El Presidente solicitó asistencia técnica para la construcción y gestión de nuevos centros penitenciarios inspirados en el modelo salvadoreño.

12 de noviembre de 2025 Este martes, el gobierno de El Salvador tendió una “mano amiga” a Bolivia para enfrentar la crisis penitenciaria que atraviesa el país andino. La propuesta surge tras una solicitud del recientemente elegido presidente boliviano, Rodrigo Paz Pereira, a su homólogo salvadoreño, Nayibo Bukele, como parte de los esfuerzos del nuevo gobierno para reformar un sistema penitenciario que ha excedido su capacidad.

“Estamos listos para acompañar al presidente Rodrigo Paz en esta nueva era, con una relación de amistad, cooperación y apoyo mutuo”, dijo el vicepresidente salvadoreño Félix Ulloa durante una entrevista con el diario Deber en La Paz, donde participó en el acto de toma de posesión del presidente boliviano.

Según Paz, la semana pasada mantuvo una conversación telefónica con Bukele, a quien le pidió asistencia directa en la construcción y gestión de cárceles. Le dije: ‘ayúdame con las cárceles, aquí vamos a necesitar mucho’, dijo el presidente.

La solicitud de ayuda es parte de una crisis estructural en el sistema penitenciario de Bolivia. Según cifras oficiales, el país tiene más de 32.000 presos, aunque su infraestructura tiene capacidad para menos de la mitad. En los primeros meses de 2025, al menos siete presos murieron en incidentes violentos, algunos de ellos con participación de policías.

El ofrecimiento de una “mano amiga”, como la definió Ulloa, se materializará en un programa de cooperación técnica e intercambio de experiencias en materia de seguridad y control penitenciario. Según la vicepresidenta, ambos gobiernos están evaluando la creación de una cámara de comercio conjunta, aunque los temas de seguridad ocupan un lugar destacado en la agenda bilateral. “La apertura de Bolivia a regiones como Centroamérica representa un antes y un después”, enfatizó Ulloa.

“Bolivia atraviesa un momento crítico y hay que buscar soluciones de corto plazo para evitar más muertes”, advirtió el exdirector del régimen penitenciario, Franz Laura. El funcionario señaló que “ superpoblaciónel falta de infraestructura y corrupción provocan violencia constante entre los presos”, y exigió una “revisión urgente” de los protocolos de seguridad en las cárceles andinas.

El gobierno de Bukele ha ganado notoriedad por su política de “mano dura” contra las pandillas, que incluye la construcción de megaprisiones y ha llevado a la implementación de un régimen de emergencia, que está en vigor a partir de 2022. La estrategia ha sido cuestionada por grupos de derechos humanos debido a denuncias de tortura y detenciones arbitrarias, y la población carcelaria en el país de Salva ha crecido en los últimos años, aunque la elasticidad del Dr. ha aumentado en los últimos años. número drásticamente reducido de asesinatos.

El interés de Bolivia en replicar algunos aspectos del modelo salvadoreño coincide con un giro político y diplomático impulsado por Paz, quien simultáneamente anunció la normalización de las relaciones con Estados Unidos y la posibilidad de continuar la cooperación con la DEA después de una ruptura de 16 años. “No tenemos que aislarnos ni estigmatizar la cooperación”, afirmó el nuevo Ministro de Paz del Gobierno de Paz, Marco Antonio Oviedo.

Washington, por su parte, expresó su disposición a “ayudar al nuevo gobierno democrático de Bolivia” en cuestiones económicas y de seguridad, afirmó el subsecretario de Estado, Christopher Landau, durante su estancia en La Paz para la toma de posesión presidencial. “El socialismo del siglo XXI está muerto en Bolivia y creo que eso es un buen augurio para el resto de la región”, dijo el estadounidense.

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