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¿Por qué Donald Trump ‘declaró la guerra’ ya Harvard y otras universidades de élite en los Estados Unidos?

En el contexto actual, La guerra que el presidente Donald Trump ha iniciado contra las universidades de élite en los Estados Unidos presenta una dinámica diferente comparada con las manifestaciones estudiantiles que se llevaron a cabo en varias instituciones académicas en 2023, las cuales fueron desencadenadas por el conflicto entre Israel y Hamas. En aquellas ocasiones, el presidente caracterizó dichas movilizaciones como actos de antisemitismo en desarrollo en el país.

Sin embargo, en su ataque a las universidades, se evidencian patrones más profundos que incluyen su campaña contra la fuerza federal y las instituciones educativas. Lo que aparentemente subyace en estos actos es una estrategia cuidadosamente elaborada para infiltrarse y controlar aquellas instituciones que, según su percepción, han sido dominadas por ideologías liberales, en detrimento del pensamiento conservador.

Recientemente, esta disputa se intensificó tras la orden del presidente de congelar más de $2.2 mil millones en apoyo federal a la Universidad de Harvard, considerada una de las universidades más prestigiosas del país y, quizás, del mundo.

¿Qué está ocurriendo realmente en esta lucha por el alma de Harvard? Al igual que Mao Zedong en China hace más de 50 años, Trump ha desatado una revolución cultural destinada a desmantelar las élites burocráticas y culturales que él considera que están profundamente arraigadas en las universidades más importantes del país y en otros centros de pensamiento.

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.Foto:AFP

Esta acción se llevó a cabo luego de que la dirección de Harvard rechazara una serie de requisitos exigentes estipulados por la administración republicana, que se planteaban como condición para continuar recibiendo fondos del gobierno.

Una medida similar se implementó anteriormente con otras instituciones, como la Universidad de Columbia en Nueva York, que firmó un acuerdo para evitar la pérdida de más de $400 millones. En este acuerdo, Columbia se comprometió a mejorar la seguridad de los estudiantes, implementando unidades de agentes especiales para monitorear el campus, redefiniendo el término antisemitismo para incluir “celebrar actos de violencia contra Israel” y reestructurando su departamento de Estudios del Medio Oriente.

Aparte de Harvard, alrededor de otras 60 universidades en el país, incluyendo Pensilvania, Cornell, Brown, Johns Hopkins y Northwestern, están bajo el escrutinio de Trump, que ha creado un “equipo de trabajo” para evaluar el rendimiento académico de estas instituciones educativas.

Sin embargo, los requisitos impuestos a Harvard son mucho más estrictos en comparación con los de otras universidades.

Harvard y Donald Trump.Foto:Istock–AFP

Las demandas de Donald Trump a Harvard y la respuesta de la universidad

En una carta enviada a la universidad la semana pasada, la administración afirmó que la “inversión” federal, que incluye miles de millones de dólares en subvenciones de investigación, no constituye un “derecho”. Para mantener su relación financiera con el gobierno, la universidad deberá modificar su estructura administrativa, disminuir el número de estudiantes conservadores y eliminar todas las preferencias basadas en raza u otras identidades.

Adicionalmente, se requería la finalización de programas dedicados a la diversidad y capital, así como la evaluación de estudiantes internacionales que “apoyen el terrorismo o el antisemitismo”.

Un aspecto aún más polémico fue el requerimiento de la administración para que Harvard aceptara una auditoría externa de sus estudiantes, profesores y personal administrativo, que garantizara la “diversidad de opiniones”. Esto fue percibido por muchos como un intento de posicionar a favor de Trump en la enseñanza superior.

A lo largo de varias semanas, y tras anticipar lo que se venía, Harvard ya había tomado medidas para mejorar la seguridad en su campus y responder a varias quejas planteadas por el presidente.

Sin embargo, según la universidad, las demandas de la administración presidencial cruzaron una “línea roja”, lo que llevó a la institución a decidir enfrentar la situación.

“La universidad no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales. Ningún gobierno, sin importar el partido en el poder, debe dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, quiénes pueden admitir y emplear, y cuáles áreas de estudios e investigaciones pueden desarrollar”, afirmó Alan M. Garber, su presidente, el pasado lunes.

Protestas en universidades de los Estados Unidos.Foto:Getty Images

Trump, quien es conocido por no retroceder en sus decisiones, reaccionó al congelar los fondos y amenazar al país con la anulación de otros $7,000 millones en ayuda federal asignados para los próximos cuatro años.

Impacto de los recortes federales en Harvard y otras universidades en los Estados Unidos

Además, la administración ha solicitado al Servicio de Impuestos Internos (IRS) que revoque el estatus de exención fiscal de Harvard, un estatus que, en Estados Unidos, generalmente se otorga a organizaciones sin fines de lucro, grupos religiosos y centros educativos, siempre que no participen en actividades políticas específicas.

Este ataque supone un duro golpe para Harvard, que recibió más de $60 millones en beneficios fiscales en 2024 gracias a su estado de exención.

La maniobra es consideraba controvertida, ya que se entiende que el IRS debe permanecer como una entidad independiente, sin recibir órdenes del presidente, y cumplir con procedimientos rigurosos diseñados para prevenir el uso político de su influencia.

A pesar de que Harvard se mantiene firme y es una de las universidades más ricas de Estados Unidos, con un capital estimado en casi $60,000 millones, las consecuencias económicas son significativas.

El año pasado, cerca del 20% de su presupuesto operativo, unos $6,000 millones, provenía de financiamiento gubernamental. La universidad ha anunciado un préstamo de $750 millones para mitigar la pérdida, aunque es evidente que no es suficiente para cubrir el impacto de esta reciente crisis económica.

Arrestos en la Universidad de Columbia.Foto:Selcuk coche / Getty

Las repercusiones de la “guerra” de Trump contra las universidades para el avance técnico y científico en Estados Unidos

Lo que resulta más preocupante es el impacto que estas acciones tendrán en los programas de investigación e innovación. Numerosas instituciones, incluyendo Harvard, se encuentran en la vanguardia de los avances técnicos y científicos en áreas cruciales como la medicina y la tecnología.

Para comprender la magnitud de este impacto, es relevante recordar que Harvard ha contribuido con 163 premios Nobel en su trayectoria, y sus investigadores trabajan arduamente en áreas relevantes como el cáncer, trasplantes de órganos y diabetes.

Por ejemplo, fue un científico de Harvard quien hizo el descubrimiento de la molécula base que ha permitido el desarrollo de nuevos medicamentos para combatir la obesidad.

Además, Harvard, al igual que muchas universidades de alto nivel, recibe financiamiento federal como parte de una colaboración establecida entre el gobierno y las instituciones educativas, que data de hace más de 80 años y que comenzó bajo la administración de Harry Truman en 1945.

Según la visión de Truman, el gobierno federal debía fomentar subvenciones que impulsaran la innovación en las universidades y centros de investigación, siendo esta una decisión audaz en un momento en el que la mayor parte de la investigación se financiaba exclusivamente por universidades, fundaciones benéficas y empresas privadas.

Dicha colaboración ha proporcionado frutos inmensos, pero ahora se encuentra bajo cuestionamiento.

Para Donald E. Ingber, director y fundador del Instituto de Ingeniería Biológica de Harvard, las acciones de Trump representan una “locura punitiva” que provocará consecuencias profundas para el sistema educativo y científico.

Protestantes en el campus de la Universidad de Columbia.Foto:Getty Images a través de AFP

“Estás intentando matar a la gallina de los huevos de oro en ciencia, tecnología y educación. Esto es contrario a todo lo que esta administración sostiene sobre la competitividad internacional. Estás impidiendo el trabajo futuro; la fuga de cerebros ya ha comenzado”, advierte Ingber, explicando cómo este golpe a la academia forzará la salida de los más talentosos.

Sin embargo, según Martin Wolf, un analista del Financial Times, lo que se revela en esta situación es una cuestión aún más profunda.

“¿Qué ocurre realmente en esta lucha por el alma de Harvard? Trump ha iniciado, de manera similar a Mao Zedong en China hace más de 50 años, una revolución cultural para desplazar a las élites burocráticas y culturales que cree que están ancladas en las universidades más importantes del país y en otros centros de pensamiento”, plantea Wolf.

De hecho, antes de las manifestaciones estudiantiles de 2023, Trump ya había comenzado a fomentar un antiuniversitarismo, tachando a las universidades como “ni siquiera de izquierda” y acusándolas de convertir a los conservadores en víctimas de censura.

Además, JD Vance, su vice, las ha descrito como “el enemigo”.

Trump tiene fundamentos para su rechazo hacia estas instituciones: según encuestas internas en Harvard, más del 80% de sus docentes se identifican como “liberales,” tendencia que se repite en otras universidades e instituciones de élite dedicadas a la ciencia, la cultura y el arte.

Sin embargo, David Ignatius, columnista del Washington Post, opina que usar fondos estatales para resolver lo que percibe como un problema en las instituciones privadas es un egoísmo. “Uno puede criticar la composición ideológica de Harvard y otras universidades, pero no corresponde al gobierno intervenir. Permitir que el estado ingrese a estas instituciones para imponer su ideología es no solo antidemocrático, sino que abre la puerta a un futuro incierto”, concluye.

La lucha apenas empieza. Tanto Harvard como Columbia han llevado sus demandas a los tribunales y ahora la expectativa está en la resolución de estos conflictos.

Lo que es indiscutible es que Trump está utilizando todos los poderes a su disposición como presidente, a veces de manera polémica, para llevar adelante su agenda, la cual había prometido a su base electoral. Las universidades de Harvard y otras de élite se han convertido en sus últimos objetivos.

Sergio Gómez Maseri

Corresponsal de

Washington

Reportero Al Día

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