La reciente declaración del presidente Gustavo Petro respecto a la creación de parte del muro chino, en las cercanías de Beijing, ha suscitado serias inquietudes sobre los valores económicos y la influencia política en la agenda nacional de Colombia. “Vamos a firmar la ruta de la seda”, afirmó el presidente, dejando a muchos sorprendidos durante su discurso de hace cinco días.
En su anterior visita a China, el presidente Petro también mencionó que planeaba “hablar con usted, con usted” al presidente Xi Jinping sobre el equilibrio comercial entre ambos países, y que su intención era firmar “planes para planes”. Además, dejó claro que el próximo gobierno sería el encargado de decidir si Colombia se unirá o no a dicho foro.
Desde la parte china, la reunión pública entre ambos líderes todavía no ha sido confirmada. El presidente Xi abrirá el cuarto Foro Celac chino el 13 de mayo, donde también estará presente el presidente Petro, junto a varios mandatarios de América Latina, entre ellos Lula da Silva de Brasil y Gabriel Boric de Chile, así como otros ministros del exterior y representantes de organizaciones multilaterales.
El gobierno no ha emitido un memorando oficial sobre el entendimiento
Es evidente que el gobierno de Gustavo Petro aún no ha revelado las especificaciones del entendimiento que propone, ya sea en términos de adhesión o cooperación, tal como mencionó el Ministro de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, aunque posteriormente este comentario fue desautorizado por el propio presidente. Esta situación genera incertidumbre en la relación entre Colombia y China.
La iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), también conocida como la Ruta de la Seda del siglo XXI, fue instaurada en 2013 por el presidente Xi Jinping, con el objetivo de establecer una plataforma colaborativa para facilitar nuevas conexiones entre continentes, inspirándose en la antigua ruta de la seda y promoviendo aperturas internacionales, especialmente en el sur global.
Desde 2018, América Latina ha comenzado a integrarse en esta iniciativa, con 22 países participando hasta la fecha, aunque Panamá anunció su retiro a comienzos de este año. Brasil, que tiene a China como su principal socio comercial desde 2009, aún no ha tomado la decisión de unirse, al igual que México y Paraguay, este último debido a su relación diplomática con Taiwán.
Un punto crucial es que el gobierno chino ha dejado claro que la única forma de adhesión a la BRI es mediante un memorando de entendimiento.
Sandra Borda, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de los Andes, explica que “el memorando de entendimiento no es un compromiso vinculante en el derecho internacional, es muy similar a un plan o una expectativa”.
Esto contrasta con acuerdos de libre comercio y otras colaboraciones más formales. Además, Borda señala que el contenido del memorando sigue siendo desconocido, dado que el gobierno no lo ha hecho público, contrariamente a situaciones anteriores, como las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, las cuales se llevaron a cabo de forma más transparente.
¿Sería un acuerdo vinculante?
Expertos consultados indican que dado que no se trata de un acuerdo de libre comercio o un pacto vinculante, la firma del memorando no requeriría aprobación del Parlamento o del Tribunal Constitucional.
Sin embargo, este es un aspecto que llama la atención. “El documento que se firmará no solo es resultado de una decisión del presidente, sino que ha sido el producto de largos debates dentro del gobierno entre diferentes partidos,” comenta David Castrillón Kerrigan, profesor e investigador en la Universidad de la Sabana.
“En este sentido,” agrega, “después de la firma de la iniciativa, la responsabilidad recaerá sobre el Ministro para llevar a cabo la aprobación, lo cual significa que los ministerios coordinarían el diálogo con sus contrapartes en el lado chino.”
Esto concuerda con la opinión de Camilo DeFelipe, profesor de investigación en la Universidad Pontificia Javeriana: “No hay un procedimiento claramente definido”.
¿Qué es un memorando de entendimiento en relación a la Franja y la Ruta de China?
Se investigó el memorando de entendimiento relacionado con otros países de América Latina que optaron por integrarse en esta iniciativa durante los últimos siete años. Lo fundamental aquí es la estructura de cada documento. Cada acuerdo suele comenzar con un panorama general de las intenciones de ambas partes y concluye con la afirmación de la voluntad de profundizar la cooperación bilateral o establecer colaboraciones estratégicas (aspectos en los que Colombia y China alcanzaron acuerdos durante la última visita pública del presidente Gustavo Petro), así como el apoyo a la Franja.
El contenido del memorando resalta conceptos como “consulta extensa, contribución conjunta y beneficios comunes”, subrayando la necesidad de respetar los intereses de ambos lados.
En cada uno de estos memorandos, se busca el trabajo colaborativo, promoviendo el desarrollo económico mutuo mediante mayor conexión e intercambio, así como el comercio y los servicios bilaterales. Se hace especial hincapié en aumentar las inversiones recíprocas y la cooperación técnica e industrial.
Las tres áreas clave de cooperación en el memorando firmado son: coordinación en la formulación de políticas (intercambio de experiencias y clasificación del desarrollo de políticas), conexión de infraestructura (impacto de proyectos de transporte compartidos), adaptación de negocios e inversiones, integración financiera (apoyo al uso de monedas locales y a la inversión), y el desarrollo de vínculos entre las naciones a través de intercambios culturales, turísticos y de salud.
En términos de métodos de colaboración, todos los documentos subrayan que se fundamentan en “reglas de mercado” y la participación conjunta de capital público y privado.
Un aspecto relevante es que “las partes pueden firmar contratos o documentos adicionales dirigidos a áreas específicas o proyectos de cooperación en el momento que sea necesario”.
El periodo inicial de validez de estos documentos es de tres años, con la claridad de que el acuerdo puede renovarse automáticamente a menos que una de las partes notifique por escrito su intención de retirarse, como hizo Panamá a principios de este año.
Cabe resaltar que en dichos documentos no se contempla ninguna reducción de aranceles o aprobación de inversiones, como podría ocurrir en un Tratado de Libre Comercio.
Influencia política de la adhesión de Colombia a la Ruta de Seda
Finalmente, el memorando de entendimiento sobre la adhesión de Colombia a la Franja y la Ruta tiene implicaciones políticas y económicas significativas.
En términos de influencia inmediata, Camilo DeFelipe resalta que “los partidos políticos y otros órganos de supervisión del gobierno podrían objetar la iniciativa, o exigir su aprobación o acuerdos adicionales. Todo esto dependerá de cómo la legislatura y las partes entiendan el acuerdo”, señala.
Los expertos consultados coinciden en que esto se torna un aspecto político. “Es una declaración política en estos días, una manera de anunciar que Colombia, de alguna forma, se integrará al grupo de naciones que está alineado con el liderazgo internacional de China, fortaleciendo aún más la posición que ha adoptado Petro”, afirma.
Asimismo, añade que si este proceso se hubiese llevado a cabo en períodos anteriores, como durante la administración de Santos, cuando se negociaba un acuerdo de libre comercio, la situación habría tenido un impacto mucho más potente que un mero memorando de entendimiento, especialmente dado el contexto actual de creciente tensión entre Estados Unidos y China.
Por su parte, David Castrillón Kerrigan considera que la incorporación de Colombia a esta iniciativa puede observarse desde dos ángulos: el simbólico y el material. Desde el punto de vista simbólico, la decisión representa un avance en la política colombiana hacia la diversificación de sus relaciones internacionales.
Estados Unidos observa atentamente
El presidente Gustavo Petro es consciente de que la Casa Blanca está observando de cerca las interacciones de América Latina con China, sobre todo en el caso de Colombia, que ha sido el principal socio comercial de Estados Unidos. No es sorprendente que desde Washington hayan expresado preocupación sobre la expansión asiática en la última década y sus implicaciones para la infraestructura y la deuda en el sur global.
En este sentido, han surgido advertencias sobre la firma del memorando para la adhesión de Colombia a la BRI.
María Claudia Lacoutury, presidenta de la Cámara de Comercio colombiana, explica que “Colombia es un país soberano con la capacidad de tomar decisiones que considere adecuadas para sus ciudadanos, y en ese sentido, Estados Unidos ha históricamente respetado las políticas internas de Colombia, incluso en momentos de sensibilidad política”.
Además, añade que: “Más allá de su simbolismo, esta decisión tiene repercusiones económicas concretas, tales como el déficit de cuenta corriente con China que excede los $13,500 millones, obstáculos para acceder al mercado chino y condiciones políticas poco transparentes.
Sandra Borda coincide en que la crítica principal es la percepción de que esta decisión puede interpretarse como un acto desafiante hacia Estados Unidos, lo que sin duda ha preocupado a la Casa Blanca.
El profesor Camilo DeFelipe también reflexiona sobre el hecho de que la cooperación entre la Franja y la Ruta de China y Colombia dependerá de los contratos establecidos por las empresas. “Sería crucial trabajar en atraer inversión, desarrollar políticas productivas hacia China y diseñar una política nacional adecuada”, señala. Sin embargo, aclara que no existe una política clara de oposición hacia China, dado que esta iniciativa implica incrementar las negociaciones con un país que representa desafíos significativos para Estados Unidos.
David Alejandro López Bermúdez