Asistimos a un extractivismo minero que, basado en la incompetencia del Estado, se multiplica ahora en decenas de miles de pequeños enclaves, que ocupan enormes áreas, provocando no sólo graves impactos sociales y ecológicos, sino también mucho más violentos.
La combinación de factores globales y condiciones nacionales está generando cambios significativos en la minería extractiva tanto en Colombia como en el resto de América del Sur. Sus influencias se multiplican, se intensifican y al mismo tiempo son mucho más violentas.