
No se puede entender Barranquilla sin sus barrios. Desde sus orígenes como puerto fluvial hasta la actualidad en la que se ha transformado el epicentro del caribe colombianola ciudad se ha dividido en áreas que cuentan diferentes historias. Pero detrás de estas historias, el paso del tiempo ha traído una pregunta incómoda: ¿Es “popular” un eufemismo de “vulnerable”? ¿Por qué a algunos barrios se les llama “tradicionales” y a otros “populares”? como si la palabra sugiriera una condición social?
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En el imaginario colectivo Ciudad Baja Y prado llamar tradiciónArquitectura y memoria urbana. Mientras tanto, nombres como ReboloSimón Bolívar o Cevillar están asociados con el término “popular”, que a menudo se interpreta como sinonimo de pobreza. ¿Es eso justo? ¿Es esto real? ¿O estamos ante una construcción cultural que necesita ser revisada?
Tradición, élite, estigma y memoria urbana
No hay duda de que Barrio Abajo ha sido durante mucho tiempo más que un simple barrio: Hoy es un símbolo cultural de la Curramba.. Las calles estrechas y las casas republicanas presenciaron un auge comercial a principios del siglo XX. Hoy, transformado en epicentro del carnaval, sirve como conservador de la esencia musicalDanza y tradición oral de la gran fiesta. Sin embargo, su carácter histórico no libera de tensiones a este colorido sector.
Las coloridas calles del Barrio Abajo. Foto:KRONOS
En breve, Barrio Abajo ya no es un sector poblado (un lugar con mucha gente) y esto preocupa a muchos expertos en urbanismo que temen que gentrificación tomar las paredes de colores y enviar a los pocos nativos que quedaron allí a otro lugar. Muchas leyes distritales que funcionan exaltación histórica en este ámbito contribuyen al aumento de los precios del sector, lo que afecta a los actores vivos de la historia que intentan contar. A primera vista resulta contraproducente.
Prado, por su parte, estuvo presente Liderazgo de la elite de Barranquilla. Diseñado en la década de 1920 por el empresario Karl Parrish, se convirtió en la primera inversión urbana planificada del país, inspirada en modelos europeos y americanos. Calles anchas con geometría precisa Contrastaron con la espontaneidad de otros distritos fundadores.. Las residencias rodeadas de jardines decorados con detalles arquitectónicos republicanos y neoclásicos eran símbolos de poder económico y modernidad. Allí se construyeron clubes sociales, hoteles de lujo y mansiones de distinción. La transformación de Barranquilla en una ciudad cosmopolita.
Zona del Prado. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Con el tiempo, El Prado dejó de ser exclusivamente residencial. Muchas de sus residencias se han convertido en instituciones, embajadas y hoteles boutique, pero la zona ha conservado su aura única. Un paseo por sus calles es un viaje la memoria de Barranquilla, que soñaba con ser la “Puerta Dorada” del progreso. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿la antigüedad define la tradición o define el valor simbólico que se le asigna? ¿¿Puede un distrito seguir siendo tradicional cuando cambia su función social? ¿Pero su estética e historia permanecen intactas?
Cultura popular y resistencia
Rebolo es uno de los barrios más antiguos y característicos de Barranquilla. las raíces se remontan al siglo XIX. Su nombre proviene de las “reboleras”, las ciruelas silvestres que allí crecían. patio de casas antiguascuando el distrito formaba parte del distrito histórico del Barrio Arriba del Río, junto a San Roque. En sus calles polvorientas nació el fútbol colombiano: el glorioso e icónico Junior de Barranquilla Comenzó en la casa de una señora llamada Micaela, y el Estadio Moderno, también ubicado cerca, fue su primer templo deportivo.
Zona de Rebolo. Foto:Vanexa Romero/EL TIEMPO
También fue cuna de bailes tradicionales de carnaval como el Toro ribereñoy figuras icónicas como Nelson Pinedo, la voz inmortal Sonora Matancera. Sin embargo, una historia gloriosa convive con una realidad difícil: desde mediados de los años 1990 Rebolo ha sido catalogado como “zona roja” debido a su alto índice de violencia. Se reportaron más de 200 homicidios entre 2008 y 2015, y la zona continúa luchando contra el estigma que ha llevado el tema a los titulares sobre inseguridad, invisibilizando su riqueza cultural.
A pesar de, La vida social continúa. Las coloridas fachadas, hoy patrimonio cultural, y las fiestas que se celebran en las esquinas son testimonio de una identidad que no desaparece. “Rebolo es cultura y el fútbol es la cuna“dicen sus habitantes, que ven esta zona como un espacio de resistencia y creatividad. El nuevo Malecón de Rebolo, planteado como un museo al aire libre, busca precisamente guardar la memoria y rendir homenaje a los héroes que dieron vida al sureste de Barranquilla.
A su vez, Simón Bolívar nació en 1958 como La respuesta del Estado a la crisis social llamada “zona negra”. con Rebolo. En la zona donde operaba el Aeropuerto de Lansa, el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla impulsó un proyecto de reconstrucción socioeconómica destinado a reubicar a familias vulnerables. Las primeras casas fueron prefabricadas e importadas de Finlandia, llamadas “casas de avispas”, y venían con estufas y refrigeradores, en un intento de modernizar la arquitectura popular.
Junior de Barranquilla, entre otros, nació en el sureste. Foto:Vanexa Romero/EL TIEMPO
El área se ha ampliado con un trazado ordenado y un bulevar que antiguamente era una pista de aterrizaje, ahora transformado en un espacio lúdico y cultural, con monumentos y esculturas aéreas que evocan su memoria histórica. Simón Bolívar es un símbolo de transformación: de aeropuerto a barrio obrero y ahora a escenario de integración urbana, aunque sigue enfrentando desafíos de seguridad y pobreza.
Estos sectores son el corazón popular de Barranquilla: donde nacieron los ritmos, el equipo de fútbol más grande del caribe y expresiones festivas que hoy son un legado. Sin embargo, la etiqueta de “populares” los ha marcado con estigmas que invisibilizan su riqueza cultural. Entonces, ¿Por qué la palabra “popular” sólo se asocia con vulnerabilidad?¿Cuándo significa también creatividad, resistencia y comunidad?
Debate sobre las palabras que dividen la ciudad
Para Diógenes RoseroPublicista y analista urbano, la primera explicación es contundente: lo popular no significa necesariamente lo vulnerable. “Hay barrios populares que no son vulnerables“, afirma y pone ejemplos como Cevillar o incluso Barrio Abajo, sectores que, aunque considerados populares por su carácter cultural y capacidad de atracción de gente, No enfrentan las condiciones extremas que definen la vulnerabilidad.
Según Rosero, hay barrios populares que no están en riesgo. Foto:Vanexa Romero – EL TIEMPO
“Cuando hablamos de vulnerabilidad, hablamos de ello un conjunto de situaciones que amenazan gravemente los derechos humanos: por el conflicto, por la violencia, pero también por la falta de bienes básicos”, explica. Por otro lado La popularidad está más relacionada con la dinámica social y cultural.: distritos que se convierten en lugares de encuentro donde se reúnen personas de diferentes industrias, incluso aquellas ajenas a su entorno más inmediato.
Muchos de estos barrios, inicialmente vulnerables, se han consolidado con el tiempo gracias a la aparición de servicios públicos y procesos de modernización. “Esto no significa que los barrios que alguna vez fueron vulnerables no hayan cambiado.. Se les trajeron bienes públicos y poco a poco se modernizaron – resume.
San Roque y símbolo de la arquitectura moderna de Barranquilla de hace cien años. Foto:Vanexa Romero/EL TIEMPO
Además, Rosero plantea la cuestión de la distinción entre barrios tradicionales y populares, lo que para él es cierto relacionado con el aspecto fundamental e histórico. “En la ciudad de Barranquilla hubo un grupo de barrios que fueron pioneros y que se podrían llamar tradicionales: Rebolo, Barrio Arriba, Barrio Abajo, San Roque y El Prado. Estos son barrios que forman parte de la vida pionera de la ciudad“Allí, en esta trama urbana de la ciudad”, explica. Sin embargo, advierte que la clasificación no es rígida: “Podemos encontrar barrios tradicionales que también son populares.como Barrio Abajo, pero hay otros que no son populares y son tradicionales, como El Prado.
para el lo popular significa una dosis de la vida cotidianaclase trabajadora, culturalmente rica, pero no necesariamente pobreza. “Los barrios populares pueden ser barrios de clase media”, concluye.
Elementos, contradicciones y la importancia de las palabras.
La diferencia no es tan simple como parece. El barrio tradicional no sólo es antiguo: También se asocia con monumentos históricos, arquitectura histórica y símbolos culturales. Barrio Abajo y El Prado cumplen estos criterios. Por otro lado, lo “popular” se asocia con alta densidad, autoconstrucción, comercio informal y dinámica comunitaria. ¿Pero puede un barrio ser popular y tradicional al mismo tiempo? Rebolo es un ejemplo perfecto de esto.: Tiene una historia de más de cien años, pero su situación socioeconómica la sitúa principalmente en la categoría “popular”.
Decir que un barrio es “popular” no debería equivaler a pobreza. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Aquí hay una contradicción: ¿clasificamos los distritos según su historia, su estética o su estrato? El lenguaje no es inocente.. Como advierte Diógenes Rosero, la palabra “popular” se ha cargado de significados que trascienden la cultura: “Popular no necesariamente significa sensible– enfatiza. Sin embargo, en el imaginario colectivo lo popular suele asociarse a la pobreza, mientras que lo “tradicional” evoca prestigio y memoria. Esta jerarquía semántica crea fronteras simbólicas que dividen la ciudad y refuerzan el estigma y la desigualdad.
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Las palabras tienen poder, como dice el viejo refrán. Decir que un vecindario es “popular” no debería equivaler a pobreza, del mismo modo que llamar “tradicional” a otro vecindario no debería equivaler a exclusividad. BarranquillaEn definitiva, es así ciudad de contrastesdonde la memoria y la cultura se entrelazan con la desigualdad. Entonces el desafío es repensar estas categorías y reconocerlas. La identidad urbana no se mide por capas, sino por todas nuestras historias compartidas.
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