El 2 de mayo de 1945 marcó un hito significativo en la historia de Europa, con la caída de Berlín, la capital de Alemania y el epicentro del Tercer Reich, a manos de las tropas soviéticas. Este evento puso fin a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo. La intensa batalla que había comenzado a mediados de abril culminó con la rendición del Führer, Adolf Hitler, quien se había suicidado junto a su esposa, Eva Braun, dos días antes. Esta tragedia marcó el ocaso del régimen nazi.
Ochenta años más tarde, Europa enfrenta una encrucijada en la que sigue buscando la inspiración y el apoyo que ha guiado su camino desde la guerra. Este aniversario repleto de historia plantea numerosas preguntas sobre el futuro de la Unión Europea. Este bloque surgió como respuesta a los horrores de la guerra y ahora se encuentra en medio de un nuevo contexto de inestabilidad geopolítica, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania lanzó su ofensiva contra Polonia con 1,2 millones de soldados. Foto:AFP
“Estamos al final de una era en muchos sentidos”, opina Comercio analista internacional Enrique Banús, director del Centro Cultural de la Universidad de Piura. Aquel entonces, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se estableció un nuevo orden internacional que promovía los valores democráticos y liberales en oposición a la opresión dictatorial, creando un entorno en el que los discursos extremistas eran rechazados. Sin embargo, también emergió un mundo bipolar, con Estados Unidos manifestándose como la potencia predominante frente a la Unión Soviética, que había luchado contra el nazismo durante la guerra.
Con el colapso del comunismo a finales de los años 80, comenzamos a ver un nuevo panorama: donde Estados Unidos finalmente asumió el rol de la superpotencia global, mientras que Rusia buscaba su lugar en este nuevo orden mundial. Europa Occidental, liderada por una Alemania ya reunificada, se convirtió en el principal aliado de Washington, integrando países que previamente habían estado bajo influencia soviética y reduciendo así la huella rusa en el continente. Sin embargo, con la llegada de Vladimir Putin al poder en 2000, se produjo una reversión de estas dinámicas.
La guerra en Ucrania
La invasión rusa de Ucrania ha representado sin duda un nuevo desafío para los europeos, quienes, tras los estragos de la crisis financiera de 2009, las oleadas migratorias de África y Medio Oriente, el terrorismo islamista y la pandemia de Covid-19, ahora enfrentan el mayor conflicto bélico en su frontera desde la Segunda Guerra Mundial.
Soldados en la guerra en Ucrania. Foto:AFP
Los países europeos se vieron obligados a replantear sus sistemas de suministro energético, que dependían en gran medida de Rusia, y junto con los Estados Unidos, comenzaron a asignar recursos financieros y apoyo militar para contrarrestar las aspiraciones expansionistas de Moscú en Ucrania, que es vista como una puerta de entrada a Europa Occidental.
Sin embargo, la situación se complica con el regreso de Trump a la presidencia, ya que el republicano parece ignorar a los europeos, prefiriendo dialogar directamente con Putin en busca de un acuerdo para finalizar la guerra. La falta de apoyo ha dejado a Europa sintiéndose desamparada, lo que ha generado un clima de desconcierto y desconfianza hacia una power que una vez consideró un aliado fundamental.
“Hay mucha incertidumbre y confusión, dado que durante años se pensó que mantener relaciones comerciales positivas con Rusia evitaría la escalada de tensiones, lo cual no ha ocurrido. Por lo tanto, es imperativo que Europa se resista a depender de EE. UU. y desarrolle su propia capacidad defensiva”, sostiene Banús, quien también es profesor en las cátedras de humanidades.
La renuncia de Angela Merkel, la canciller alemana y figura clave en la política europea moderna, ha dejado un vacío en la dirección de la UE, a pesar de que Emmanuel Macron ha intentado asumir el liderazgo. “Estos son tiempos que requieren un liderazgo sólido. Aunque Francia está intentando asumir ese rol, incluso Gran Bretaña ha buscado redefinir su relación con la Unión Europea tras el Brexit”, añade el experto.
El presidente francés y el presidente de la Comisión Europea. Foto:AFP
La incertidumbre y confusión son abrumadoras, ya que se pensaba que unas relaciones comerciales positivas con Rusia podrían prevenir la escalada, lo cual no ha sido el caso.
Enrique BanúsJefe del Centro Cultural de la Universidad de Piura
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enfrentado críticas por alentar el incremento del protagonismo de Bruselas en detrimento de los intereses de los Estados miembros, lo que ha llevado a un aumento del aparato burocrático en la UE.
Recientemente, Von der Leyen anunció un plan para elevar el presupuesto de defensa en 800 mil millones de euros, estableciendo que la dependencia del apoyo militar estadounidense debe ser reevaluada, algo que los países europeos dieron por sentado desde el final del conflicto bélico. De hecho, entre 2021 y 2024, se prevé que el gasto total en defensa de los Estados miembros de la UE aumente en más del 30 %.
“El reto de la Unión Europea siempre ha sido cómo mantener un proyecto conjunto con países tan diversos y visiones disímiles. Ahora este desafío ha aumentando, con una necesidad urgente de flexibilidad, resistencia y capacidad de negociación. Es esencial buscar los puntos en común y no centrarse únicamente en las diferencias”, concluye Banús.
El panorama no es menos complicado cuando se nota que la percepción pública de la Unión Europea está en declive, con datos del eurobarómetro revelando que en el año 2000, solo el 19% de los encuestados tenía una impresión negativa del bloque, mientras que en 2024, esa cifra ha aumentado al 59%.
El derecho
En medio de estos nuevos desafíos, Europa ha experimentado un aumento del apoyo popular hacia partidos de extrema derecha en un continente que una vez fue el hogar del nazismo y el fascismo. En las recientes elecciones en Alemania, el partido AFD, que se caracteriza por su fuerte nacionalismo, anti-europeísmo y posturas anti-inmigración, ha consolidado su poder, avivando el debate sobre si se ha aprendido de los errores del pasado.
Marcha de partidarios de la extrema derecha en Alemania. Foto:Onda Andersen / AFP
Los gobiernos de extrema derecha continúan ganando terreno en países como Italia, bajo el liderazgo de Giorgia Meloni, y en Hungría, con Viktor Orban; mientras que en muchos otros, la socialdemocracia, un pilar de la política europea, se ve amenazada.
El origen de la Unión Europea
En mayo de 1950, Francia propuso un plan para integrar la industria del carbón y el acero de Europa occidental como una medida para evitar que ningún país volviera a producir armas que pudiesen usarse en conflictos bélicos, como sucedió durante la Segunda Guerra Mundial.
En base a esta propuesta, en 1952 se estableció la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, formada por Francia, Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo.