Cinco días después de la explosión que causó terror entre moradores, peatones y conductores en aquella calle del barrio Meléndez, Juan Pablo Llanos miraba con tristeza la zona donde también está la estación de Policía, junto a la cual fue detonada una moto bomba.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Es un sector de una comunidad trabajadora del sur de Cali, de estrato 3, con tiendas, ventas de comidas, supermercados, arreglos de equipos tecnológicos, cinco colegios, viviendas y la fuerza pública con la estación y a una docena de cuadras de allí, con la Tercera Brigada y el Batallón Pichincha.
Henry Obando era ‘Barbas’, otra víctima de guerra de los disidentes en el Valle. Foto:Archivo particular
Pero en esa cuadra de la estación de Policía de Meléndez suelen permanecer motos parqueadas en andenes, las que cuidaba Henry Obando o ‘Barbas’, como desde hace más una década le decían con cariño los habitantes del barrio en la comuna 18, uno de los tres puntos de la escalada de atentados simultáneos en la ciudad.
También se vivieron al tiempo en otros municipios del Valle, como Jamundí y Palmira, y del Cauca, entre las 8 y las 8:30 de la mañana de aquel fatídico 10 de junio.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
El saldo fue de ocho muertos, entre ellos, dos patrulleros de Policía, y más de 70 heridos en 24 ataques terroristas en cuestión de minutos de ese martes en ambos departamentos. Los atentados solo de ese día en el Cauca ocurrieron en Corinto, Caloto, Toribío, Patía, Santander de Quilichao, El Bordo, Villa Rica, Morales, Timbiquí y Buenos Aires.
‘Barbas’ le había aceptado buñuelos y café a su vecino, antes de ponerse a recoger cartones de la vía para cubrir las motos del sol y porque también se ayudaba con el reciclaje para sostenerse a sí mismo y a su inseparable perrito negro que por el estallido salió corriendo.
“Yo le había ofrecido el desayuno a ‘Barbas’ y luego él se devolvió a la calle. En ese momento ocurrió la explosión. Me cayeron esquirlas en un brazo y un pie”, contó el señor Llanos.
Juan Carlos Rodríguez o ‘Tribilín’, también estaba cerca de ‘Barbas’, pues cuida motocicletas, pero minutos previos a la explosión se fue a comprar un café a la señora de los tintos. “Estoy vivo de milagro. También pude ser yo”, comentó.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
‘Barbas’ murió al instante. Fue uno de los cinco muertos en el Valle, todos civiles como una mujer en el barrio Manuela Beltrán, en el oriente del distrito de Aguablanca, en Cali, zona vulnerable, donde una segunda moto bomba explotó frente a un pequeño supermercado.
Eran ciudadanos ajenos a una guerra declarada por los disidentes de las Farc bajo el mando de ‘Iván Mordisco’ contra la fuerza pública, con órdenes de efectuar tres explosiones con moto bomba en Cali, la modalidad que viene siendo utilizada, especialmente, por los frentes ‘Jaime Martínez’, ‘Carlos Patiño’ y ‘Dagoberto Ramos’.
Pero en el Valle del Cauca, en Jamundí, concentrados en la zona alta del área rural, así como en Dagua, Buenaventura y en el oriente de Cali están los disidentes de ‘Jaime Martínez’. Ellos fueron los responsables de los tres ataques en la capital del Valle, así como en Jamundí y Palmira. En Cali, según fuentes de inteligencia de la Policía y del Ejército, el frente ‘Jaime Martínez’ se ha ido afianzando en el oriente de esta capital donde sucedieron dos de los tres atentados en la ciudad.
En Meléndez pusieron la moto bomba, porque es uno de los barrios más próximos a la salida de Cali en dirección a Jamundí. Ya el año pasado, el 4 de abril de ese entonces, estos insurgentes de ‘Jaime Martínez’ habían cometido otro atentado en Meléndez contra la Tercera Brigada con un camión bomba. También hubo ataques en zona rural de Jamundí y en el Cauca. Los del Valle fueron simultáneos y los del Cauca sucedieron con diferencias de horas, repitiéndose días después con hostigamientos.
En esta ocasión, como lo dijo una fuente del Ejército, los disidentes fueron más calculadores para detonar las moto bombas en Cali y el carro bomba en Potrerito, en momentos casi exactos.
Recientemente, se conoció que la disidencia ‘Jaime Martínez’, encabezada por alias Marlon se atribuyó los atentados del 10 de junio. “Se ejecutaron seis ataques con rampas dirigidas, dos ataques con francotirador, seis ataques con explosivos lanzados desde drones, cuatro hostigamientos con motocicletas acondicionadas con explosivos, tres acciones con campos minados, tres ataques con granada de mano IM26, tres acciones simulando explosivos en vías principales, también se realizaron 12 hostigamientos a bases militares y puestos de Policía”. En un panfleto dice que se cometieron 40 acciones.
El frente ‘Jaime Martínez’ estuvo bajo el mando de alias Mayimbú, conocido por su deseo de controlar el territorio con carro bombas en zona rural de Jamundí y atentados contra la Policía hasta su muerte en junio de 2022.
Era Léider Yohani Noscué Bototo que ordenaba acciones ilegales en Valle, Cauca y Nariño, los mismos departamentos que en tres días han vivido ataques y hostigamientos a uniformados de la misma Policía, así como a militares y hasta batallones fluviales de la Armada en el litoral del Pacífico.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
‘Mayimbú’ murió en Suárez, en el norte del Cauca, en un operativo del Ejército que fue planeado durante meses en el gobierno de Iván Duque con miembros de inteligencia de la Fuerza Pública.
Tres años después, de acuerdo con fuentes de la Policía y de la Tercera División del Ejército, los disidentes del frente ‘Jaime Martínez’ planearon estos últimos atentados tan meticulosamente no solo por el aniversario de la muerte de ‘Mayimbú’, sino para buscar desestabilizar las instituciones del Estado y a sus Fuerzas Militares y de Policía, sin importar si hay ciudadanos de por medio, como ‘Barbas’, recordando a otro cuidador de motos víctima de una moto bomba en Jamundí, el 12 de junio de 2024: el venezolano Rafael González, de 57 años, pero era como ‘Barbas. Ambos murieron cuidando motos.
La onda explosiva los derribó de frente. ‘Barbas’ perdió la batalla con la muerte ese 10 de junio y don Rafael agonizó durante 13 de días, luego del atentado.
Estos ataques de las disidencias de la ‘Jaime Martínez’ han sido en las ciudades con mayor influencia, Jamundí con el carro bomba en el corregimiento de Potrerito y en el oriente de Cali, pues allí han venido ganando presencia, buscando a bandas delincuenciales para sus propósitos.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
¿Quién responde a heridos y a comerciantes afectados?
Hoy, familiares y allegados de las víctimas fatales se siguen preguntando por qué y quién responde por ellas en una guerra despiadada y sin cuartel. Este mismo interrogante se lo formulan los heridos, como Idelfonso López, que estaba en Meléndez, a unos metros de ‘Barbas’.
López contó que fue llevado a la clínica privada Fundación Valle del Lili, en el mismo sur de Cali. Dijo que tuvo rotura de tímpano con sangrado interno en el oído. A su vez, comerciantes también quedaron bajo zozobra por los daños y sin saber a quién reclamarle.
Población civil y fuerza pública, blancos de guerra de disidentes de las Farc. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Propietarios de locales en Meléndez, así como de Los Mangos y Manuela Beltrán, entre ellos, Hilda Carvajal, muestran daños en ventas de mercados y frutas. Están en la incertidumbre sobre quién cubre las pérdidas económicas. Estos mismos comerciantes estuvieron bajo ley seca durante el 10 y el 11 de junio, cerrando a las 9 de la noche. Y hoy, cuando ya estas medidas fueron levantadas por la alcaldía de Cali, hay dueños de establecimientos que siguen cerrando temprano.
Hubo más ataques con disparos
Al día siguiente de ese 10 de junio, los atentados continuaron. Por segunda vez fue atacada la estación de Policía del municipio caucano de Santander de Quilichao. La seguidilla de ataques siguió en la madrugada del 12 de junio con ráfagas de fusil contra el Batallón Fluvial de Infantería No. 42 de la Armada en Guapi, municipio costero del Cauca.
Horas después, explotó un artefacto en la avenida Simón Bolívar de Buenaventura, Valle, dejando a una persona herida. La tragedia hubiera podido ser mayor, si se tiene en cuenta que es un corredor con alto flujo peatonal y vehicular.
En la noche de ese 12 de junio, a las 9:30, fueron atacados la estación de Policía del municipio de Inzá, en el oriente del Cauca, y la base militar del Batallón de Infantería No. 7 por disidentes del frente ‘Dagoberto Ramos’. Dos policías quedaron heridos, uno de los cuales, está grave por recibir un disparo en el pecho.
En la noche del 13 de junio, los disidentes del frente ‘Dagoberto Ramos’ volvieron a arremeter contra la Policía de Santander de Quilichao con ataque con drones. Dos mujeres civiles y un patrullero quedaron heridos. Según el comandante de la Tercera División, general Federico Mejía, el ataque hubiera sido mayor, si no intervienen las tropas del Ejército.
Nariño también ha sido blanco. En menos de 48 horas, las autoridades desactivaron dos explosivos en el centro de Pasto. Uno de ellos era una moto bomba cerca de un CAI de Policía, un colegio, un centro comercial y una sede alterna de la Alcaldía local.
“El ataque iba dirigido como han sido dirigidos todos los ataques terroristas contra la comunidad en general, en este sector transita la comunidad, la afectación en caso de que se hubiera realizado una catástrofe la afectación es hacia la comunidad”, dijo el comandante de la Policía Metropolitana de Pasto, coronel Hernando Calderón.
Este temor no ha cesado, pese a la visita del presidente Gustavo Petro a Cali, el miércoles, anunciada una semana antes para ser parte de un consejo de seguridad reclamado por alcaldes del Valle y en medio de fuertes controles de seguridad.
“Le expresé al presidente Gustavo Petro que esto no es una lucha ideológica, sino una causa por la vida y la protecciones de los ciudadanos”, dijo el alcalde de Cali, Alejandro Eder, quien en estos días ha pedido calma, pues han habido amenazas y temores a más explosivos después de la ola de atentados del 10 de junio.
Es así que dos días después se temía por una carga sospechosa en el centro caleño y el 13 de junio, un carro fue abandonado, por lo que las autoridades se movilizaron para proteger a la población de un carro bomba. No obstante, ambos casos fueron falsa alarma, pero reflejan el estado de zozobra de la ciudadanía.
Eder, quien lideró la campaña ‘5 minutos por Cali, necesita ser escuchada’, pide al Gobierno Nacional mayor atención a la ciudad, esperando a los 760 uniformados anunciados para noviembre por el director de la Policía Nacional, general Carlos Triana, luego de la llegada de 100 policías.
Es tal este temor en Cali que desde el Concejo hay voces para agilizar ese traslado de los 760 miembros de la fuerza pública inclusive que ya opere el bloque de búsqueda contra criminales y más de 75 bandas en esta ciudad y contra las que están en el resto del Valle.
Disidentes financiados por carteles mexicanos
Estos grupos armados, entre disidentes y bandas, están permeados por el narcotráfico. La Defensoría del Pueblo insistió en sus llamados que vienen desde el año pasado sobre la presencia en el Valle y en Cauca de los carteles mexicanos de ‘Jalisco Nueva Generación’, ‘Sinaloa’ y ‘los Zetas’ que financian a los disidentes. También están los narcos del norte del Valle, aliados con el frente ‘Jaime Martínez’.
En Buenaventura también se han presentado falsas alarmas como un maletín que obligó a la evacuación del Palacio Nacional donde funcionan algunos juzgados, el pasado 11 de junio.
Los carteles mexicanos también vienen financiando a las bandas criminales ‘los Shottas’ y ‘los Espartanos’, en zona urbana de Buenaventura, ciudad puerto en el occidente del Valle del Cauca. Son los de ‘Sinaloa’ y ‘Jalisco Nueva Generación’.
La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, sostuvo que una estrategia integral debe ser contundente con fuerza pública e inversión social para contener la oleada terrorista que ha afectado al Valle del Cauca, Cauca y Nariño.
Señaló que al presidente Petro le recalcó la importancia de más seguridad en corredores estratégicos con controles para evitar el paso de explosivos utilizados en actos terroristas, un plan integral con sustitución de cultivos en la región y el bloque de búsqueda para las estructuras criminales anunciado por el director de la Policía Nacional.
“Nosotros no nos podemos doblegar ante los delincuentes y eso fue lo que le hicimos saber al presidente, al ministro de Defensa y a la cúpula militar, que necesitábamos unas acciones extraordinarias aquí, en esta zona, en la zona rural de Jamundí. Más fuerza pública, más inteligencia, poder lograr una operación conjunta con Cauca, Suárez, Timba y Jamundí para poder lograr nosotros que realmente le demos tranquilidad a esa comunidad”, dijo la gobernadora, quien insistió en la recuperación del control territorial con inversión social para combatir las economías ilegales.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali
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