estar bajo supervisión en una clínica ubicada en el Centro Comercial Alkavi Plaza. Este hecho sucedió como si Saade no llevara consigo las sombras de una de las sentencias más emblemáticas de la justicia en Colombia.
Este incidente no pasó desapercibido por la comunidad. Fue después de que se revelara que el recluso solamente asistió a una reunión médica y no recibió la atención debida por parte del Instituto Nacional de Penitenciaría y Prisión (INPEC) que se encendieron las alarmas. El director del establecimiento penitenciario El Bosque, donde se había recibido a Saade tras su llegada a Colombia el 11 de abril de 2024, se trasladó personalmente al centro comercial para gestionar y controlar la situación.
La reacción fue rápida, pero también reveladora en muchas maneras: Saade fue transferido de inmediato a la prisión de máxima seguridad ubicada en Valledupar, conocida como La Tramacúa, uno de los centros penitenciarios más severos del país. La decisión adoptada por el INPEC subrayó el riesgo latente de fuga que había generado la aparente negligencia en la gestión de su asistencia médica.
Para los familiares de Nancy Mestre, este nuevo episodio únicamente confirma sus temores persistentes: la justicia necesita ser vigilante y estar alerta, especialmente en el caso de delincuentes que ya han demostrado su capacidad para evadir el sistema.
Un error que puede costar caro
Jaime Saade Foto:Migración de Colombia
Expertos en Barranquilla manifestaron que lo acontecido durante la cita médica en el centro comercial reveló fallas profundamente estructurales en el sistema penitenciario.
Es alarmante que un condenado por feminicidio, con un pasado de fuga internacional, haya tenido acceso a un consultorio médico sin supervisión alguna, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad de los protocolos y la atención del INPEC.
Según un informe preliminar, el guardia responsable de su custodia “descuida” sus funciones y permitió que el condenado fuera trasladado a una oficina médica sin la debida vigilancia. Testigos que estaban presentes informaron de inmediato a las autoridades al notar que Saade parecía buscar una oportunidad de escapar.
Estos errores no solo alimentan la desconfianza de la ciudadanía hacia el sistema penitenciario, sino que representan un riesgo real de fuga, una posibilidad que no se concretó en este caso.
Una historia que aún duele: Nancy Mestre, una víctima que no ha sido olvidada
Jaime Saade asesinó a Nancy Mestre el 1 de enero de 1994. Foto:Tiempo
Para una gran parte de la sociedad el nombre Jaime Saade evoca recuerdos lejanos de los años 90, pero para la familia Mestre y muchos colombianos, su historia permanece abierta y llena de dolor.
En enero de 1994, Nancy Mestre, quien solo tenía 18 años, fue asesinada en Barranquilla tras asistir a una fiesta con Jaime Saade, su entonces pareja.
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La investigación de su crimen reveló que fue víctima de violencia sexual y posteriormente asesinada con un arma registrada bajo el nombre del padre de Saade, quien en ese entonces era el jefe de seguridad local de una empresa.
El crimen ocurrió en la casa del agresor. Tras estos sucesos, Saade logró escapar del país, y durante 30 años fue un fugitivo de la justicia, mientras que la familia de Nancy, liderada por su padre, Ricardo Mestre, se convirtió en un símbolo de la lucha por la verdad y la justicia.
LA CapturY en Brasil y justicia que llegó tarde
Jaime Saade, asesino de Nancy Mestre. Foto:Tiempo de archivo
Fue necesario esperar un periodo de 30 años para que el estado colombiano finalmente pudiera capturar a Jaime Saade, quien fue arrestado en 2022 en Belo Horizonte, Brasil, donde había estado viviendo bajo una identidad falsa y había creado una nueva familia.
El proceso de extradición fue un largo y complicado, dado que Saade intentó resistirse a ser enviado de vuelta al país que lo reclamaba por sus crímenes.
Finalmente, en abril de 2024, fue traído de regreso a Colombia. Su llegada fue tranquila, pero portadora de un profundo simbolismo: marcó el fin de una larga era de evasión y el inicio de su condena, que se había emitido durante su ausencia: un total de 27 años y 6 meses de prisión por homicidio agravado y acceso carnal violento.
La tragedia de Nancy Mestre no es solo un drama personal, sino que sirve como un referente nacional sobre cómo la lucha de una familia puede mantener viva la demanda de justicia a través de los años. Su padre, Ricardo Mestre, transformó el caso en una cruzada pública y mediática, enfrentándose a tribunales, oficinas diplomáticas y medios de comunicación para obtener respuestas.
La extradición de Saade fue vista como un triunfo para muchos. Sin embargo, como evidencia este último incidente, la vigilancia y la memoria no deben relajarse, incluso cuando un criminal se encuentra en prisión.