

Ecuador se ha convertido hoy en el país más violento del América Latina y en un creciente epicentro del crimen organizado y el tráfico transnacional de drogas. Así se desprende del último informe de grupo de crisis, noble ¿Un paraíso perdido? La lucha del Ecuador contra el crimen organizadoal que EL TIEMPO tuvo acceso antes de su publicación.
Esta ONG afirma que esta realidad se refleja en la media de 21 asesinatos diarios registrados en el primer mandato, una cifra que convierte a 2025 en el año más violento de la historia del país.
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En julio del año pasado se registraron 4.619 asesinatos, un 47% más que en 2024 y ocho veces más que en 2016. En este contexto, la promesa de mano dura y seguridad del presidente Daniel Noboas sedujo a los ecuatorianos. que el 13 de abril lo reeligieron -con más del 55% de los votos- como su presidente hasta 2029.
Pero el que fue su principal músculo político, que propició una reducción del número de asesinatos en los primeros meses (de casi 50 en 2023 a 40 en 2024), es ahora el reflejo de las deficiencias de un enfoque centrado únicamente en la seguridad. que no aborda las otras causas que alimentan el crimen que hoy aflige a los ecuatorianos. Esta es la conclusión del último informe del International Crisis Group.
Daniel Noboa, Presidente de Ecuador. Foto:AFP
En su informe del equipo de crisis, señala que la falta de compromiso institucional para apoyar a las comunidades vulnerables, así como un sistema penitenciario corrupto y la corrupción en el estado, “permite que el crimen y la violencia continúen” en el país, e incluso empeorar.
Los números lo demuestran. Los casos de extorsión se triplicaron en tres años (de 6.651 casos en 2023 a 20.293 en 2024) y a pesar de que el país se ha incautado de 135 toneladas de estupefacientes en lo que va de año -cifra que supera a todo 2024-, la violencia vinculada al narcotráfico no disminuye. A esto se suma el aumento de los motines carcelarios por hacinamiento del 19% y veinte muertos en la última semana.
El informe de 49 páginas afirma que lo que alguna vez fue descrito como un “oasis de estabilidad” en América Latina se convirtió en menos de una década en el país más violento de América del Sur. “La relativa paz del Ecuador terminó abruptamente”Dice el documento, que dice que desde 2020, los asesinatos casi se han duplicado año tras año y las masacres carcelarias se han vuelto más frecuentes.
Más de 500 presos han muerto desde 2021 en Ecuador. Foto:AFP
El aumento del crimen
La explicación, advierte el informe, radica en la reestructuración del comercio de cocaína en la región. Durante años, las rutas y los actores estuvieron dominados por grandes cárteles jerárquicos que controlaban la cadena de suministro.
Pero el tráfico de drogas funciona ahora como una red fragmentada y flexible. “Esta estructura permite a los grupos expandirse rápidamente a nuevos territorios y adaptarse a las presiones estatales”dice el informe. En este contexto, Ecuador ofreció condiciones particularmente favorables.
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A ello contribuyeron varios factores reseñados en el documento. La dolarización en 2000 facilitó el lavado de dinero ilícito; los puertos marítimos se consolidaron como puntos de venta altamente eficientes hacia Estados Unidos y Europa; las fronteras porosas facilitaron el tránsito de suministros y carga; y los recortes presupuestarios a las fuerzas de seguridad y al sistema penitenciario desde 2017 debilitaron la capacidad del estado para responder.
Como resultado, Ecuador quedó “en el corazón de la cadena logística mundial del narcotráfico”.
En este escenario, los grupos armados locales, particularmente Los Choneros y Los Lobos, sellaron alianzas con el “Cártel de Sinaloa” y el “Cártel Jalisco Nueva Generación”, respectivamente. “Pagan el 70% en droga y el 30% en armas”dijo un ex agente de policía citado en el informe, describiendo un sistema transnacional de intercambio ilícito que reforzó a las pandillas ecuatorianas en armas, peligro y capital.
Kristi Noem junto a Daniel Noboa durante su visita a Ecuador. Foto:AFP
Al mismo tiempo, la corrupción se apoderó de varios niveles del estado. “Los grupos criminales utilizan el chantaje y la intimidación para cooptar a funcionarios de todo el sector público”, dice el informe, incluidos el poder judicial, las prisiones, las fuerzas de seguridad y las autoridades locales.
En este contexto, El sistema penitenciario se convirtió en el epicentro del control criminal. “El hacinamiento y la corrupción rampante permitieron a los grupos criminales controlar el sistema penitenciario”, afirma Crisis Group, que documenta que desde 2024 al menos 27 funcionarios de prisiones han sido asesinados.
El informe también muestra que las prisiones se han convertido en un negocio bastante bueno, donde la eliminación de antecedentes penales “Cuesta alrededor de $400” mientras que el control de un pabellón “puede generar hasta 8.000 dólares al mes” en ganancias ilegales. Las más de quince masacres carcelarias desde 2021, con más de 500 muertos, son evidencia de esta sangrienta disputa por el control de estas empresas.
Explosión de coche bomba en Guayaquil, Ecuador. Foto:EFE
El compromiso de Noboa con la seguridad se debilita hoy
Ante este panorama, la respuesta del presidente Daniel Noboa se centró casi exclusivamente en el poder militar. Desde el inicio de su mandato, declaró al menos 14 estados de emergencia y desplegó el ejército en las calles y prisiones. El informe destaca que la estrategia obtuvo apoyo social en un contexto de miedo generalizado y los resultados iniciales parecieron alentadores. Sin embargo, el efecto se ha agotado.
Entre enero y junio de 2025 se registraron más de 4.500 asesinatos, el período más violento registrado, con aumentos en 19 de las 24 provincias.
La militarización tampoco cambió la situación en las prisiones. Aunque un tercio de las prisiones tienen presencia militar, 455 reclusos murieron entre 2024 y abril de 2025, según cifras del grupo de crisis.
Ataque a la caravana del presidente ecuatoriano Daniel Noboa. Foto:Captura de pantalla: X:@Presidencia_Ec
Entonces, ¿por qué fracasó la estrategia? El informe es decisivo: “Es poco probable que la estrategia de Noboa, tal como está, logre asestar un golpe decisivo contra el crimen organizado”. En su análisis, destaca que los grupos criminales se adaptan, se desplazan y diversifican sus actividades, mientras que las intervenciones policiales sin presencia sostenida y sin acompañamiento institucional dejan vacíos que son rápidamente llenados por las pandillas.
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Glaeldys González, analista para los Andes del Sur de Crisis Group, explica que si bien “la reducción de homicidios en 2024 parecía buena para la estrategia de línea dura, “El pico de violencia en 2025 muestra que las operaciones militares por sí solas rara vez logran desmantelar los mercados del narcotráfico”.
Más de 500 presos han muerto desde 2021 en Ecuador. Foto:AFP
Y añade: “Los grupos criminales suelen adaptarse rápidamente. Se mueven hacia nuevos territorios, atraen nuevos reclutas, tejen nuevas redes de corrupción, diversifican sus fuentes de ingresos e intentan fortalecer su control sobre las comunidades vulnerables”.
El informe concluye que Ecuador sólo podrá salir de su crisis actual abordando varios factores más allá de la seguridad.
El analista señala que es necesario “avanzar hacia soluciones más sostenibles” “requerirá la presencia permanente de una gama más amplia de instituciones estatales en las sociedades más inseguras, Redes de seguridad social más sólidas, reformas penitenciarias y mayor eficacia en la lucha contra la corrupción y la colusión en los puertos y las instituciones gubernamentales”.