Bolivia va mucho más allá de lo conocido en los últimos 20 años. El regreso de la derecha en su versión edulcorada, encabezada por Rodrigo Paz Pereira, ya está teniendo algunas consecuencias tangibles y otras que se verán cuando comience su gobierno.
Entre los primeros está la caída del Movimiento Al Socialismo (MAS). Su fortaleza, sustentada en el liderazgo omnipresente del expresidente Evo Morales, se vio socavada por su divisionismo y errores políticos y económicos que redujeron su flujo electoral y su gasto luego de un ciclo que resultó exitoso, inclusivo y redistributivo en la primera fase del Estado Plurinacional. Ésta es la esencia misma de ese proyecto colectivo, multiétnico, laico y con notable presencia del sector público en las decisiones nacionales, basado en la Constitución aprobada en 2009, que ahora está en peligro. ¿Hasta dónde llegará la reforma si, como afirman los sectores más reaccionarios, el Estado multinacional se desmorona? Hoy no se puede predecir. Ni siquiera con la composición de la Asamblea Legislativa Multinacional, notoriamente favorable a los partidos de derecha. Si las fuerzas de Paz Pereira están de acuerdo, Jorge Tutorial Quiroga -perdedor de la segunda vuelta del pasado domingo- y Samuel Doria Medina -empresario que no pasó a segunda vuelta-, el Gobierno avanzará en las leyes que quiere aprobar. El de la izquierda será sólo un testimonio.
CAMBIO CON PROYECCIÓN REGIONAL
El MAS ya no tiene representantes en el Senado y su presencia entre los diputados se ha reducido al mínimo. La clave para entender esta correlación de fuerzas es el llamado de Evo Morales a la anulación de votos en la primera vuelta electoral de agosto. El sector que le sigue no consiguió un solo lugar. Entonces se definió el futuro del parlamento, el MAS supo construir hegemonía. Pero lo perdió de un plumazo por disputas internas entre los partidarios de Morales, el todavía gobernante partido del presidente Luis Arce y un grupo correspondiente al joven senador Andrónico Rodríguez, equidistante de los otros dos. El histórico líder cocalero Chapare aún tiene su influencia en el territorio, en las calles y en algunos movimientos sociales bolivianos. No ha perdido el poder de movilizar a su base.
El cambio de paradigma será más notorio en las relaciones internacionales ya anunciado por el presidente electo, hijo de Jaime Paz Zamora, uno de los fundadores de la Izquierda Revolucionaria, quien llegó a ser el presidente socialdemócrata (1989-1993) que fue perseguido por la dictadura de Hugo Banzer y que vivió un grave asesinato en su vida198.
La economista Paz Pereira dijo que restablecería las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, suspendidas desde 2008, cuando Evo expulsó al embajador Philip Goldberg, a quien acusó de apoyar una conspiración derechista. Lo mismo harán con la Drug Enforcement Administration y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, dos organizaciones con diferentes propósitos específicos pero el mismo objetivo en América Latina: interferir en los asuntos internos de las naciones del continente. Estos vínculos se renovarán en el próximo gobierno del Partido Demócrata Cristiano encabezado por el recién elegido presidente. Pero también invitó a María Corina Machado, venezolana premio Nobel de la Paz, a la ceremonia de traspaso de mando. Protegido en la clandestinidad hoy y ayer desestabilizando un gobierno democrático como el de Hugo Chávez, el líder conservador firmó una declaración de apoyo al efímero golpe de Estado que tuvo lugar en 2002 contra el líder de la Revolución Bolivariana. En los años siguientes exigió que Estados Unidos invadiera su propio país y, hasta donde se sabe, no ha cedido.
Paz Pereira también advirtió que no invitará a su toma de posesión a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y la propia Venezuela, porque no los considera países “democráticos”. Nacido en Santiago de Compostela, España, el 22 de septiembre de 1967, el actual presidente pronto abandonó la ciudad con su familia para trasladarse de un país a otro durante el exilio itinerante de su padre. No heredó sus inclinaciones políticas de su familia gallega por parte materna, formada por militantes de izquierdas y nacionalistas. Al contrario, está en camino de alinearse internacionalmente con Washington y Donald Trump.
El Departamento de Estado de Estados Unidos, controlado por el republicano Marco Rubio, extendió un mensaje favorable para el gobierno que asumirá en La Paz el sábado 8 de noviembre: “Después de dos décadas de mala administración, la elección de Rodrigo Paz inaugura una oportunidad transformadora para ambas naciones”.
El argentino Javier Milea también felicitó al nuevo presidente electo, quien destacó “el regreso de Bolivia al mundo libre”. El candidato presidencial de Brasil y posible sucesor de Jair Bolsonaro en la extrema derecha brasileña, Tarcísio Gomes de Freitas, se aferró a su victoria con conceptos similares. Por su parte, Lula, el chileno Gabriel Borić y el paraguayo Santiago Peña mantuvieron un tono mesurado y protocolario.
Paz Pereira llamó a la “unidad nacional”, a “no ser mezquinos con nuestra democracia” y anticipó uno de sus temores: “el mandato del pueblo no es conflicto ni violencia en las calles”. Probablemente se trató de una crítica no mencionada a Morales, debido a la capacidad de convocatoria que ha mantenido el MAS desde sus inicios. Paz también negó que haya pactado con el masismo una estrategia para llegar al poder votando a sus bases.
“CAPITALISMO PARA TODOS”
En temas económicos, su lema de campaña fue “Capitalismo para Todos” y fijó prioridades como la normalización del suministro de combustible. El país sufre desde hace meses su escasez por la falta de divisas para las importaciones. Otro problema que tiene Bolivia es la alta inflación, que ronda el 17 por ciento mensual. Evo, muy activo en las redes sociales, le advirtió que “el pueblo le da un mandato a los nuevos gobernantes para que no destruyan el Estado Plurinacional, con soberanía, dignidad, inclusión y justicia social”.
Tuto Quiroga perdió en segunda vuelta por casi 9 puntos, aunque ganó fácilmente en el rico este del departamento de Santa Cruz -el más poblado del país-, no tenía mucho electorado al que conquistar con su propuesta neoliberal en lo económico y de extrema derecha en lo político. Su candidato a la vicepresidencia, Juan Pablo Velasco, lo dejó expuesto desde joven a algunas diatribas racistas contra los collas del Altiplano de Occidente, que la fórmula del perdedor pagó cara.
Por otro lado, la pareja de Paz Pereira, el policía retirado Edmand Lara, un hombre de influencia TikTok y partidario de las acusaciones de corrupción contra el poder superior, de las que fue absuelto, atrajo el voto más joven del electorado hacia el ganador.
El pueblo boliviano optó por un cambio más moderado y no aceptó las reformas radicales de estilo libertario propuestas por Quiroga. El MAS ya fue derrotado en la primera vuelta el 17 de agosto. Evo está reagrupando fuerzas para volver a incidir en la política nacional. Arce sale del gobierno tirando munición pesada a su ex compañero militante y, transitoriamente, a Paz: “Lo que él planeaba era tener un blanco fácil y débil que lo pudiera agotar desde el primer momento y comenzar de nuevo su carrera para ser candidato”, comentó. Estas diferencias irreconciliables fueron la principal causa para que la izquierda perdiera la oportunidad de seguir gobernando Bolivia en el año de su bicentenario.
24 de octubre de 2025