Desde las ollas comunitarias en el Paro Nacional, hasta la defensa territorial y los derechos humanos, en Calarcá hemos sembrado las semillas de la transformación social desde el nivel comunitario.

Origen: nacido en resistencia

La “lucha de semillas” germinó al calor del Paro Nacional de noviembre de 2019. Durante 35 días habitamos las calles, parques y espacios públicos de Calarcá, Quindío. Fueron días de ollas sociales, cacerolazos, marchas, conciertos al aire libre, vigilias y películas en el parque, todo como parte de nuestro grito colectivo de resistencia nacional.

“En enero de 2020 nos sentamos a hablar, ahora con menos gente, sobre lo que sigue”. Hemos decidido que la “reexistencia” continuará, pero ya no como parte de una huelga, sino movilizando al pueblo en temas claves para nuestro territorio. Así reconocemos nuestras banderas de lucha: social, ecológica, defensa territorial, salud (sistema mental y público), derechos sexuales y reproductivos y defensa de la comunidad Osig (orientaciones sexuales e identidades de género).

“Hay muchos problemas en un municipio tan pequeño. Y fue esta visión sistémica la que nos permitió abordar diversas cuestiones desde una perspectiva social, pedagógica y política”. El desafío que reconocemos es el “multitasking”: “Ser muchas cosas no nos permite avanzar en algunas tareas propuestas, pero reconocemos que no tenemos por qué ser una sola cosa”.

Tejiendo alianzas para la transformación

Este noviembre celebramos seis años de trabajo. Durante este tiempo hemos formado alianzas con diversas iniciativas locales, grupos y personas que, como nosotros, buscan la transformación social. “Sabemos que podemos sostenernos y permanecer sólo desde el tejido social”, afirmamos, conscientes de nuestras acciones en un país donde los líderes sociales son asesinados y donde existe un estigma contra quienes defienden la vida y piensan diferente.

La comunidad como principio existencial

Así como se dice que lo “personal es político”, en la Siembra de Lucha reconocemos que lo “personal es comunitario”. Nos guiamos por el principio de Ubuntu: “Yo soy porque nosotros somos”. “Este grupo es gracias a la comunidad social”, enfatizamos, “nacimos y nos sustentamos en personas y luchas colectivas”.

Destacamos la pedagogía popular como camino emancipador. Muestra de ello son las tres versiones de nuestro “Pre-U Popular”, un espacio gratuito para jóvenes de escuelas públicas con enfoque humanista, que prepara en las áreas base las pruebas Saber 11 y ofrece apoyo psicosocial.

También construimos pedagogía a través de ollas sociales, donde, junto a un plato de comida, realizamos círculos de palabras y eventos culturales. Fue en ese contexto que nació nuestro primer ‘Emparejamiento por la Juventud’, con debates sobre participación política en elecciones de consejos juveniles, presentaciones de artistas locales y, por supuesto, compartir una olla de lentejas, arroz, huevos, plátano y canela, todo desde la autogestión.

Además, formamos parte de Generación V+ Quindío, la respuesta juvenil al legado de la Comisión de la Verdad, para discutir Paz y cómo contribuir a la Paz desde la vida cotidiana.

Defensa territorial y medio ambiente: un pilar fuerte

A nivel local somos líderes en la defensa del territorio. Hemos liderado las movilizaciones sociales más significativas de los últimos años, incluyendo vigilancia ciudadana y acciones de facto (plantones, movilizaciones y vigilias) para defender nuestro hospital La Misericordia, que fue cerrado y tuvo que ser intervenido por Supersalud.

Somos parte de la alianza de protección ambiental en el departamento y el estado, combinando la condena pública y judicial con la pedagogía. “Nuestro trabajo no es sólo de denuncia”, aclaramos, sino también de “viajes ecológicos para reconocer el territorio, sus aguas y su biodiversidad”. Plantamos cientos de árboles indígenas y durante dos años acompañamos a la Asociación de Mercados Campesinos de Calarcá, apoyando en la logística, realizando 14 mingas comunales en fincas de mujeres y ayudando en los trabajos de campo, siempre acompañados de café, comida compartida y tertulias.

Género y derechos sexuales: compromiso con la vida

Nos reconocemos como un colectivo con los principios del ecofeminismo. Como grupo mixto con diversidad de edades, definimos la defensa de la vida y los derechos humanos, especialmente de la población Osig, jóvenes y niños.

Visitamos nuestro municipio con la charla ‘Sano, seguro y agradable’, impartida por una psicóloga de nuestro grupo, en la que hablamos sobre sexualidad, placer y pornografía. También trabajamos en alianza con colectivos como La Mesa por la Vida y Bugambilias, que acompañan a las mujeres en el acceso al aborto.

Realizamos talleres y monitoreamos áreas de denuncia de violencia de género (VBG), feminicidio y transfeminicidio. En 2024 presentamos nuestro proyecto ‘Transformando Semillas’ al Fondo Lunaria, capacitando a 16 mujeres en RN, vías de atención y apoyo psicoemocional, culminando con el impacto de denuncias presentadas ante autoridades locales y comunidad en general.

Somos parte de la Red Feminista y Red de Diversidad del Eje Cafetero, la Ruta de las Mujeres del Pacífico y la Mesa de las Mujeres del Departamento del Quindío.

Una mirada al futuro

A seis años de nuestra siembra, en Sembrando Lucha seguimos creciendo, conscientes de que la transformación social es un largo camino que se recorre con pasos de comunidad. Nuestra historia es testimonio de que la lucha se siembra, se cultiva colectivamente y que con el tiempo trae frutos de dignidad y resistencia para todo el territorio.

Compartir: