Podríamos celebrar como día nacional otro cualquiera, si quisiéramos. Desde 1873, se decidió que fuera el 20 de julio. No es casual que así fuera, toda vez que lo sucedido en aquella fecha, marca un hito fundamental dentro de nuestro ser nacional. 

En aquel 20 de Julio de 1810, de la mano de unos líderes, que no eran los de la Junta del Cabildo, el pueblo artesano y oprimido de Bogotá, ganó voz por medio de un proceso político de revolución en pro de un gobierno que rompiera con el orden económico y político colonial, esclavista y de explotación; un nuevo gobierno que destacara el debate sobre derechos del hombre y del ciudadano, haciéndolos realidad.

Aquel 20 de julio de 1810, ¿qué variables se juntaron y conjugaron, con la aparición y liderazgo popular de Los Chisperos, con José María Carbonell a la cabeza, hasta ese 15 de agosto de 1810, con la expulsión definitiva del Virrey de turno, que se convirtió en el último Virrey del régimen colonial español, para que el pueblo bogotano se sumara al levantamiento social que empezó a girar la historia de lo que hoy es Colombia?

Enunciamos algunas variables fundamentales: 1) 1808. Napoleón engaña a la débil corona española de Carlos IV que estuvo en manos del primer ministro Manuel Godoy y hasta diciembre de 1813 invade y somete a España al dominio colonial de su dinastía Bonaparte; 2) 1808. Napoleón apresa al rey Carlos IV y a su heredero Fernando VII y les obliga a cederle la corona de España y del imperio iberoamericano, destruyendo el carácter intocable del imperio colonial del sistema español, del rey como autoridad moral y símbolo incuestionable de ese imperio iberoamericano, que significará el resquebrajamiento demoledor de dicho imperio, primero ante Europa y segundo ante las conciencias que están despertando en las Américas; 3) 1808. Surgimiento del movimiento Juntero español para conservar la soberanía política del régimen imperial frente a la avalancha de ocupación napoleónica de España; 4) 1808. Difícil y contradictorio surgimiento del movimiento Juntero en los Virreinatos y Capitanías generales de América, como consecuencia y continuidad sometida y seguidora por parte de las clases criollas americanas, como manifestación de sometimiento al rey español y rechazo a los funcionarios españoles en España que se están alineando con Napoleón, y rechazo a los funcionarios españoles en América que también se están alineando a Napoleón por prebendas en el naciente aparato burocrático de la dinastía Bonaparte, en sustitución de la dinastía Borbón (de origen francés) en España, que están en procura del control del imperio en iberoamérica.

Ante la conjugación progresiva de estas variables, se desencadenan otras a nivel interno en los Virreinatos de las Américas, por ejemplo en la colonia Nuevo Reino de Granada y por ejemplo, en Bogotá: 5) surge el pretexto del florero para adornar la mesa de homenaje al comisionado del Consejo de Regencia de España, Antonio Villavicencio, que viene con la misión de afincar la voluntad del Cabildo criollo a favor de España frente a Napoleón; 6) se desencadena un proceso de conspiración para buscar compartir el gobierno con el Virrey Amar y Borbón, y con altos funcionarios españoles en Bogotá, aunque rechazan que dichos funcionarios se estén alineando con la política conformista del deber de América de plegarse al mismo destino que España (de sometimiento a Napoleón); esa conspiración no incluyó con anticipación ni la participación y organización del pueblo, ni las auténticas necesidades ni voces del pueblo, que solo deriva en el bochinche pasajero de la mañana del 20 de julio; 7) la conspiración de la clase criolla se dirigía a organizar e instalar una Junta Suprema de Gobierno alineada al movimiento Juntero español en defensa de la soberanía española y contra Napoleón, y como se verificó el 20 de julio, los criollos propusieron al mismo Virrey como Presidente de esta Junta de Gobierno, llegando en ese día a un Acuerdo Virrey/Cabildo criollo, consecuente con las exigencias del Virrey y la voluntad fervorosa de los criollos de una Junta sometida y sumisa al Rey de España Fernando VII. 

Este pensar, comportamiento y obrar era común, en mayor o menor medida en los cuatro Virreinatos y las cinco Capitanías Generales coloniales en América: la sorpresa no era que pretendieran compartir el poder, la sorpresa era pretender hacer Junta de Gobierno ante la insólita oposición de los mismos funcionarios españoles a estimular el movimiento Juntero en las ciudades de las colonias americanas; contradicción increíble, no suficientemente explicada.

Una realidad y sucesos en debate desde, como mínimo el año de 1872. En aquel año se dio la polémica respecto a qué sucedió realmente ese 20 de julio de 1810. Para resumir la discusión, que hoy también apenas empieza, hubo dos bandos1: los que propugnaron una Junta de Gobierno provisional que no buscaron independencia de España, sino un rechazo a la invasión napoleónica a la Metrópoli y declarar un apoyo y sumisión al rey Fernando VII, posición que lideraba por el partido conservador el señor Miguel Antonio Caro; para el otro bando, estos levantamientos fueron actos que iniciaron el rechazo contra la dominación española, ante el caos de España, presa de Napoleón, argumento esbozado por los liberales radicales dirigidos por Manuel Murillo Toro.

Estas dos posiciones se dejaron de debatir, quizá especialmente después de mayo de 1873, cuando por Ley 60 del 8 de mayo se declaró el 20 de julio como fecha de independencia nacional, y sólo podrán ser dirimidas hoy, si se leen críticamente, de nuevo, las fuentes primarias de documentación que se conservan como: la Relación de los sucesos de 1810 escrita por Manuel Rodríguez fechada el 17 de agosto de 1810; si se lee otra vez con reflexión crítica el Acta de instalación de la Junta Suprema del Cabildo de Bogotá, producida entre el 20 y el 21 de julio de 1810 (de la cual no hay un documento original en Bogotá, pero su contenido ha sido varias veces reproducido); si se lee con reflexión crítica el Diario de los sucesos de 1810 escrito por Joaquín Camacho y Francisco Caldas para el Diario Político de Santafé, que fue publicado por entregas periódicas a partir del 17 de agosto de 1810. 

No se especifica, como es necesario hacerlo hoy, que claramente el primer bando en aquella querella leyó en las fuentes documentales que esa “revolución criolla” no buscó la independencia ni separación de España ese 20 de julio, y que si se mencionara la palabra “independencia” aludía a la búsqueda de una organización política iberoamericana de Juntas de Gobierno provisional en rechazo a Napoleón y la ocupación de España y, a su vez, sumisión fervorosa al rey Fernando VII. Tampoco se especifica que el segundo bando sólo se queda en que fue el acto de comenzar un rechazo contra el gobierno de los españoles, pero no contra el rey de España: se quería rechazar en 1810 a los funcionarios españoles en España y a los funcionarios españoles en América que se tendían a plegar a las imposiciones y disuasiones de Napoleón, sometiéndose poco a poco al mando de su dinastía Bonaparte2.

Más allá de lo anterior, la noche del 20 de julio de 1810 en Bogotá se organizaron y llenaron la Plaza Mayor otras multitudes, no las del mediodía que después de las cinco de la tarde se dispersaron, y sí una avalancha de gentes artesanas de los barrios pobres de la ciudad liderada por Los Chisperos, multitudes levantadas contra la fracasada conspiración criolla y ante el compás de espera del gobierno virreinal, que solo dejó que los calores del mediodía se acabaran de dispersar en la tarde. Aquí tenemos, 8) las variables imponderables protagonizadas no por los criollos del Cabildo, sino por los líderes que organizaron un levantamiento con el pueblo y para las reivindicaciones del pueblo. 

A las cinco de la tarde, el bochinche criollo con las gentes del mercado de ese viernes, que no estaban organizadas en esa conspiración para efectos políticos revolucionarios, se estaban dispersando y el bochinche rápidamente se diluyó sin ningún efecto para instalar la Junta de gobierno provisional que quizá abriría nuevas perspectivas. El gobierno virreinal estaba en la ventana, como el Virrey expectante en su ventana del Palacio, esperando finalmente que el bochinche de efervescencia y calor se terminara de dispersar. 9) Los Chisperos, como Carbonell, que hicieron parte de la conspiración clandestina, decidieron que esa oportunidad no se debía perder y ellos sí dieron un paso definitivo: contar con el pueblo artesano e invisibilizado por el régimen colonial-criollo, y convertirlo en el protagonista del levantamiento. Entrada la noche ese pueblo ya se estaba confinando en sus covachas de los barrios periféricos y pobres de la ciudad, como los aún conocidos con nombres como Belén, Las Cruces y Egipto, y el barrio San Victorino.

Necesariamente fue un cambio de política básica: el pueblo es el protagonista y los motivos de un levantamiento no son para que la clase criolla gane un poder compartido con los españoles desde esa Junta de gobierno provisional. La gran pregunta es: si el protagonista es el pueblo, ¿por qué motivos se justifica un levantamiento y pretender un gobierno provisional, si no es por motivos que tenga el mismo pueblo, y sus necesidades, para lograr una transformación y reivindicación de ese pueblo oprimido? Ese cambio de política sí tocaría el entendimiento y el fervor de las masas oprimidas. Y así fue: en la noche del 20 de julio, Los Chisperos con el liderazgo del héroe popular de la jornada, José María Carbonell, recorren los barrios pobres llamando a la gente, convocando la situación crítica del momento y dirigiéndola a la Plaza Mayor para obligar un Cabildo Abierto, es decir, buscar un consenso de administración del poder, con participación de la opinión y voluntad política de las masas y las reivindicaciones que enunciaron Los Chisperos, apartándose del solo estatuto político de clase de los criollos y sus beneficios particulares, dentro del mismo régimen colonial e imperial español. ¿Qué gritaron Los Chisperos, por entre las callejuelas de los barrios pobres, que lograron despertar y animar a una masa de gentes, que finalmente, hacia la medianoche, llenaron la Plaza Mayor con cerca de nueve mil almas?3.

Lo que es claro, es que 10) Los Chisperos le tuvieron que hablar a las masas de asuntos, acontecimientos e ideas que comprendían las masas despreciadas por el poder del momento; no solo les hablaron a las gentes en tono adecuado y fuerte, sino de realidades que ellas podían entender y lo más importante, compartir políticamente. El bochinche improvisado del mediodía del 20 de julio, ni contó con el pueblo ni trató de implicarlo en ideas profundas de transformación del modelo económico, político y social del momento.

Inicialmente, ¿cuáles son esos temas que Los Chisperos llevaron hasta las covachas miserables donde estaban las gentes explotadas, marginadas por el modelo de poder del momento? España en las manos de Napoleón con toda la intriga, la persuasión y el poder militar, para desde el poder de la dinastía Bonaparte imponer su voluntad en las colonias americanas; la lucha necesaria por una Junta de Gobierno provisional que rechazara la imposición de Napoleón, pero convocando un Cabildo Abierto, con participación del pueblo, para transformar condiciones sociales que permitieran un camino para una nueva Constitución por la igualdad social; el tema de la participación con delegados del pueblo en el establecimiento de esa Junta de Gobierno para esa nueva Constitución, a partir del reconocimiento de un Cabildo Abierto.

11) El 20 de julio de 1810, ante todo significa la aparición de un pueblo organizado en Bogotá, que más allá de las necesidades del imperio español y de España ocupada por Napoleón, es importante por la expresión que lograron e hicieron sentir los negados, oprimidos y en no pocas ocasiones esclavizados por el imperio y por las élites criollas, movilizados bajo la dirección de otra mentalidad, la de Los Chisperos, para tener un control de la situación política que se desencadenó el día viernes 20 de julio, movilización de artesanos y pueblo en general que se mantuvo en pie hasta el día 15 de agosto, y que culminó felizmente con la expulsión final y definitiva del último Virrey español que aceptó el pueblo raso de Bogotá. 

Celebramos el 20 de julio, por tanto, esa voz organizada del pueblo alrededor de 12) la Junta Comunera de San Victorino, organizada y liderada por Los Chisperos; celebramos su estatuto político de una revolución por los intereses de la población y con la población como protagonista y su efecto histórico, como fue, contra la voluntad de la clase criolla, la expulsión del último Virrey español que gobernó con la aceptación del pueblo en Bogotá.  

Mayo de 2025

1 González Pérez, Marcos; Fiestas de nación. Colombia; Academia Colombiana de Historia; Bogotá; 2019; p. 56.

2 Chust, Manuel (compilador); 1808. La eclosión juntera en el mundo hispano; Un bienio trascendental: 1808-1810; Fondo de Cultura Económica; México; 2.007; pp. 11 – 50.

3 Liévano Aguirre, Indalecio; Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia; Intermedio Editores SA; Bogotá; 2.002; capítulos XX y XXI.

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