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Robert Prevost, Gringo Pontiff que interfiere con los seguidores más conservadores de Donald Trump

La selección del cardenal Robert Prevost como el nuevo Papa ha desatado una ola de sorpresas y alegría en Estados Unidos. Durante muchos años, se había pensado que este cargo sería aún más difícil de alcanzar para un estadounidense, dado el poder que Washington ejerce en el escenario global. Sin embargo, la llegada de Prevost ha cambiado esas expectativas.

Desde el presidente Donald Trump hasta el vicepresidente JD Vance (quien profesa la fe católica), hubo numerosas felicitaciones dirigidas a Prevost, quien cuenta 69 años y nació en Chicago, Illinois.

A medida que pasaba el tiempo y se empezaban a conocer más detalles acerca de Prevost, así como las declaraciones que había hecho en su cuenta de X, donde se criticaba la política de inmigración de Trump, el tono de algunas reacciones cambió. Esto fue especialmente notable entre los sectores más conservadores que apoyan al presidente.

Robert Prevost en su primer saludo a los creyentes.
Foto:
AFP

Uno de los críticos, Laura Loomer, describió a Prevost como “Pope marxista y despertado. Otra muñeca en el Vaticano”, en su cuenta de X. Por otro lado, Steve Bannon, exgerente del gabinete durante el primer mandato de Trump, afirmó: “Desafortunadamente, es una elección progresista y la peor para los católicos de Maga (hace que Estados Unidos sea bueno nuevamente). Es un papa anti-Trump y simplemente lo que Francisco deseaba para los internacionalistas que controlan la iglesia.”

Algunas de las críticas de Robert Prevost

A lo largo del primer mandato de Trump (de 2017 a 2021), Prevost cuestionó la política de separación de familias en la frontera y criticó el trato hacia los soñadores, aquellas personas indocumentadas que llegaron a Estados Unidos siendo niños. También hizo hincapié en la instrumentalización de la fe católica por figuras como el vicepresidente Vance, quien ha utilizado argumentos religiosos para justificar las restricciones migratorias. “Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás”, respondió Prevost a las afirmaciones del vicepresidente.

Prevost no se detuvo ahí; en una publicación anterior a su elección, criticó un encuentro entre Trump y el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, donde ambos hicieron bromas sobre las deportaciones. Además, su humilde origen, su crecimiento en uno de los barrios más desfavorecidos de Chicago, su herencia afroamericana (con abuelos de Haití y República Dominicana) y su nacionalidad peruana, que adquirió tras vivir más de 20 años en ese país, avivaron las sospechas entre los partidarios de Trump.

El Papa Leo XIV estaba en la década de 1980 en Chulucanas, Perú, cuando comenzó su asignación apostólica.
Foto:
X: @finsethmichael

Su cercanía con el Papa Francisco, quien lo elevó a cardenal y respaldó sus críticas constantes a Trump, también ha sido un foco de preocupación ante la jerarquía conservadora de la Iglesia Católica estadounidense.

Prevost, quien ha pasado solo un tercio de su vida en Estados Unidos, es visto más como un globalista que como estadounidense. De hecho, es considerado el más liberal entre los 17 cardenales del país. Se ha especulado en un artículo del periódico Tiempo que su elección podría ser una respuesta del Vaticano a la influencia de sectores que han vinculado a Trump con el papado, quien incluso bromeó con ser presidente y pontífice al mismo tiempo.

En esa misma publicación, se sugirió que Prevost no solo podría contrarrestar la influencia de Trump, sino también el avance del conservadurismo en la Iglesia Católica en Estados Unidos. “El Papa es estadounidense, sin duda; lo que no es el pontificado más alto es un mago”, afirmaban en la revista.

Un editorial del Washington Post coincidió con algunos de esos puntos, destacando la capacidad de Prevost para generar consenso y construir puentes entre diferentes sectores. “En muchos sentidos, él es visto como el nuevo León, considerado por el fallecido Francisco, quien lo promovió a una posición estratégica en la elección de nuevos obispos”, afirmaron. Lo que prevalece es su naturaleza pragmática y consensuada, que debería ayudar a superar tanto las divisiones geográficas como las doctrinales dentro de la Iglesia.

Algunos también subrayaron cómo el nuevo Papa, a pesar de sus posiciones más tradicionales en temas como el matrimonio homosexual y la identidad de género, también se compromete con causas como la justicia racial, el desarme, el cambio climático y la defensa de los migrantes, lo que le permite conectarse tanto con liberales como conservadores.

Cardenal estadounidense Raymond Burke.
Foto:
Efusión

A pesar de no ser el “guerrero socialista” que algunos critican ni el representante de un giro conservador que muchos, como Trump, esperaban, sigue siendo incierta la manera en que el nuevo líder navegará a través de esa dualidad.

“El hecho de que sea estadounidense plantea la posibilidad de que los problemas centrales importen para Estados Unidos”, argumentó Ramesh Ponnuru.

El analista Nate Silver lo formuló de esta manera: “La Iglesia Católica podría no querer que Estados Unidos tenga más influencia, pero probablemente desee más influencia en Estados Unidos, especialmente con un Papa que conoce béisbol y baloncesto y cuyas declaraciones serán analizadas minuciosamente por los medios estadounidenses.”

Sin duda, su impacto será significativo en Estados Unidos, posiblemente más que el de su predecesor, simplemente porque es nativo.

Leo XIV con su predecesor Francisco durante una ceremonia en la ciudad del Vaticano 2023.
Foto:
Piscina del Vaticano

Actualmente, más del 30 por ciento del gabinete de Trump es católico y seis de los nueve jueces de la Corte Suprema confesiona la religión. A pesar de que los católicos no constituyen la mayoría en el país (solo uno de cada cuatro adultos se identifican como católicos), sus 60 millones de votantes ejercen un considerable peso político.

En las elecciones de 2024, el 59 por ciento de ellos apoyaba a Trump, mientras que cuatro años antes, el 52 por ciento prefería a Joe Biden. En ambos casos, el apoyo católico fue crucial para sus triunfos, algo que ni Trump ni los posibles candidatos para las elecciones de 2028 pueden permitir olvidar.

Sergio Gómez Maseri – corresponsal – Washington

Leo XIV la noche antes de elegir en Cónclave.
Foto:

Reportero Al Día

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